Saturación
En un manual de publicidad comercial, encuentro la explicación de lo que está comenzando ocurrirle a la campaña electoral: «La saturación es la concurrencia de varios mensajes publicitarios en lucha por acceder al espacio privilegiado de las decisiones: la conciencia». Y cuando la conciencia se atora, cuando se congestionan las entendederas, el personal puede reaccionar de la forma más imprevisible. El otro día en la tele le preguntaron a un ciudadano si estaba de acuerdo con «el compromiso de Zapatero de aprobar una paga de cuatrocientos euros para que todos los españoles se hagan la circuncisión», y el buen hombre, entre aturdido y feliz con el soniquete de una nueva paga, respondió que, por supuesto, que eso es lo que estaba haciendo falta en España.
De todas formas, la confusión y el caos no es lo único que provoca la saturación de mensajes. El problema es que también está comprobado que la saturación tiene una influencia letal en los indecisos. Dicen los expertos que el indeciso asiste a la campaña con la predisposición para que el discurso de un candidato le resuelva sus dudas. Pero cuando se reiteran los mensajes con tanta intensidad, este bombardeo que se arrastra durante toda la legislatura, el efecto inconsciente es dejar de prestar atención. Como quien oye llover. Con lo que el indeciso se mantiene en sus dudas y cuando llega la jornada electoral, lo más probable es que acabe optando por una escapada a la playa o un chuletón de buey en un asador de carretera.
Podemos fijarnos, por ejemplo, en el significativo descenso de audiencia en el último debate entre Zapatero y Rajoy. El debate que se presentaba como «el definitivo»; el debate al que se le otorgaba en la prensa la capacidad de poder romper el empate técnico, ese debate primordial resulta que es el menos seguido. Un millón de personas, que es casi la cifra de electores que vuelca las elecciones hacia un lado o hacia otro, se desconectó del debate.
Concluyamos, en cualquier caso, digan lo que digan los manuales de publicidad, que por muy intensa que sea la campaña no existiría saturación si alguno de los candidatos encandilara al electorado. No habita entre nosotros desde hace años la ilusión kenedyana, reformista, que ha despertado Obama en EE.UU., Sarkozy en Francia o Veltroni en Italia. «Se nota un aire nuevo y hay un mundo por crear. Divirtámonos haciéndolo porque no es una guerra ni una batalla. Yo no me defino de izquierda, sino reformista, porque la gente no se levanta cada mañana diciendo ‘soy de centroderecha’. Los ciudadanos son ciudadanos antes que nada. Rescatemos a la Italia joven, a la Italia que trabaja, a la Italia que piensa, a la Italia que se cansa». ¿Se ha oído un discurso así por aquí? Igual lo ha tapado la saturación.
Etiquetas: Elecciones, España
1 Comments:
El mensaje que le ha llegado al españolito sobre todo es el de los 400 euros. Es increíble, si me lo cuentan no me lo creo. Hablar con militares y que te digan que Zp nos sacó de Irak, sabiendo que se libró de un "accidente por el viento" en un helicóptero. Y para rematar no viajo antes del día de las elecciones: lo hago el siguiente día porque ZP así me devuelve los 400 euros y se queda tan tranquilo e ignorante.
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