Pirámide
Nada tan absurdo como pedir explicaciones tras el escándalo que ha dejado al descubierto la tragedia de Mari Luz. Porque lo que falta aquí no son explicaciones sino dimisiones, vamos a ver. No hace falta explicar nada, que se entiende lo ocurrido perfectamente. El caos, la desorganización, la descoordinación, la falta de medios es el mar de fondo de todo; ya lo ha dicho el decano de los jueces de Sevilla: «Lo que ha pasado con el asesino de Mari luz puede volver a ocurrir en cualquier momento». Apunten bien: No es un solo asesino el que no está bajo control, es la Justicia entera la que está inmersa en un barullo indecente.
Empezando por el Consejo General del Poder Judicial. ¿Cómo va a servir de ejemplo de nada si el primero que incumple la Constitución en España es el Consejo del Poder Judicial? ¿Cómo iba a estar pendiente de nada el máximo órgano de control y supervisión de la Justicia en España si está paralizado desde hace dos años por el desacuerdo en la renovación de las cuotas políticas? «El Consejo está muerto», pronosticaban hace un año los propios vocales. Pedir que el gobierno de los jueces se dedique en exclusiva a mejorar la Justicia, a denunciar lo que no funciona, a exigir los medios adecuados, es una entelequia más, trasnochada como Montesquieu.
Luego vienen las administraciones competentes, el Gobierno y la Junta de Andalucía, de los que depende la dotación de medios para el funcionamiento de la Justicia. Zapatero y Chaves no han reaccionado igual. Hace unos días, La Moncloa difundió un comunicado para afirmar que Zapatero «ha estado pendiente desde el primer minuto» de la tragedia. Sólo decía eso. O sea, como todo dios, pendiente de la radio y de los periódicos. Zapatero, que es el presidente, se ve el telediario y con eso ya se siente satisfecho. Cosas.
Pero, ¿y Chaves? Lo del presidente andaluz siempre es grande, insuperable, inaudito. Chaves es quien tiene la responsabilidad directa de los medios con los que cuenta la Justicia en Andalucía, es de quien depende el caos, y es, justamente, el único que no habla. Hace varios meses, no sé si recuerdan, robaron un vídeo de la caja fuerte de un juzgado –¡la caja fuerte de un juzgado!–; ahora se descubre que las bajas de funcionarios se tardan meses en cubrirse. Las dos cosas, funcionarios y custodia, dependen de la Junta, pero por ninguna de ellas se da por aludido Chaves.
¿Explicaciones? Más que explicaciones de lo sucedido, lo tendríamos que reparar es en la normalidad con la que, en breve, todo volverá a su cauce de chapuzas e improvisación. Mientras, se construirá una pirámide de excusas, una montaña de justificaciones, un río revuelto de acusaciones y silencios. Son tantos los que tienen algo que ver con esta vergüenza que muchos de ellos pretenden guarecerse, camuflarse, en la polvareda que se ha levantado. Para que solo se vea en la picota de la pirámide a un juez con la cara redonda, como de diana de dardos afilados.
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