El Blog de Javier Caraballo

Javier Caraballo es periodista de EL MUNDO. Es redactor Jefe de Andalucía y autor, de lunes a viernes, de una columna de opinión, el Matacán, sobre la actualidad política y social. También participa en las tertulias nacionales de Onda Cero, "Herrera en la Onda" y "La Brújula".

29 abril 2006

Lujos

Que la política ha degenerado en un bien de consumo y se guía por las técnicas del merchandising, es una teoría que se ratifica a diario cuando los dirigentes políticos vocean sus asuntos como mercaderes. En Triana, que nunca tuvo tan cerca la posibilidad de hacer realidad su viejo lema de «república independiente», hay un bar en el que los camareros cantan las tapas con una coletilla común: «Boquerones de lujo»; «tomates de lujo»; «anchoas de lujo»... Y en este plan. El inefable Zarrías, imbuido de esa seriedad institucional que imponen las ruedas de prensa del Gobierno andaluz tras sus reuniones de los martes, siguió ayer por la misma senda que el camamero de Triana y cuando le preguntaron por la reforma estatutaria, dijo: «Andalucía tendrá un Estatuto de lujo».

Verán, el lujo, como adjetivo, está muy bien para aplicárselo al cazón en adobo, a la melva canutera y a las berengenas con miel, todas ellas ciertamente sabrosas como se anuncia a voces en el bar, pero es más discutible que se le pueda atribuir como cualidad a la reforma de un texto legal. Señala el diccionario, y es quizá en lo que no reparó el veterano Zarrías, que lujo es «demasía en el adorno, en la pompa y en el regalo. Abundancia de cosas no necesarias».

Que el Gobierno andaluz acepte que, al final, tendremos «un Estatuto de lujo» es darle la razón a cuantos critican este debate desde que comenzó, hace ya seis años, seis. Porque es verdad que, analizados los textos y las propuestas, la pretendida reforma se divide en dos grandes apartados, aspectos prescindibles y aspectos indeseables. Los primeros porque no aportan nada, los segundos porque aumentan peligrosamente el control y el intervencionismo del poder político. En cualquier caso, no parece que Zarrías vaya por ese camino, sino por el del autobombo. Chaves, a falta de proyecto, siempre se ha esmerado en la propaganda.
Aquí es donde nos volvemos a conectar con la idea de los mercaderes de la política, que se expresaba antes. En los últimos cuatro días, he coleccionado recortes de las declaraciones de los consejeros del Gobierno.

Vamos a algunos ejemplos: El consejero de Innovación, en Almería: «Este es el periodo más fructífero e intenso de gestión. Andalucía es el referente nacional en políticas de innovación». La consejera de Justicia, en Córdoba: «Dos años densos y fructíferos, el periodo más intenso de gestión de la Junta». La consejera de Igualdad, en Jaén: «Estos dos últimos años se constituyen como el periodo más intenso de gestión. Es el periodo de prosperidad económica, crecimiento y creación de empleo más largo e intenso de la historia reciente de Andalucía». La consejera de Gobernación, en Sevilla: «Dos años históricos. En España no se entiende la actividad empresarial, social, económica y política sin Andalucía».

En fin, que nada. La política convertida en una carta de tapas. Lista para recitar. «¿Andalucía? Hoy la tenemos de lujo, oiga».

27 abril 2006

Bernat Soria. Variaciones médicas


"¿Bernat Soria? Mire, entiéndame bien, los científicos estamos cansados de la propaganda institucional y sobre todo del apoyo que recibe el doctor Soria de la Junta de Andalucía. El problema, como siempre, es que cualquier crítica corre el riesgo de malinterpretarse, y no se trata de nada personal contra el doctor Soria sino contra una determinada política. Se trata de que el dinero público se administre de acuerdo a los méritos de cada cual, y no en función de modas o propaganda política. Un reflejo de esta desmesurada e injustificada ayuda es la última convocatoria de proyectos de "excelencia" de la Consejería de Innovación. En sus bases dicha convocatoria establecía un máximo de financiación por proyecto, 200.000 euros, aunque la mayoría de los proyectos financiados rondaban los 100.000. Pues bien el doctor Soria (por cierto, fuera de plazo) consiguió un proyecto de 600.000 euros.

Realmente lo que sentimos los investigadores es rabia e impotencia ante esta situación de privilegio del doctor Soria, que no se justifica de ningún modo por sus méritos científicos. Creo que es bueno que la gente en general conozca estos temas, porque los científicos, como todos, tememos las represalias del sistema y no nos atrevemos a denunciar las continuas arbitrariedades de la Junta en investigación. Eso si, mucha propaganda con ‘Andalucía Investiga', pero lo que no dicen es que si investigamos desde luego no es con la financiación de la Junta. Menos algunos, claro.

Verá, le pondré un ejemplo de investigación cotidiana en Andalucía que salva vidas y que no tiene ningún reconocimiento oficial. Hay muchos, pero quiero referirme al ‘método Granada’, para la prevención de la infeccion neonatal por estreptococo beta. Este método es obra de un investigador andaluz Manuel de la Rosa, Microbiólogo del Hospital Ruiz de Alda de Granada. Con el desarrollo de este método, el doctor De la Rosa ha evitado cientos de muertes, enfermedades y sufrimientos a recién nacidos (y a sus familias). En Andalucía y fuera de aquí. Si el método lleva el nombre de Granada es por lo mucho que el doctor De la Rosa siente a esta tierra.

En suma, que ahí tiene usted a científicos andaluces de gran prestigio en el mundo, que aman a su tierra y que, sin embargo, no han merecido el reconocimiento de estas autoridades panfletarias de la Junta de Andalucía”. El doctor Manuel de la Rosa no ha investigado con células madres, pero ha conseguido que muchas madres tengan a sus hijos sanos y sin secuelas. Por desgracia, estos méritos le parecen a Chaves políticamente escasos ¡Qué vergüenza!”

26 abril 2006

Vencejos


Estas tardes de primavera, los vencejos danzan alocados para acompañar el crepúsculo azul y anaranjando de Sevilla. Dicen en esta ciudad, donde el tiempo se mide por los silencios de una tarde de toros y los sobresaltos de azahar por las aceras, que el graznido de los vencejos marca el inicio de la primavera. Ayer, tras varios días de lluvia, revoloteaban alocados. Como de anuncio, sí.

La envidia era la constatación de que la vida sigue su curso, se renueva, mientras que en el pesado artilugio de poder los anuncios se atascan en su propio barrizal. Que nunca es primavera en política, o sea. Tener que oír, por ejemplo, de nuevo, que Andalucía «lidera la investigación con células madre», que es el «referente europeo» y, lo que es peor, «que ha abierto una puerta a la esperanza a muchos enfermos de patologías incurables». La demagogia debería tentarse la ropa cuando crea expectativas falsas en quien padece enfermedades incurables, terminales. Pero ya ven, ni eso. Zapatero y Chaves se pusieron hace unas semanas la bata verde de las simplezas. «Nada puede ser más moral que preservar la salud, curar la enfermedad, evitar el sufrimiento y el dolor», decía Zapatero, como si caminara, salvador, entre leprosos. Se trata de «un salto sin precedentes», dijo el presidente Chaves, con el añadido de los dos huevos duros del anfitrión.

Cuando los dirigentes políticos dicen estas cosas, lo que se espera es que, a continuación, alguien más serio, que no esté metido en la harina de la propaganda, ponga las cosas en su sitio, que atenúe la euforia con la dureza de la investigación, con días y noches de avances y frustraciones. Pero no. A Bernat Soria, el director del centro andaluz de biología molecular, inaugurado recientemente, parecía que le acababan de dar el Premio Nobel de Medicina. «Es la hora de la ciencia, es la hora de Andalucía», dijo el científico. Inefable.

No debe haber un científico en el mundo que se anuncie más que Bernat Soria. Aunque sólo fuera por pudor científico, por su propio prestigio, debería sonrojarse al decir esas cosas. «Es la hora de la ciencia», dice, como si nadie hasta ahora hubiera investigado con células madre. Por reseñar sólo la «referencia europea», Gran Bretaña lleva ya cuatro o cinco años con avances significativos en esta investigación. Y sus científicos, cuando comparecen para informar de sus hallazgos, lo más que alcanzan a decir es que están orgullosos y esperanzados. Pero es que en España, éste de Sevilla es uno de los cuatro centros autorizados para investigar con células madre embrionarias.

En fin, que son éstas tardes de vencejos alborotados. Dicen que estos pájaros tienen tan débiles las patas que, cuando caen al suelo, son incapaces de remontar el vuelo. Porque se alimentan en el aire. Por eso, jamás se posan en la tierra. Ayer, revoloteaban hasta que un cielo rojizo espantó los graznidos. Parecía que se los hubiera llevado el viento frío del anochecer.

24 abril 2006

Albert Boadella. Reflexiones


Acaba de torear en la Maestranza con una faena otras veces ensayada. El cómico, el provocador, el ingenioso, el independiente, el polémico, el artista, el escritor, el vanguardista, todas las personalidades que habitan en Albert Boadella acaban resumiéndose en dos. Una y la opuesta. Diálogo entre taurinos y antitaurinos. “Yo no quería hacer un pregón al uso y tampoco una especie de apología de los toros. Quise hacer un pregón práctico ante el debate que se nos viene encima. En fin que, hasta cierto punto, creo que conseguí algo importante con ese pregón: sorprender al público”, reflexiona Boadella días después, ya en Madrid, envuelto otra vez en una vorágine de entrevistas y ensayos para su próxima obra con Els Joglars.


SOBRE EL PREGON EN LA REAL MAESTRANZA

“El primer sorprendido con la invitación de este pregón fui yo mismo, se lo aseguro... Jamás lo hubiera imaginado. Ahí está precisamente la diferencia esencial con Cataluña, porque tenga la seguridad de que este pregón no se hubiera dado allí. En sentido inverso, nada de esto hubiera sido posible. Los catalanes, en un acto de este tipo, no hubieran invitado a un andaluz. De eso estoy absolutamente convencido. Aquí es donde se notan esas diferencias esenciales entre los andaluces y la nación, que yo considero que sólo es España, y los catalanes".


SOBRE EL PSOE

“Sí, hay mucha frialdad ahora. Y no me ocurre sólo en Andalucía, sino en casi toda España. El hecho de que yo no me haya convertido en pregonero de la deriva nacionalista del PSOE ha causado una cierta animadversión hacia mí. Antes, muchísimos dirigentes del PSOE asistían a mis obras. Desde hace unos años, eso ya no ocurre. ¿Tiene que ver con la crisis ideológica? Pues sí, claro, pero no sólo del PSOE sino de la izquierda en general. El problema no es español; la gran crisis de la izquierda es un fenómeno europeo. Lo que ocurre es que en España, por esa deriva nacionalista, la crisis adquiere tintes ridículos, castizos. Es como un paso más en esa desesperación ideológica ante la imposibilidad de que nazcan nuevas ideas. Digamos que la izquierda va dando palos de ciego a ver si encuentra alguna fórmula que le de nuevas energías. Y se ha enganchado a ésta".


SOBRE EL PARTIDO POPULAR

“Nunca me he sentido un hombre de derechas ni creo que la gente de derechas me tenga por un portavoz de sus ideas. Lo que sí es verdad es que hay gente que está situada en ese ámbito, no ya de la derecha, sino del liberalismo español, que sigue siendo las fórmulas políticas más tolerante que hemos tenido, que tiene algo que ver conmigo. Y creo que yo también tengo algo que ver con ellos. Digamos que loq que se echa en falta en el PP es más rigor profesional en sus dirigentes. El Partido Popular necesita un cambio importante en sus cúpulas y tiene que entrar en una dinámica distinta y un discurso comprensible. Ahora, con su fórmula actual, no es capaz de frenar la desfachatez y la deriva del PSOE. En fin, que tendría que cambiar a gente en la dirección y quitarse de encima esos ramalazos antidiluvianos que tiene; esa obsesión por engancharse a algunos asuntos que son marginales en política, como las células madre. Y tiene que vigilar los aspectos más laicos de la política, y no meterse en berenjenales como con los matrimonios homosexuales. En este asunto, uno puede expresar su opinión, pero otra cosa distinta es echar toda la carne en el asado porque hay cosas más importantes. En fin, que el PP se distrae. Y el lenguaje... También debería cuidar cómo dice las cosas. Ese lenguaje tan vehemente... "


SOBRE LA MEMORIA HISTORIA

"Si el anarquista Buenaventura Durruti viera los grandes avances sociales de España, no se lo podría creer. Se desmayaría, lo encontraría una auténtica maravilla. ¿Qué quiero decir? Pues que la sociedad no puede estar anclada en un discurso de izquierda como el que se hacía hace cincuenta años, y eso es lo que está ocurriendo. Existen una serie de automatismos que funcionan, como si se hubieran introducido en los cromosomas de los individuos. Y ese es, justamente, otro de los problemas gordos de la izquierda española: que quiere ahora ganar la Guerra Civil. Comprendo que es un sueño muy bonito, pero, oiga, es que eso es imposible. La Guerra Civil se perdió y si ocurrió así fue, entre otras muchas cosas, por una República que fracasó. Podemos hablar de muchas cosas, de Mussolinni, de Hitler, de Franco, pero, se quiera o no, la República fracasó tanto que acabó enfrentando a los españoles en una guerra civil. En fin, que me parece muy lógico que se recupere la memoria histórica, pero todo lo demás es sencillamente absurdo".


SOBRE EL CONCEPTO DE NACION

"Sí, sí, ahora todas las autonomías se denominarán una nación. Cataluña, Andalucía, Murcia, La Rioja, Aragón… Y después, cuando queramos más, un imperio, je, je, je... En fin, ya en serio, yo creo que España se ha adentrado en un juego muy arriesgado porque todo esto es estar fuera de la realidad. Y cuando alguien está fuera de la realidad, enferma mentalmente y entra en deliro. España hace tiempo que ha entrado en ese delirio político. Lo primero que hace el nacionalismo es falsear la historia. Eso es esencial para ellos. La historia de España que se ha contado en Cataluña ha estado siempre falseada. Hasta límites escandalosos. Una parte de la paranoia que tienen muchísimos ciudadanos de Cataluña viene de la mentira histórica. Le hablo de paranoia en el sentido de creer que España siempre nos ha jodido, que nos persigue y es nuestra desgracia. Hablamos, por tanto, de una paranoia inducida desde la clase política e incluso desde el mundo de la cultura. En Catalunya, a Lluis Compayns se le hacen monumentos y se le pone su nombre a calles y estadios. Lo fusilaron los franquistas, una barbaridad, pero también hay que decir que a partir de julio del 36, cuando él era presidente de la Generalitat, aquí se fusiló a mansalva, sin juicio alguno, a decenas de personas, muchas veces por el mero hecho de haber asistido a misa. Como comprenderá, este señor no puede tener un monumento".


SOBRE ANDALUCIA

"En Andalucía, como ocurre en los lugares en los que un gobierno dura tantos años, hay una cierta claustrofobia. Una sensación por parte de muchos ciudadanos, yo diría que bastantes, no sé si una mayoría, de asfixia. En todos estos años, se ha creado una trama de amiguismo muy importante, y el amiguismo es una forma de corrupción política, de forma que el Gobierno se ha introducido en todos los pliegues de la sociedad. El Gobierno se mete en todo, y llega casi a decirte cómo tienes que pintar tu piso. En fin, que yo ven que en Andalucía hay mucha gente que quiere cambiar y está buscando otras fórmulas. Yo tengo amigos andaluces, gente inteligente que conozco bien, que están agotados de esta trama del poder socialista. Pero se sienten impotentes porque no ven posibilidad de alternancia política".


SOBRE EL PRESIDENTE ZAPATERO

"Zapatero es una expresión muy propia del momento que vive España. Zapatero cree tener el monopolio de los buenos sentimientos. Zapatero representa un personaje, el bueno de la película, y a lo mejor hasta se lo ha creído ya. Nunca quiere asumir ningún riesgo que ponga en peligro que la gente lo vea como un alma cándida. Ese puritanismo hace que un gobernante sea poco merecedor de la confianza de los demás. Aznar tenía poca cintura, pero mantenía sus ideas incluso cuando podía tener un coste electoral, como la Guerra del Golfo. Yo creo que se equivocó, pero valoro en Aznar que asumiera riesgos en defensa de su propia ideología. Eso me da mayor confianza, incluso, repito, estando en desacuerdo con muchas de las cosas que hizo. Yo cuando veo a estos buenos, a estos puros que hablan todo el día de grandes sentimientos, en fin, pienso que hay que esconder la cartera. Prefiero pecadores".


SOBRE CIUDADANOS DE CATALUÑA

"Esa idea de relanzar los valores ciudadanos, esa fórmula política que ahora no existe en España ni en la derecha ni en la izquierda, es la que está buscando mucha gente. Estoy convencido de que ha llegado el momento de hacer algo nuevo, un movimiento que englobe a gente variada, fuera del carcamal de la derecha pura y dura y fuera también de las ortodoxias de la izquierda. ¿Sabe una cosa? Igual que antes de estrenar una obra de teatro suelo tener un golpe de intuición que me dice si la obra va a funcionar o no, ahora tengo la intuición de que una fórmula como la que estamos ensayando con Ciutadans de Catalunya puede servir para formar un partido nacional importante, con implantación en toda España. Pero bueno, yo nunca quiero insultar a los políticos sin insultar a la sociedad. Los políticos no son otra cosa que la expresión de la sociedad. Con una enorme deformación profesional, eso sí, pero reflejan a la sociedad. Cuando se habla de corrupción política, hay que mirar a la sociedad. En fin, esperemos que todos estos aprovechados exageren mucho a ver si la gente se satura de una puta vez".

22 abril 2006

Maestrantes


Lo que nos quedaba por ver en España es que las lecciones de apertura las terminaran ofreciendo los maestrantes de Sevilla, la especie más rancia que ha parido sociedad alguna. Y lo acaban de hacer, oiga, quizá para dejarnos claro a todos cuál es la altura de los problemas y el nivel que alcanza la intolerancia, esa ceguera que provoca la parálisis ideológica del nacionalismo.
Hablamos de una institución que se fundó en 1670 para que la nobleza se ejercitara y estuviera siempre presta a cumplir las órdenes del monarca, entonces Carlos II. Hablamos de una pandilla que, desde entonces, sólo admite en su seno a los nobles. «¿Alguien se plantea que en la Academia de Buenas Letras pueda ingresar alguien que no sepa leer y escribir? No, ¿verdad? Pues aquí ocurre algo parecido con la nobleza», me explicó una vez un tipo de largo apellido, Luis Manuel Halcón de la Lastra, conde de Peñaflor, que fue teniente de hermano mayor.

El tal conde, con la mayor naturalidad, asumía sin complejos formar parte de la ‘Sevilla profunda’, una expresión que normalmente se utiliza de forma despectiva. «La Sevilla profunda es la que nos diferencia del resto», decía. Quiere reseñarse, en suma, que no hay dudas de la espesura de la cosa. Pues resulta que esa institución, con sus varios siglos de historia guardados con alcanfor en los halcones y el sesgo elitismo de los maestrantes, tuvo un gesto insólito el otro día: Invitó a Albert Boadella dar el pregón taurino.

La importancia del hecho radica en dos detalles sencillos. Primero, la inteligente evolución de la Real Maestranza. Y segundo, la certeza de que, al contrario, sería imposible. Mañana iban a aceptar los nacionalistas catalanes que se invitara a Salvador Tavora a pregonar alguna fiesta patria.

La esquizofrenia que se vive en España, es que un tipo como Boadella pueda venir a Sevilla, al centro mismo de las esencias, invitado por esa ‘Sevilla profunda’, y salir vitoreado tras sus continuas provocaciones. Sin embargo, en Cataluña, hace poco, por hacer una broma sobre los castellets (Boadella vino a decir algo así como que de pequeño le gustaba formar parte de esas montañas humanas pero que ahora, con tanta asfixia catalanista, prefería que se cayeran) lo han amenazado de muerte.

«Boicoteémoslos, marquémosles a fuego ardiente, hagámosles la vida imposible para que sufran», llegó a escribir un salvaje de Esquerra en un artículo de Avui. Alguna diferencia se apreciará entre ese discurso y el del ganadero Juan Pedro Domeq el otro día: «Soy un aristócrata creyente que presenta con toda su admiración a un rojo agnóstico como Boadella».

¿Se aprecia la diferencia? Pues volvamos a lo elemental, a esta lección de normalidad que acaban de darnos los más rancios del lugar. Nacionalismo es una cosa y la historia, otra. Nacionalismo es una cosa y la tradición, otra. El nacionalismo es una cosa y el progreso y la tolerancia, otra. Por mucho que se confundan. En fin, que desde el otro día, qué quieren, tengo a los maestrantes en gran estima.

21 abril 2006

Heracles

Era inevitable que, al instante siguiente de la declaración de Andalucía como “realidad nacional”, se cerniera sobre nosotros, como una plaga bíblica, una tormenta de risotadas, comentarios insultantes y tópicos grasientos. “¿Andalucía nación? ¿Y qué van a hacer, poner en las señales de tráfico “Zebiya y olé”?, oigo decir a algún gracioso.

Era inevitable, sí, y en cierta medida la culpa es sólo nuestra, porque ya hemos constatado en alguna ocasión que, tras más de veinticinco años de autonomía, el personal no ha cambiado ni una coma de esa imagen tópica, añosa y revenida que tienen sobre los andaluces. ¿Si los artistas andaluces siguen utilizando sólo el habla andaluza cuando hacen papeles de criado, sirvientas, vagos y ignorantes, qué quieren que piensen de nosotros? ¿Si en Canal Sur los presentadores andaluces utilizan el castellano para los espacios informativos y sólo se oye hablar andaluz cuando sale a escena un andaluz o cuando toma e micrófono uno de los viejecitos de Juan Y Medio para que nos riamos todos mucho?

Que ésta sea la realidad, en cualquier caso, que debamos comenzar por preguntarnos nosotros mismos por este complejo inexplicable, no quita para que debamos soportar ni un solo instante esa tormenta de risotadas ignorantes. Si es un disparate que Andalucía sea nación, no lo es, en absoluto, porque tenga menos razones históricas que Cataluña para afirmarse así. Siguiendo los mismos parámetros que en Cataluña, Andalucía tendría incluso más motivos para declararse nación, porque la continuidad histórica del pueblo andaluz se remontar a Tartessos, se mantiene con la Bética Romana y se extiende finalmente a Al Andalus. Si esa es la exigencia histórica, la continuidad de una población en un territorio a lo largo de los siglos, Andalucía es nación antes que Cataluña. Y desde José Acosta a Domínguez Ortiz, pasando por Isidoro Moreno podemos completar páginas y páginas de sólidos razonamientos históricos, antropológicos y políticos.

Pero entrar en ese debate es, precisamente, la barbaridad y el disparate en el que no se debe caer. Andalucía no es una realidad nacional sencillamente porque no es verdad. Nunca ha sido una nación. Nunca ha sido un Estado independiente. Cataluña tampoco. Ni el País Vasco. Ese es el invento de los últimos doscientos años que, por cierto, les ha sido hasta ahora muy rentable.

Y ser regionalista, como era Blas Infante, no es ser menos que ser nacionalista de una tierra que, en su himno, proclama, como si estuviera leyendo en el poso antiguo de su memoria, el orgullo de ser un pueblo abierta. “Por sí, por España y por la Humanidad”.

Por eso, ahora, please, que no nos vengan ni con desvaríos nacionalistas ni con tópicos franquistas. Aunque ya sabemos que aguantar esta plasta debe ser como una plaga bíblica, y así lo asumiremos. Sí, sí, verán. Hércules, o Heracles, cuando lo suyo de las doce pruebas, se vino al reino de Tartessos a matar a Gerión. Tenía el encargo de cargárselo y robarle después todas las cabras, que pastaban plácidamente a la orilla del Guadalquivir. La leyenda no dice nada, pero Hércules debió fallar. Debió fallar, además, en las inmediaciones de Cádiz. Y como dicen allí, de aquel patizano histórico de Hércules viene esta condena de tener que seguir aguantando carajotes.

20 abril 2006

DIARIO DE LA TREGUA. Momento Verificación.



Es la palabra más usada. La palabra que define el momento. Verificación. Todos quieren verificar. El Gobierno y ETA, el PSOE y el Partido Popular, Batasuna y el PNV. Verificar para verificarse. Momento verificación, diríamos. Los unos hablan de verificar si la tregua es efectiva, verificar si es verdad lo que cuenta el Gobierno, verificar si ETA sigue enviando cartas de extorsión. Verificar. Los otros quieren verificar que habrá referéndum de autodeterminación, si Euskadi podrá anexionarse a Navarra y seguir su delirio en Francia...

Verificar una palabra al uso que, a tan poco tiempo de la declaración del alto el fuego, no es más que un sinónimo de las prisas inoportunas y de los intereses oscuros que se esconden. Por eso, se han determinado que éste sea el momento verificación, aceptémoslo pero con un leve matiz de entrada. Este es el momento verificación de los ciudadanos, de los vascos, de los españoles. Tenemos que verificar que no nos quieren tomar por idiotas. Esa verificación, al principio del proceso, es la más urgente.

Las otras prisas, las que tiene el Partido Popular (o por lo menos un sector del PP) por verificar día a día que la tregua es un fracaso son unas prisas inoportunas e inconvenientes. Uno, verán ustedes, puede desconfiar de la tregua de ETA, pero lo que es una equivocación es sacar conclusiones a diario, por los actos de diario y las declaraciones de diario, sobre la certeza y engaño de esta tregua. El PP, desde el inicio del proceso, no se ha dado cuenta de que, quizá, su estrategia más conveniente, más inteligente, es la de ceder toda la responsabilidad de la negociación al Gobierno, apoyarlo con su silencio, y esperar prudentemente a que pueda establecer conclusiones definitivas. Ahora, ciertamente, nadie puede criticar al Gobierno por pagar un precio político a ETA porque esa cuestión, aunque se presuma, no se ha dado. En fin, que a lo mejor sería más conveniente que el PP pusiera sobre la mesa las tres o cuatro exigencias irrenunciables para un acuerdo de desarme con ETA. Y esperar, sin machacar todos los días con todo y sobre todo. Ese tono apocalíptico, que es tan así.

Ocurre, sin embargo, que la misma prisa que tiene el PP (o por lo menos un sector de ese partido) por certificar el fracaso de la tregua, es la prisa que tiene el Gobierno y el PSOE por verificar, minuto a minuto, que la tregua ya ha sido un triunfo. Y estas prisas, vamos a ver, sí que pueden ser peligrosas. Porque en el deseo de que nada interfiera el llamado “proceso de paz” lo que no se puede pedir a la ciudadanía es que se ponga a silbar por las aceras, mirando al infinito. Como ha reseñado con acierto Felipe González, lo que no se nos puede pedir a los que estamos fuera del “proceso de paz”, expectantes, es que comencemos a mirar con ojos de ternura a los etarras. “Como los hijos pródigos que vuelven a casa”, ha dicho Felipe. Hasta ahí, claro, no se nos puede pedir.

¿Tiene el Gobierno derecho y legitimidad para negociar con ETA? Si. ¿Debemos ofrecerle un margen sensato de negociación, que incluya acercamiento de presos y redención de penas? Si Pero ¿querrá decir eso que todos somos ya iguales, que vale todo, que hacemos borrón y cuenta nueva y aquí no ha pasado nada? Pues, mire usted, eso no. Por eso se decía al principio que, si este debe ser el 'Momento verificación', es esencial que el Gobierno, la oposición y los terroristas sepan que la verificación primera es que no se nos tome por idiotas. Como ha pretendido hacer José Blanco, el incalificable secretario general del PSOE, con sus impresionantes declaraciones sobre el encuentro de Otegi e Ibarretxe. Pero esto no lo comento. Sólo habría que aconsejarle con cariño aquello que le leí a un viñetista granadino. "Blanco, tronco, no seas cruel contigo mismo".

Más interesante es verificar que no nos toman por idiotas cuando el presidente del Gobierno y su vocero Moraleda afirman que lo importante no es que la banda terrorista ETA entregue las armas, sino que lo esencial es que exprese la voluntad de no usarlas. Y añaden: “no vale de nada que las entreguen, si a día siguiente pueden comprar otras nuevas”. Centrándonos sólo en la parte más seria de la reflexión, habría que afirmar que si voluble es la entrega de las armas, porque se pueden comprar otras, cómo no será de voluble la voluntad de una banda terrorista que ha declarado una decena de treguas y que, una a una, ha ido traicionando todas las esperanzas. Así que, si los dos actos son volubles, que se le exija a ETA la entrega de las armas. ¿Sabe por qué? Pues porque esa entrega de armas, ya que no podemos exigir razonablemente que esos bandidos se disculpen uno a uno y pidan perdón, debe convertirse en el triunfo moral de la sociedad española sobre ETA.

Quizá no podemos defender la humillación pública de ETA, es verdad, pero no podemos renunciar a la victoria. El final de esa larga estela de asesinatos no es el empate. “Ni tuya ni mía”. No. Y debemos insistir en ello porque lo que se persigue es justamente ese final difuminado. Por eso ETA sigue mandando cartas con la expresión “JO TA KE Independentzia Iourtu arte” (“sin desmayo hasta conseguir la victoria”).

Ya sé que la entrega de las amas es un acto simbólico, que no hace falta que nos explique ningún soplagaitas que en el mercado negro se pueden comprar metralletas. Lo sé y aún así afirmo que se trata de un detalle esencial. Porque en ese simbolismo de entregar las armas va la dignidad de pensar que, si un día no existe ETA, es porque el Estado de Derecho acabó derrotándola. Y de que podremos mirar con orgullo a las tumbas y decir: “Gracias. Hemos ganado”.

19 abril 2006

Basura



En Sanlúcar de Barrameda, esa ciudad que se acuesta todos los días en la inmensidad de una puesta de sol en la desembocadura del Guadalquivir, ha habido dos intentos chuscos de subvertir la realidad democrática del Ayuntamiento. La primera vez fue hace seis años, cuando un concejal de la oposición denunció que el alcalde socialista quiso sobornarlo con un puñado de millones, un trabajo fijo y una entrada para un partido del Real Madrid en Lisboa. La segunda fue hace menos de un año, con una huelga ilegal de basura que provocó que el gobierno municipal, aislado y contra las cuerdas, tuviera incluso que decretar el estado de emergencia sanitaria.

Las dos intentonas subversivas han acabado en los tribunales de Justicia. Hoy comienza la vista oral de aquella trama zafia de billetes de cinco mil pesetas; aquella conspiración de motes grotescos, el ‘muñeco diabólico’ y cosas así. Y ayer se conocía la sentencia de la salvaje huelga de basuras. Uno podría pensar que lo peor que ha pasado en Sanlúcar, lo más escandaloso, fue el intento de soborno, pero no es así. Sólo hay que leerse la sentencia sobre la huelga de basuras para entender hasta dónde puede llegar el sectarismo en política. Vamos, que lo último que podría esperarse ya es que los dos sindicatos mayoritarios de España, la UGT y Comisiones Obreras, de forma directa, y la propia Junta de Andalucía, de forma indirecta, hayan intentado tumbar a un gobierno municipal del PP con montañas de tres metros de basura en las aceras. ¿Cabe mayor desvergüenza política? ¿Es admisible que la lucha por el poder llegue a estos extremos, hasta poner en peligro la salud pública?

Lo que dice el juez en su sentencia no puede pasarse por alto, como una noticia más. Hay que pararse, o sea, porque no cabe más perplejidad ni más degeneración. Sostiene la sentencia, por ejemplo, que la escasa colaboración del Gobierno andaluz para aclarar el conflicto sólo cabe entenderla «desde la subjetividad que supone que el PP gobierne en el Ayuntamiento de Sanlúcar de Barrameda y que el Gobierno de la Junta pertenezca al PSOE». Y que los sindicatos «llevaron sus reivindicaciones más allá del ámbito de la huelga».

¿Cómo pasar por alto, como si cualquier cosa, que un juez afirme que «existen indicios importantes de que la pretensión de los huelguistas ha sido poner contra las cuerdas al equipo de gobierno municipal del PP»? ¿Cómo se puede aceptar que, entre tanto, el delegado de la Junta tardara siete meses (¡siete!) en contestar un escrito del juzgado para que le informase de la situación? Y una ciudad de 63.000 habitantes en estado de riesgo sanitario.

Que no, que no. Que esta sinrazón, explicación de tantas cosas, es un espejo cruel. Allí, en Sanlúcar de Barrameda, esa ciudad que se levanta todos los días junto a la inmensidad verde de Doñana, la política andaluza ha tocado fondo. Esa es la política basura.

18 abril 2006

Enredar


Asistimos al debate del Estatuto con el ansia grande de que se acabe de una vez. Más que nada para que dejen ya de enredar, que es una expresión popular que define bien este engrudo empalagoso que dura ya seis años. Tantos años y tan poca sustancia política, tan poco seso, dan para revolverse con pavor en la hemeroteca. ¿Pues no dijo Chaves que «el término más apropiado para Andalucía era el de nacionalidad histórica»? ¿Y no afirmó en el Parlamento que denominar ‘nación’ a una comunidad era «incompatible con la indisoluble unidad de la patria española, como recoge la Constitución»? ¿Acaso no dijo después que no se imaginaba «a una hilera de autonomías pidiendo la denominación de nación»? Y todo lo eso lo afirmaba con el argumento implacable de que, según los propios estudios de la Junta, la inmensa mayoría de los andaluces no considera que Andalucía sea una nación.

Ahora, ya ven, dicho y hecho: Todo lo contrario. Andalucía se pone en la cola, tras Cataluña, para formar la hilera de las realidades nacionales de España. Y suprime del Estatuto toda referencia a la unidad indisoluble de la nación Española. Ya ven el peso que tiene la opinión de los ciudadanos en las decisiones políticas. Lo que no se explica muy bien es para qué preguntan, si todos ellos saben de antemano que Andalucía se siente orgullosa de ser una región de España y que la reforma del Estatuto le importa una higa al personal. Confundir la acentuada identidad cultural, sociológica y lingüística de los andaluces con planteamientos y reivindicaciones territoriales es el desnorte completo.

Para camuflar el despropósito, la artificialidad y la irritante falta de coherencia, se ofrece como escudo político que la formulación última del Estatuto no proviene del PSOE o de Izquierda Unida, sino que tiene su origen en el ex ministro Manuel Clavero. Y, si se fijan, añaden siempre: «Que está libre de toda sospecha», como si estuvieran anunciando una vacuna contra el sectarismo.

Pero son eso, excusas. Quiere decirse que la enorme consideración y respeto que se le tiene a Clavero no presupone que sus propuestas, que nacen de la plataforma ‘Andaluces Levantaos’, deban ser bendecidas. Desde el principio el profesor Clavero y la propia plataforma ha defendido que el Estatuto andaluz debe incluir todo lo que lograse el Estatuto catalán. Y desde el principio se está viendo la endeblez de ese argumento. Por tres motivos: porque es irrealizable, porque es inestable y, sobre todo, porque es un disparate.

Es irrealizable porque no es cierto que esta fórmula garantice la igualdad entre autonomías (la asimetría la traza el Estatuto catalán y el cupo vasco, y no se compensa de esta forma). Es inestable porque, de nuevo, no se cierra el modelo territorial de España. Y es un disparate porque, como dijo Chaves, este espectáculo de regiones en fila queriéndose llamar nación no nos hace ningún bien. Ni dentro, ni fuera. Aunque todo esto, también lo saben. Pero se trata de enredar.

17 abril 2006

Vendrá


Fui a tu encuentro sin saberlo. Antes de que te murieras, yo iba a tu encuentro y no lo sabía. Tú te fuiste al cine para morirte en una butaca y yo me puse a leer, no sé por qué, las memorias de Marlon Brando, hilvanadas en un libro de entrevistas inéditas. Me detuve en una pregunta: “¿Le tienes miedo a la muerte? ¿Piensas en ella?”. Y Marlon Brando se puso a citar un drama de William Shakespeare, “Julio César”. En un diálogo con su esposa Calfurnia, César dice de la muerte: “De todas las maravillas que he oído, la que mayor asombro me causa es que los hombres tengan miedo. Visto que la muerte es un fin necesario, cuando haya de venir, vendrá”.

Vendrá, sí, vendrá. Se ha muerto Félix Bayón y yo no sé cómo escribirlo porque me doy cuenta de que ese infarto es como una ráfaga de metralla que nos hiere fatalmente a los demás. La honda expansiva de tu muerte nos desdibuja. Perdemos una referencia, un soporte, un asidero. Quizá por eso, la necesidad de que sigas viviendo en cada uno de los que te conocimos. Trasplantado. Como cuando lo de tu donante de corazón, aquel día de terribles paradojas porque la muerte de un chaval de quince años a ti te daba la vida, te daba su corazón, que ahora ha vuelto a pararse.

Se ha muerto Félix Bayón y se ha perdido una voz necesaria en Andalucía. Una voz crítica, lúcida, disconforme y racional. Que no se plegaba. Una firma que quisieron doblegar. Un tipo sin complejos. Ese torrente de voz que clamaba al otro lado del teléfono que “tenemos que hacer algo, vamos a movernos”. Como hace unos días, aquello que escribíamos con Berta en Internet, locos idealistas que no se cansan de serlo. “Es necesario civilizar la política, restaurar la meritocracia, acabar con todos los nidos de clientelismo. Y listas abiertas, sistema mayoritario y circunscripciones pequeñas, para que podamos conocer y dar el coñazo a nuestros representantes. Lo que nos gustaría de verdad es vivir en una Dinamarca con buganvillas”. Oh, qué imagen, una Dinamarca con buganvillas y jazmines. Esa tierra sólo se puede construir aquí, en Andalucía.

El sábado, Félix, yo iba a tu encuentro sin saberlo. Eso me angustia ahora. Ese amago que no supe desentrañar, la frustración de no haber dicho las últimas palabras, la desolación de no haber oído la última sonrisa, el vacío de lo que no pudimos hacer. Este vértigo de propósitos rotos y promesas incendiadas que ahora se agranda porque este Sábado Santo, que ya siempre será el día de tu muerte, yo iba a tu encuentro sin saberlo. “¿Cómo puede evitarse que se cumpla lo que han dispuesto los altos dioses?”, le preguntaba César a su esposa. Y Calfurnia le contestó: “Cuando muere un mendigo no aparecen cometas. La muerte de los príncipes inflama a los propios cielos”. Ahora sabré que en estas tardes andaluzas, en esos cielos inflamados, siempre estarás tú.

15 abril 2006

Miedos


Llevaba en la bulla una hora. Casi inmóvil, allí, en la plaza, esperando la llegada del trono de Jesús. Cuando oyó a lo lejos el toque de campana del mayordomo, se emocionó y, sin que ella misma lo esperase, desparramó a su alrededor una sentencia que hizo que varias personas se volvieran a mirarla sorprendidos: «Disfrutemos del trono, que puede ser el último año. Nos van a quitar hasta la Semana Santa». Todos se quedaron mirándola, buscando alguna explicación al exabrupto. Pero no dijo más que aquella frase que sonaba a profecía maléfica. «Ya lo veréis».
Si todo el mundo se quedó mirándola, aguardando alguna explicación, es porque la conocían de otros años. En las bullas de la Semana Santa el rito primero que cumplimos es el de volvernos a encontrar con los ojos de otros años, con otras sonrisas y otras lágrimas. La misma gente en los mismos rincones de siempre. Bajo la misma luna. Somos paisaje de Semana Santa, y nos buscamos como señales del camino.

Se quedó en silencio, a pesar de que todos la miraban y, sólo al rato, se decidió a hablar. «Nadie se está dando cuenta, pero nos están invadiendo. Los moros, los chinos, los rumanos... Este año, en el colegio de mis hijos, que es un colegio religioso concertado, le han dado prioridad a dos chinos y a tres marroquíes, y los hijos de mis vecinas se han quedado fuera. Como resulta que aquí se cuidan más los derechos de los inmigrantes que los de los españoles, en unos años nos quedamos sin Semana Santa».

Varios de su alrededor dejaron de mirarla casi de inmediato, giraron la cabeza de un golpe hacia el centro de la plaza en un gesto de desaprobación. Seguí mirándola, sin entender demasiado. ¿Racismo? La insignificancia de aquel incidente del colegio, el absurdo de su comentario y de las conclusiones, podría despacharse con un carpetazo de olvido. Pero en la espera del trono recordé la polémica desatada en Francia el otoño pasado cuando, también por una insignificancia, por un grupo de jóvenes inmigrantes que salió huyendo de la Policía que pretendía identificarlos cuando jugaban al baloncesto, se originó una oleada de protestas que puso en jaque al país. Ardió Francia y nadie se explica aún ni qué pasó ni cuándo volverá a ocurrir. «Es un problema de identidad», dijeron.

En aquellos días de desolación, un filósofo francés, Alain Finkielkraut, señaló con su dedo a toda Europa. «No sabemos qué hacer. Europa está paralizada por la culpa y por el miedo: la culpa le dicta no hacer nada que pueda alimentar el racismo que no cesa de incubar en su seno, el miedo le dicta no hacer nada que pueda ensanchar la zanja con la comunidad musulmana. La culpabilidad sumada al miedo conduce a esconder la realidad bajo la alfombra».

Llegó el trono del Cristo, envuelto en incienso, y los aplausos apagaron la incertidumbre. Aquella mujer se perdió en la muchedumbre dejando sus miedos esparcidos por la acera.

13 abril 2006

Iscariote


La progresía va camino de convertirse esta Semana Santa en hincha de Judas Iscariote. Una amiga de esa sensibilidad me lo desveló hace unos días, paseando por Sevilla, con un argumento contundente: “Judas es la caña”, dijo como absorta.

La atracción progre hacia Judas tiene que ver con dos cosas. Por una parte, con la necesidad que ha sentido desde antiguo la progresía por justificar su gusto por la Semana Santa y, por otra parte, con el hallazgo reciente de un manuscrito, supuestamente escrito por una secta herética hace mil setecientos años, y que se ha denominado el Evangelio de Judas. En ese papiro se presenta a Judas, no como el símbolo de la traición, sino como el discípulo favorito de Jesucristo. Y si hizo lo que hizo, no fue por treinta denarios, sino porque cumplía una misión divina. Y si lo besó en la mejilla, no fue por envidia o avaricia, sino porque sólo a Judas le reveló Jesús toda la grandeza de su divinidad.

“Serás mejor que todos los demás porque sacrificarás el cuerpo de hombre del que estoy revestido”, le explicó Jesús para que lo ayudara en su trance hacia la resurrección. “Sepárate de los otros y te mostraré los misterios del reino. Los alcanzarás, pero sufrirás porque serás maldecido durante generaciones”, dicen los misteriosos papiros. Judas, o sea, pasa de traidor al más disciplinado y sacrificado de los discípulos. O dicho de otra forma, hasta la traición de Judas está más que justificada.

Saltémonos la divertida tarea de relacionar el subconsciente que late en esta interpretación que justifica la traición con algunos de los acontecimientos que nos suceden en estos días, que ya sería una pasada que se politizaran hasta los papiros del año catapún. Obviemos, además, cuánto habría de relativismo en esta interpretación de la muerte de Jesús. Nopasanada, ya saben.

Dejemos todo eso, sí, porque, en realidad, si esta revelación ha cundido con fuerza entre la progresía es por ese resquemor anual que les hace recelar de sus propios sentimientos en las celebraciones religiosas. Que más de uno, vamos a ver, no se explica que le guste la Semana Santa. Y como no hay salidas posibles para entregarse en brazos de Papa Noel o del Año Nuevo, como ocurre con las Navidades laicas; y como ya está demasiado trillado el recital de sensaciones que emanan del azahar y la primavera; el hallazgo del Evangelio de Judas les llega como a propósito. “Judas es la caña”. Que sí. Es el nuevo santo progre.

No toda la izquierda es así, claro. Aquí se habla sólo de los progres, que son la fachada boba de la izquierda. Recuerdo una conversación, hace años, con un pintor sevillano, Paco Cuadrado, troskista y amante de la Semana Santa. Tan convencido estaba de que no había contradicción alguna, que zanjó la charla con una frase sublime: “Si Marx viviera, se vestiría de nazareno”. Pues eso.

12 abril 2006

Coglione


En Italia, que tanto se nos parece en desmesuras y pasiones, el final de la campaña electoral ofreció una imagen desoladora. En el mitin de Romano Prodi, el personal coreaba exaltado «soy un gilipollas»; en el mitin de Berlusconi, la gente gritaba alborozada «un bote, dos botes, comunista el que no bote». O sea, que cualquier votante italiano que, abstraído de la pugna partidaria, hubiera observado aquella escena, lo normal es que se le hubieran quitado todas las ganas de votar. Pero no.

Resulta, por el contrario, que, después de una agotadora jornada electoral de día y medio, en Italia han acudido a votar más gente incluso que en las últimas elecciones, el ochenta y tres por ciento. Viene a cuento aquí una máxima que suelo aplicar desde antiguo como bálsamo de estas contradicciones. Dice así: «A medida que crece el conocimiento de la clase política, se entiende menos el comportamiento de los electores». Esto se aplicaba antes a Andalucía, luego a España y ahora, ya ven, hasta se extiende a Europa.

La incertidumbre, la incapacidad para entender con cierta lógica estos comportamientos electorales, podría ampliarse, incluso, si se le añadiera como ingrediente a este dilema político-electoral la opinión que expresa la gente cuando se le pregunta su opinión sobre los partidos políticos, los parlamentarios o los gobiernos. Año tras año, la clase política decrece en consideración y se la ve más corrupta y alejada de los intereses reales de la población. Pero llegan las urnas, y los votantes acuden en masa. ¿Quién se lo explica?

Puede contraponerse, como explicación, que, pese a las críticas que se puedan hacer, la madurez democrática de la sociedad occidental garantiza la continuidad del sistema, asumido como mal menor. Pero no dejaría de ser inquietante como hipótesis de futuro que el actual sistema de partidos se mantenga simplemente por inercia. En un interesante ensayo sobre la realidad política actual, Plácido Fernández-Viagas se plantea abiertamente la posibilidad de finiquitar el Parlamento para alcanzar, definitivamente, el objetivo primero de democracia directa con los ciudadanos. Desde la Revolución Francesa, el pueblo ha delegado su voz a un grupo de representantes, pero ¿sigue teniendo sentido dos siglos después esa delegación? «La institución parlamentaria podría ser ya sustituida, no es necesaria. Teóricamente, existe ya la posibilidad de practicar la democracia directa. Bastaría con consultas periódicas en la Red», sostiene Fernández-Viagas que es, por cierto, letrado del Parlamento andaluz.

Antes o después, el debate que plantea Plácido Fernández-Viagas se abrirá paso en la sociedad. Ocurrirá cuando, en frente, se sitúe una sociedad exigente, severa, que no se deje llevar por ese frentismo irritante y esta demagogia cada vez más vulgar. ¿Que cuándo ocurrirá? Uff. Ni idea. De momento, para glorificar esta espera de desconcierto, igual me pido una de esas camisetas de Prodi. «Io sono un coglione».

11 abril 2006

Cotidiano


Los sindicatos españoles acaban de superarse a sí mismos. La cuestión es tan pintoresca como que hace un par de semanas una delegación de jóvenes de UGT se marchó a la manifestación de París, con sus banderitas, sus pegatinas en el pecho y una pancarta grande: «UGT, en París, con los jóvenes y por el empleo digno».

Nunca antes se había vivido en España tal grado de esquizofrenia sindical, porque mientras los jóvenes ugetistas se manifestaban en Francia, en España su sindicato seguía firmando acuerdos laborales con el Gobierno de Rodríguez Zapatero, al que bien podrían achacarle que la precariedad en el empleo juvenil español esté veinticinco puntos por encima de la media europea. De Chaves y los sindicatos andaluces ni hablamos, porque en Andalucía, a su vez, se empeoran las cifras de desempleo juvenil con respecto a la media española.

Además, no hay demasiadas excusas frente a los datos: En Europa, el cuarenta por ciento de los contratos a jóvenes son temporales; en España, ese porcentaje se eleva al sesenta y cinco por ciento. En Francia, la precariedad juvenil es del 48 por ciento. Andalucía peor que España, España peor que Francia y las tres juntas, peor que Europa. Pero los jóvenes españoles de la UGT se manifestan sólo en París. En fin, que no sería de extrañar que ayer, después de que Jacques Chirac anunciara la retirada de los planes para abaratar el despido juvenil, hasta brindaran con cava por este triunfo sobre la derecha. Vive La France.

De todas formas, pensándolo bien, más que esquizofrenia ideológica podríamos estar ante un sincero ejercicio de coherencia, sobre todo si compartimos con Julio Anguita que los sindicatos, en realidad, forman parte del sistema y han olvidado su objetivo primero de transformar la realidad económica que los rodea. Al formar parte del sistema, ya sólo queda como elemento de lucha la pugna política. Y en eso estamos.

Si la preocupación fuera la precariedad laboral de los jóvenes, UGT habría organizado ya, al calor de las protestas de Francia y de los logros conseguidos, una macromanifestación en Madrid, con la participación de los sindicalistas europeos. Pero aquí, ya ven, ni manifas ni protestas. Silencio Zapatero. En un reportaje de El País, una joven ugetista, Diana Rubio, retrata bien la situación: «Es que en España ya salimos a protestar en su tiempo, cuando correspondía. La última vez, en el 2002, contra el ‘decretazo’ de Aznar. Ahora no hay nada nuevo por lo que protestar: la precariedad se ha vuelto algo cotidiano». Impresionante.

Pues nada. En varias provincias andaluzas ya han comenzado a circular sms convocando a un macrobotellón (otro) en Granada para el próximo 1 de mayo. Como también los botellones se han vuelto cotidianos y ya «no corresponde» protestar contra el Gobierno, los sindicatos tienen una gran oportunidad para convocar un Primero de Mayo reivindicativo de la juventud española. «Por la precariedad y el botellón, únete».

10 abril 2006

La Trama



En una breve reflexión que tituló “La Trama”, Jorge Luis Borges dejó dicho que al destino le agradan las repeticiones, las variantes y las simetrías. Estos escándalos municipales que se suceden en Andalucía estos días se parecen a ese capricho del destino, una reiteración desoladora de estafas y fraudes que nos hacen ver con desconfianza todo lo que está alrededor. El saqueo de Marbella y las estafas de Jerez y de Ubrique parecen cabezas de una hidra gigante que recorriera el subsuelo de Andalucía, la raíz oculta de un mal de picaresca y engaño que florece a lo largo de la historia.

Sostenía Borges, además, en aquel texto que para que el horror de una traición sea perfecto, una trama debe incluir una sorpresa final, un golpe inesperado, un sobresalto cobarde que deja helados los corazones. “César, acosado al pie e una estatua por los impacientes puñales de sus amigos, descubre entre las caras y los aceros la de Marco Junio Bruto, su protegido, acaso su hijo, y ya no se defiende y exclama: “Tú también, hijo mío”.

En estas tramas nuestras, la sorpresa siempre es la implicación inesperada de un afamado empresario, de un ilustre notario o de un abogado de gomina y devoción. La implicación de la mujer ésa, Campanario, casada con un torero que colecciona tigres amaestrados y decora sus salones con cabezas disecadas de animales, junto la tele de plasma y el home cinema de última generación. En Ubrique. Igual que Roca en Marbella, porque los gustos de nuevos ricos son simétricos como el destino.

Y siempre, como en la traición, nos preguntamos, acaso bobamente, qué falta le hacía. Esa mujer de ahora, que debió nacer
con sus gafas de sol. “¿Tú también, hija mía, eres una estafadora?”, le preguntan mientras se aleja, con el paso rápido delante de las cámaras de televisión, como si estuviera condenada en vida a la pesadilla de estar siempre huyendo por un pasillo de aeropuerto sin final.

“Tú también”, como esos jefes de Policía Local de Ubrique y de Marbella, a los que han llamado a declarar con distintas implicaciones en la podredumbre de sus ciudades. La Policía Local, los agentes de seguridad del Estado que mejores sueldos recibe, se implican en estos fraudes chuscos de cerificados médicos falsificados y pensiones de invalidez. El Karlos y el Turronero. Roca y la Yagüe. García Marcos y Campanario. “Están bien pillados”, dice el ministro.

Al destino le agradan las repeticiones, las variantes y las simetrías. Y otra vez han dejado a Andalucía envuelta en el caldo espeso de esa crónica rosa y negra. Esos puñales se nos clavan. Qué dolor de Andalucía. ‘Tú también’. “Lo matan y no sabe que muere para que se repita una escena”. La escena de una traición.

08 abril 2006

DIARIO DE LA TREGUA. Bono rompe su alto el fuego.


Dimisión a larga distancia. Podría ser ésta la denominación, sí. Porque si las características habituales de toda dimisión es que van precedidas o seguidas de una intensa tormenta de polémica, en el caso de la dimisión del ministro de Defensa, José Bono, los efectos habrá que buscarlos en un tiempo futuro, indeterminado aún. Pero se equivoca quien piense que Bono le dice adiós a la política con su salida del Gobierno. Como se equivoca igualmente quien espere que la salida vaya acompañada de críticas a la política del Gobierno. No, todo lo que está sucediendo se antoja mucho más sutil. Este es una dimisión para leer entre líneas. Vayamos hilando pasado, presente y futuro.

Bono, aunque ya apenas se recuerde, dejó dicho antes de la campaña electoral de las elecciones de 2004 que no pensaba entrar en el Gobierno de Rodríguez Zapatero. Por aquel entonces, nadie apostaba por una victoria del candidato socialista y José Bono, presidente de Castilla La Mancha, aprovechaba cada intervención suya en Madrid para marcar distancias con Zapatero. Incluso cuando ZP le designó para el ‘comité de notables’, junto a Rodríguez Ibarra y otros, Bono seguía afirmando que no sería ministro de un gobierno socialista, que su sitio estaba en Castilla La Mancha. Tras la enorme conmoción del atentado el once de marzo y la posterior victoria socialista, las condiciones políticas variaron sustancialmente y, por tanto, el planteamiento que venía haciendo Bono. En ese momento, cualquier disidencia con Zapatero hubiera estado condenada al fracaso. Tras estos dos años de Gobierno, ya nadie le puede acusar de no haber colaborado con Zapatero, de ser leal a su partido y al secretario general que le ganó por un puñado de votos.


La ambición de Bono, además, su aspiración, no es convertirse en un ilustre disidente del PSOE. Subrayemos esto porque es una de las claves que explican todos sus pasos. Bono, digamos, no es Rosa Díez. Su objetivo es dirigir el PSOE y ser presidente de España, no crear una corriente crítica. "Mi lealtad al Gobierno socialista y mi amor a España está por encima de cualquier discrepancia política", ha dicho al salir.

Es esencial tener en cuenta lo anterior porque de ahí podremos deducir que Bono aguardará siempre al mejor momento para dar el salto a la primera línea. Su jugada de ahora es la definitiva. Todo o nada. Si el presidente Zapatero consigue controlar y encauzar las reformas del estado de las autonomías y si logra que banda terrorista ETA entregue las armas, nadie podrá hacerle la más leve sombra. Zapatero, en esas circunstancias, será invencible dentro y fuera del PSOE. Pero si no es así, si el Estatuto de Cataluña degenera en un caos autonómico imposible de cuadrar y en una crisis interna del Partido Socialista de Cataluña; si ETA no entrega las armas y el precio político que se exige para una paz definitiva es inasumible para el Gobierno; si todo le sale mal a Zapatero, en fin, entonces es muy probable que el PSOE, y buena parte del electorado socialista, vuelva la cabeza hacia Bono.

Este análisis de futuro, que todo el mundo puede compartir, explica bien la dimisión de Bono. Pensemos que Bono hubiera decidido mantenerse en el Gobierno. Si a Zapatero le salen las cosas bien, ya está dicho que ni Bono ni nadie podrá hacerle sombra. Esa perspectiva merece poco análisis, si Bono hubiera seguido en el Gobierno y Zapatero logra sus dos grandes objetivos (Cataluña y Euskadi), el ministro tenía ante sí un callejón sin salida. Y dentro de dos años, al final de la legislatura, se despediría como uno mas. Puff. Nada comparado con esta gloria de que, en vez de estar esperando que llegue el motorista con la dimisión, que sea uno mismo el que le mande el motorista al presidente. Mucho mejor, si.

En el otro caso, ¿qué hubiera pasado si Bono sigue en el Gobierno y al presidente Zapatero comienzan a torcérsele las cosas? Dentro del Gobierno, Bono se vería comprometido a diario con la obligación de guardar silencio ante una política que no comparte. Y, al contrario, hablar y tensar la cuerda contra el presidente lo hubiera llevado al borde del precipicio. Aparecería ante su partido como el disidente que no quiere ser. Además, aunque no fuera así, ¿alguien duda, después de lo que llevamos visto, que Zapatero se hubiera cobrado su cabeza con el mayor placer y la mejor sonrisa?
No, no. Si a Zapatero le van mal las cosas, sólo estando fuera del Gobierno se puede capitalizar todo el desgaste del presidente.

La única posibilidad -remota o no, eso nunca se sabe- de que Bono pueda sustituir a Zapatero será fuera del Gobierno. Esa es la carta que ha jugado Bono con la dimisión. Es el tercer intento. El primero, lo fruistró un puñado de votos en el Congreso que ganó Zapatero. El segundo intento, cuando le hacía oposición a ZP desde Castilla La Mancha, lo frustró la inesperada victoria electoral del catorce de marzo. Ha sido dos años ministro de Defensa (ahora se entiende mejor por qué eligió ese ministerio y, sobre todo, por qué rechazo el de Interior) y ahora sale del Gobierno por decision propia. En su lucha por el liderazgo del PSOE, el ‘alto el fuego’ que él mismo se marcó tras la victoria electoral de los socialistas el catorce de marzo se ha agotado. Bono vuelve a las trincheras. A esperar.




NOTAS A PIE DE PAGINA.

Frases para conservar.

Sobre el estatuto de Cataluña: “Por las noticias que tengo, ni en el articulado ni en el preámbulo se va a decir que Cataluña sea una nación. El reconocimiento jurídico a Cataluña como nación está en contra de lo que establece nuestra Constitución”. Esto lo dijo el ministro de Defensa el 19 de enero de 2006. Después, ya saben, ha ocurrido lo que ha ocurrido. No parece que Bono tuviera buenas fuentes de información.

Más interesantes son sus diferencias sobre las negociaciones con ETA y sobre Arnaldo Otegi:

-Esto es lo que piensa Bono: “Otegi es un dirigente de una organización declarada ilegal, un cómplice de la banda terrorista ETA, un experto en secuestros y en delincuencia. Si los lobos y los roedores hablaran, les prestaría la misma atención que a este individuo" (Diciembre de 2005).
- Esto es lo que piensa Zapatero: “Otegi es líder de la izquierda abertzale y ha tenido un discurso por la paz y por abrir una etapa política distinta en Euskadi, palabras que ahora requieren hechos en la misma dirección”

07 abril 2006

Rastrojos


El Parlamento de Andalucía se trazó ayer un camino polvoriento para andar sobre rastrojos de difuntos. Como en el poema de Miguel Hernández, pero sin poesía. Si el Parlamento fuera un sueño, la sesión plenaria de ayer sería una pesadilla en la que unos cuantos tiraban de los despojos de un cadáver y, en la disputa, se arrojaban a la cara los huesos desmembrados. ¿Quién está salvo de culpa en Marbella? Extender esa duda era el principal objetivo del PSOE.

No fue raro, por ello, que, para empezar, el Gobierno andaluz asistiera al salón de plenos con la osadía gestual de afrontar el debate con la ausencia del presidente, de la consejera de Obras Públicas y del próximo candidato socialista en Marbella. El presidente Chaves es así, una tarde va a Marbella a prometer dedicación exclusiva y doce horas más tarde se larga del debate parlamentario sobre la crisis. El encargo recayó en Gaspar Zarrías, quizá por afinidad con el finado.

La gran ventaja del PSOE andaluz en todas estas situaciones es que las afronta con el mayor desparpajo. Se precisan sólo tres palabras: «Sí, ¿y qué?» Esas fueron las tres palabras que ayer surgieron desde los escaños socialistas cuando el portavoz del PP, Antonio Sanz, les recordó la sutil circunstancia de que la anterior portavoz del PSOE en Marbella esté ahora en la cárcel. «Sí, ¿y qué?» Cuando aquella frase rebotó, como una bala perdida, entre las columnas del salón de plenos, debió acabarse la sesión. Chaves, ausente; Zarrías, presente; García Marcos, en la cárcel. «Sí, ¿y qué?». Pues nada. Eso.

Fuera, en el patio, silbaba el viento entre las palmeras y el cielo amenazaba tormenta. Pero el consejero Zarrías no quería tempestad sino calma. Pedía árnica desde la tribuna, y sólo se ensañó con sus rivales con algunos apuntes. La evidente ausencia de denuncias judiciales del PP en Marbella mientras ha gobernado el GIL o la sonrojante participación del Partido Andalucista en el último gobierno que compuso Juan Antonio Roca en una notaría, de donde salió Marisol Yagüe de alcaldesa.

El único indemne de aquellos cruces de huesos rotos era el portavoz de Izquierda Unida, Antonio Romero, que siempre ha mantenido el mismo criterio sobre la disolución del Ayuntamiento de Marbella. Doce veces ha debatido el Parlamento de Andalucía sobre la corrupción en Marbella y sólo ayer aprobó por unanimidad solicitar la disolución. Ayer, o sea, cuando ya el Consejo de Ministros lo había aprobado y el Senado lo había ratificado. Debate huero, palabras sobre rastrojos de un difunto. ¿Pues no pidió Izquierda Unida que el Gobierno solicite información a los paraísos fiscales? ¿Pues no se aprobó que se devuelva lo robado? Que sí, que aquello debió acabarse tras el «¿y qué?». No hay más.

Ya al final, Zarrías, que se pone meloso cuando esconde, dijo que los ciudadanos de Marbella están desesperados, esperando «que el jarrón se llene de flores». Y parecía que le estaba hablando a una lápida.

06 abril 2006

Couldina


El otro día, qué susto, los periódicos publicaban que la gran revelación de las elecciones de Israel había sido un partido nuevo: el GIL. Qué sobresalto, oigan. Menos mal que el Gil de allí no tiene nada que ver con el que conocemos, porque esas siglas en hebreo se corresponde con el Partido de los Pensionistas, que se ha colado con siete escaños en el Parlamento y, con toda probabilidad, llegue incluso al Gobierno.
Lo más llamativo, sin embargo, es que la ascención de ese partido se corresponde con una circunstancia política que sí es equiparable a la de Marbella. Los pensionistas han logrado su éxito porque un amplio sector de jóvenes desencantados, descreídos y decepcionados de las fórmulas políticas tradicionales, decidieron a última hora que, en vez de abstenerse, que es lo que pensaban hacer, irían a votar a ese partido, algo estrambótico, presidido por un tipo, ex agente del servicio secreto, que cazaba nazis tras la Guerra y que sólo pedía un aumento de las pensiones. El desencanto, la decepción; esa fue la clave de las victorias sucesivas de Jesús Gil en Marbella.
Sabía Gil que el sistema político en Marbella estaba corrompido, entre otras cosas porque él mismo le pagaba comisiones al PSOE para que le recalificaran sus parcelas. Corrupción política y desastre municipal, por una gestión pésima. Su fórmula de éxito consistió en ofrecer una ciudad limpia y segura, y puestos de trabajo en las constructoras. Y nadie le preguntó a costa de qué. Todavía hoy, las televisiones que acercan a Marbella, se sorprenden.

En una tele, ayer mismo, decían: «Cuando llegó Gil, Marbella cambió espectacularmente. ¿La corrupción? Los otros también la tenían. Y si son todos corruptos, prefiero un alcalde que haga las cosas bien y mire por la ciudad a otro que sea un desastre», decía una joven de un barrio periférico. Otros muchos vecinos lo ratificaban. Y un camarero, sin parar de cortar jamón, añadía: «Si volviera Gil, volvería a votarlo. Aun conociendo todo lo que se sabe ahora». En fin, que ésa es la situación, ése es el reto de la política. Allí están acostumbrados a ver dos comportamientos políticos, corrupción municipal y desidia de la Junta de Andalucía.

Ahora dice Chaves, que ayer se paseó por las calles de Marbella como quien entra en una ciudadela recién conquistada, que va a visitar la ciudad una vez al mes. Dieciséis años gobernando y se entera ahora de donde está Marbella en el mapa. Nueve años tardó el Gobierno de Chaves en publicar el PGOU del 86. Los años del desastre. Pero es que todavía no ha aprobado el Plan de la Costa del Sol. Y va ahora, porque el PSOE ya se ha asegurado con la gestora el control del Ayuntamiento hasta las elecciones. Y llega ahora. El general y su coronel.

En fin. Que dan ganas de decir lo que la todavía alcaldesa, cuando la portavoz del PP, María Angeles Muñoz, le pedía en los plenos que disolviera el Ayuntamiento: «Disolución, disolución... ¿Es que parezco yo una couldina?».

05 abril 2006

La burra

La corrupción tiene su propio dialecto. El lenguaje ordinario, vulgar, adquiere aquí una dimensión específica, diferenciada, de forma que acaba retratando cada caso. Se convierten en claves codificadas para la memoria colectiva. Como los cafelitos de Juan Guerra, los calzoncillos de Roldán o el maletín de los Ollero. Los corruptos tienen una tendencia normal al lenguaje soez, a la procacidad, que es como sacársela y mearse en todo. Demostraciones atávicas del poder.

En esto, como en todo, la gran aportación al conocimiento del mundo de la delincuencia política se produce gracias al inmenso caudal de información sociológica que aportan los ‘pinchazos’ telefónicos. La consigna en el mundo del hampa ha sido siempre la de no dejar rastro contable o documental. Ninguna huella de tinta. Esa frase que se suelta al final de un trato, con tono de asunto sobreentendido: «Por supuesto, nada por escrito».

Por fortuna, la precaución de los mangantes con la cosa escrita se diluye cuando hablan por teléfono, y eso les da una sensación de impunidad que les acaba perdiendo. «A ver si de aquí a junio nos quitamos las legañas», le decía Jorge Ollero al comisionista Pedro Llach, ya difunto, en las grabaciones de aquel caso que, al final, fueron anuladas por los tribunales y dieron al traste con toda la investigación. «Tú haz tus cuentas porque con ese dinero tú haces encaje de bolillos», le replicaba Llach.

En el fondo, si lo miran bien, esa chabacanería es la que reviste la soberbia, la prepotencia, la chulería de una trama de corrupción. «El Ayuntamiento soy yo», se ha publicado estos días como frase de Juan Antonio Roca ante los empresarios de Marbella, para zanjar de un tajo cualquier duda sobre la autoridad. Es la misma frase que esgrimía en las grabaciones policiales, hace unos meses, el empresario implicado en el soborno del Ayuntamiento de Camas. Versión Luis XIV del urbanismo municipal. El absolutismo de la corrupción política, digamos.

En las grabaciones que se van conociendo de esta nueva entrega del saqueo del Ayuntamiento de Marbella, se ha pronunciado una frase lapidaria. «La burra no da para tanta leche», advierte el empresario del servicio de grúa a la teniente de alcalde García Marcos cuando ésta le exigía más dinero para modificar las ordenanzas municipales.

«La burra no da para tanta leche». Después de tres saqueos, ésa es la mejor imagen de un ayuntamiento esquilmado, exhausto de comisiones. Arruinado. Consumido. Una burra canija, con los huesos marcados. Hemos tenido que llegar a este fondo exánime para que el Gobierno se reúna hoy con carácter extraordinario y ordene la disolución del Ayuntamiento de Marbella, no para convocar elecciones sino para que se nombre una gestora. ¿Una gestora? Igual es que se han hecho otras cuentas, otros cálculos. Con una gestora, que nombrará la Diputación de Málaga, el PSOE se garantiza el control del Ayuntamiento hasta las elecciones municipales. La burra, ay.

03 abril 2006

Arturo Moya. Confesiones Marbellíes.



CERCADO POR LA POLICIA. PERO LIBRE.

Sólo hay que imaginarse la situación. Usted llega una mañana a su trabajo y se encuentra su centro de trabajo acordonado por decenas y decenas de policía. Pregunta que qué está pasando, y le cuentan que han detenido al director, al subdirector y a varios compañeros de trabajo. Desconcertado, se acerca usted hasta el cordón policial. Obnubilado. Con una duda grande. ¿Me detendrán? “Bueno, yo dudas nunca tuve. Pero sí me encontré con toda aquella policía nada más llegar al Ayuntamiento. Me presenté, ‘mire usted, soy Arturo Moya, consejero general del PGOU de Marbella’. Y me dijeron: ‘Puede usted marcharse, que no tiene nada que ver aquí’. Me fui a casa y por la tarde me llamaron del juzgado porque habían encontrado una caja fuerte en mi despacho y querían abrirla en mi presencia. Les dije que no tenía la llave ni la clave ni, por supuesto, conocía qué podía contener. ‘Pues muy mal hecho –me dijeron- porque cuando alguien ocupa un despacho que ha pertenecido a otra persona debe exigir que la caja fuerte, si existe, se la abran’. Total, que les dije que, en efecto, había pecado de un exceso de confianza y se dispusieron a abrirla. “Veamos qué hay aquí dentro”. La abrieron, miraron dentro… y sólo había cien euros. Todos comenzaron a sonreir, hasta que uno de ellos me dijo: “Imagínese que en vez de cien euros, encontramos una pistola que hubiera servido para un asesinato”



SOBRE JUAN ANTONIO ROCA, EL CEREBRO


“Soy un hombre de carácter, que ejerce su trabajo con responsabilidad y honradez. Yo no era títere de nadie, y cualquier que me conozca sabe que soy todo lo contrario, bastante mandón. Yo, en mi parcela, que era la de coordinar el nuevo PGOU, impuse mis reglas de juego. Y el nuevo PGOU, de hecho, es impecable. Mi despacho estaba junto al de Juan Antonio Roca [citado como cerebro de la trama de corrupción inmobiliaria de Marbella]. Pared con pared, no. Pero sí muy cerca, a veinte metros. Nos separaban unos servicios y un despacho de secretarias. Nos cruzábamos, nos saludábamos con respeto y ninguno de los dos se metía en el trabajo del otro. Nunca he dependido de Roca para nada, cuando me contrataron quedaba claro en mi dependencia directa era de la alcaldesa. De nadie más. A mí no me competían ni las licencias de obras, ni las de primera ocupación, ni nada relacionado. Yo en esas historias no entraba, yo cuando recibía a los promotores era para hablar sobre el nuevo plan. En fin, lo que le puedo decir es que jamás he tenido una comida privada con Roca; jamás he sido invitado a ninguna de las fiestas del señor Roca; no conozco ninguna de sus posesiones… En fin, que jamás he tenido la menor intimidad ni familiar ni personal con el señor Roca.


SOBRE LA ALCALDESA


“Su encarcelamiento me ha sorprendido y me ha afectado personalmente… Uno tiene algo de caballero andaluz, y pienso que ella es víctima ingenua e inmadura de otras ambiciones.
Yo defiendo la presunción de inocencia de la alcaldesa. Y lo seguiré diciendo así hasta que una sentencia no me demuestre lo contrario. Todo lo que se conoce hasta ahora me hace pensar que la alcaldesa ha podido cometer alguna inconveniencia relacionada con la concesión de la grúa, pero nada más. No creo que esté relacionada con los hechos delictivos que se le imputan a otras personas. Ni por condición humana ni por actitud moral. Yo la he tratado y la mujer que yo he visto siempre es muy distinta a esa imagen e personas corruptas. Lo de la reforma de su casa [un constructor la ha denunciado por impago de un millón de euros] quizá le puede parecer una frivolidad, pero yo creo que eso de la reforma de su casa empezó con la vieja teoría ‘del poyaque’. Pues ya que hacemos esta mejora, hacemos esta otra y… Sí, sí, eso le suele pasar a las personas que no le prestan una atención debida a sus obras. Pero, vamos, que si eso ha sido así, la alcaldesa tendrá que pagarlo. Y, en cualquier caso, se trata de un pleito civil con un proveedor que no tiene nada que ver con las acusaciones de enriquecimiento por el urbanismo. Será una estupidez o un error, pero me parece que no está conectado con la corrupción urbanística.



SOBRE ISABEL GARCIA MARCOS

“No lo sé. La he tratado menos. Me parece una mujer brillante, una persona que ha defendido siempre los valores del socialismo. Y en este caso, estoy muy sorprendido. No lo entiendo, me daba la impresión de que era una mujer muy decente”.



SOBRE EL URBANISMO DE MARBELLA

“ El urbanismo de Marbella no es corrupto. Sé que es arriesgado decirlo, pero es verdad. Intentaré explicárselo. Todo lo que ha ocurrido es fruto del error y la negligencia in vigilando de la Junta de Andalucía e in diluyendo por parte del Ayuntamiento. Y ambas culpas son iguales. La laguna legal que ha existido en este Ayuntamiento durante quince años es abrumadora. El PGOU se aprueba en el año 1986 y se publica en el año 2000. ¡Catorce años de laguna legal! Y entre tanto se construyen treinta mil viviendas, con sesenta o setenta mil personas viviendo en ellas. Personas que han comprado esas viviendas, que las han registrado, que han pagado a Hacienda por ellas. ¿Se cuenta? Es que hasta la Hacienda pública recibió setenta mil millones de pesetas de esa ‘ilegalidad’, dicho sea entre comillas. ¿Dónde está el urbanismo corrupto? Lo corrupto del urbanismo es que responsables públicos se aprovechen de esa laguna legal para enriquecerse.


SOBRE EL PARTIDO SOCIALISTA

“Hace quince días, hubo una reunión en Marbella en la que Roca se reunió con un grupo de empresarios. Le cuento lo que yo sé, aunque yo no estuve en esa reunión. Me han contado lo que pasó los empresarios y la persona que presidió la reunión, que fue don Carlos Hernández Gil, un ex senador socialista que ahora preside ‘Hacienda de Toros’, un proyecto ejemplar para la rehabilitación de drogadictos que hace poco visitó el defensor del pueblo. Horas antes de la reunión, Hernández Gil se entrevistó conmigo en mi despacho por unas alegaciones que pensaban plantear al PGOU y me dijo que se iba a reunir con empresarios para recaudar fondos para ese proyecto. Esa fue la reunión, alguien me ha dicho que incluso está grabada por la Policía. Me consta, porque así me lo han contando, que en ningún momento se habla ni de mí ni de futuras candidaturas. Lo que sí me cuentan es que, tras la reunión, Roca contó que estaba en negociación con gente del PSOE, del entorno de Paulino Plata para que, tras las elecciones, la candidatura de Yagüe apoyara a Plata para la Alcaldía de Marbella. Eso es lo que me han dicho asistentes a esa reunión”. [Paulino Plata es consejero de Turismo de la Junta de Andalucía. Manuel Chaves, presidente del PSOE y presidente de la Junta, ha barajado su nombre para ser candidato a Marbella, aunque el nombramiento aún no es oficial]


SOBRE SI MISMO. AMBIENTE ELECTORAL


“Yo fui dos veces diputado en el Congreso por la UCD; fui consejero del presidente Adolfo Suárez, lo cual me llena de orgullo y satisfacción; y subsecretario con Fernando Abril Martorell. Después, en efecto, fui candidato andalucista a la Junta, y es verdad que mucha gente me ha venido a ver, asociaciones de vecinos y profesionales, para decirme que, ante el caos existente, yo debía encabezar o liderar algún proyecto. Yo les dije, y reitero ahora, que, de momento, no entra en mis planes ninguna aventura política.
No sé qué puede pasar en las elecciones municipales, , porque la gente es muy libre de votar a quien le parezca. Lo que sí sé es que quien venga, quien pueda ser el próximo alcalde, se va a encontrar con un Ayuntamiento en quiebra, en suspensión de pagos, y una situación de ilegalidad del urbanismo. A ver cómo lo enfoca, porque los dineros ni las ilegalidades se resuelven de la noche a la mañana. ¿Mi candidatura a la Alcaldía? Esa posibilidad sigue sin entrar en mis planes. Otra cosa es que, cuando un barco empieza a irse a pique, yo soy partidario que personas honestas e inocentes, intenten salvar ese barco. Porque en esta ciudad, la mayoría de las personas, no tienen nada que ver con lo que ha ocurrido. Y en el Ayuntamiento hay muchos trabajadores, muchos funcionarios honestos y preocupados con todo lo que está pasando. Si el barco se está hundiendo, yo no soy de los que sale huyendo. A lo mejor hasta me animo a levantarlo”.

02 abril 2006

Marbella. Claves para una operación.


-- ¿Por qué Malaya?

Las operaciones policiales reciben siempre un nombre en clave que las identifica, y que suele tener relación con uno de los aspectos de la investigación o con alguna imagen relacionada. En ocasiones, la propia Policía desvela por qué se la ha denominado de esa manera, pero no ha ocurrido en este caso. La interpretación que se ha realizado es que la denominación tiene que ver con un aspecto de la investigación que todavía no ha salido: un posible delito de evasión de capitales a paraísos fiscales. Malaya es gentilicio de Malasia, en sur del Pacífico. Allí se encuentra Labuan, un pequeño Estado de Malasia que, desde 1990, es un centro financiero off-shore que, según algunos informes, «compite con los paraísos fiscales más importantes de Europa y el Caribe, aunque está especializado en las finanzas islámicas».


-- ¿Cuál es el origen de la investigación?

La versión oficial es que la ‘Operación Malaya’ se origina a raíz de algunas escuchas telefónicas que se realizaron durante la otra gran operación de blanqueo de dinero, la Operación Ballena Blanca. Pero no parecen cuadrar las fechas. Esta última investigación comienza a realizarse en septiembre de 2003 y las detenciones no se producen hasta marzo de 2005. Demasiado tiempo de distancia con esta Operación Malaya, un año después. En Marbella se ofrece otra versión que, quizá, puede ajustarse más a la realidad, sobre todo teniendo en cuenta que la propia policía ha afirmado que las investigaciones han durado seis meses. ¿Qué ocurrió en Marbella hace seis meses, en el otoño de 2005? Ahí es donde parece estar la clave. En septiembre de 2005, se rompe de forma abrupta el pacto triparto de Marbella y la alcaldesa Marisol Yagüe y su primera teniente de alcalde, Isabel García Marcos, se alían hasta provocar la expulsión del Gobierno del concejal andalucista Carlos Fernández. Quienes conocen a este concejal, afirman que Fernández ha vuelto a repetir la misma jugada que cuando rompió con Jesús Gil, es decir que ha facilitado a la Policía la información que necesitaba para «empapelar» a sus antiguas socias. En el entorno del andalucista no se desmiente esta versión. «Carlos Fernández ya dijo entonces que las cosas no iban a quedar así». La coincidencia de los acontecimientos es incluso mayor. En septiembre, se rompe el pacto de Gobierno. En octubre, comienza la investigación de la Policía. ¿Y en noviembre? Ese mes, el presidente de la Junta, Manuel Chaves, anuncia la retirada de las competencias urbanísticas a Marbella. Fue sólo un anuncio, porque el expediente no se ha inciado hasta el pasado catorce de marzo, dos semanas antes de las detenciones.


-- ¿Qué información tiene Roca?

Cualquier persona relacionada con el Ayuntamiento de Marbella da por seguro que Juan Antonio Roca puede llevarse por delante en sus declaraciones a más de un preboste de la política o de la judicatura. La certeza tiene que ver, por un lado, con la inmunidad de la que parece haber disfrutado Roca en los últimos veinte años y, por otra parte, con informaciones ya aparecidas sobre la relación que éste guardaba de las personas a las que había sobornado en alguna ocasión. Sobre la primera cuestión, llama poderosamente la atención que se presente ahora como hallazgo el hecho de que Roca contara con una gran colección de obras de arte cuando se da la circunstancia que, desde hace años, el propio ex gerente de Urbanismo entregaba a sus amigos hasta un catálogo de su museo particular. La segunda cuestión también es conocida. Durante años se ha afirmado que Roca entregaba los supuestos sobornos del GIL_en sobres de color rosa y amarillo. La propia García Marcos llegó a afirmar que «a Roca, que era un técnico, lo recibían en los despachos de la Junta como si fuera una autoridad». ¿Hablará Roca para defenderse?


-- ¿Quién es Tomás Olivo?

Cuando la Policía realizó las primeras detenciones y se anunció que entre los detenidos se encontraba un empresario, muchos en Marbella pensaron en Tomás Olivo. Sin embargo, ni se trata de esta persona, ni existe orden de detención alguna ni siquiera, al parecer, se encuentra en España, sino de vacaciones en el Caribe. ¿Quién es Tomás Olivo y por qué, entonces, se pensó en él? Por la estrecha vinculación entre Roca y Olivo, dos murcianos con intereses comunes en Marbella. El primer gran pelotazo de Olivo fue el centro comercial La Cañada, construido en terrenos comprados al Ayuntamiento por 600 millones de pesetas, cuando en la misma inscripción registral ya se valoraban en 800 millones. A partir de ahí, otros muchos. Hace dos años, el Tribunal de Cuentas afirmó, tras fiscalizar los ejercicios 2000 y 2001 en el Ayuntamiento de Marbella, que había detectado un «perjuicio a los intereses públicos municipales» de más de 45 millones de euros en relación con el pago, mediante diez parcelas municipales, que el equipo de gobierno del GIL hizo al conocido promotor Tomás Olivo, a cambio de obras que su empresa no ejecutó, o bien no fueron debidamente justificadas.


Efectos colaterales. La situación en la que queda el Ayuntamiento no tiene precedentes. Un detalle de vida cotidiana. Muchas parejas que iban a casarse este fin de semana asistieron atónitas a la detención de quienes los iban a casar. Compuestos y sin boda.



LAPIDARIO BOBO

«Hay gente que tiene que demostrar el pedigrí, la pureza, la honestidad y la decencia. Yo ya lo tengo todo eso demostrado hasta el día en que me muera».

Isabel García Marcos. Agosto de 2003

01 abril 2006

Misterios


En Marbella nunca falta un ‘garganta profunda’. Es una peculiaridad más de la ciudad, como el clima, digamos. Saber que los tipos que están frente a ti en la mesa de un restaurante, los que ves al lado de una cafetería o los que cruzan la avenida en un coche de cristales tintados están desvelando algún secreto. En los días grandes, como ayer, con medio ayuntamiento en el trullo, las confidencias florecían como si las hubiera traído la primavera.

“Lo que ha ocurrido se viene rumoreando desde hace seis meses”, decían ayer. “Lo que ocurre es que los de arriba han estado esperando el momento oportuno. Vamos, que ha sido el propio Zapatero el que ha dado la orden de cuándo se tenía que intervenir. Se trataba de controlar en qué momento tenía que salir este asunto en las portadas de todos los periódicos. ¿O crees que es una casualidad que haya coincidido con el día que se decidía sobre el ingreso en prisión de Otegi y con la aprobación en el Congreso de los Diputados el Estatuto de Cataluña?”

Marbella, sí, es una ciudad de misterios. En este caso, de todas formas, parece literalmente imposible que una operación como ésta dependa de una orden directa de La Moncloa, como si fuera una carrera de atletismo; como si todos, el juez , el fiscal anticorrupción y la policía, estuviesen agachados en la línea de salida esperando que Zapatero apriete el gatillo. No parece, no. Entre otras cosas, porque lo complicado en España es que haya alguna noticia que no coincida con un asunto relacionado con el País Vasco o Cataluña.

De hecho, la otra gran operación policial, la de ‘Ballena Blanca’, coincidió con también una noticia catalana, el hundimiento del barrio del Carmelo. Este caso, además, es más fácil incluso de rebatir, porque aquella otra operación cogió al presidente Chaves por Marruecos. Y se supone que Chaves tendría que estar informado. O no, que diría el otro. Como dijo entonces Antonio Romero, lo raro en el presidente de la Junta de Andalucía es que estuviera presente en algo relacionado con el urbanismo de Marbella. “Chaves parece el gobernante de una fundación sin ánimo de lucro”, dijo Romero. “De Marbella lleva ausente quince años. A mi me ha respondido una veintena de veces en el Parlamento que lo de Marbella es un problema de la policía. Pero, bueno, ¿y usted para qué está aquí?”

Aquel día, Romero puso el dedo en la llaga. Porque de todos los misterios de Marbella, éste es el mayor. En este periódico, por ejemplo, las denuncias contra Juan Antonio Roca se cuentan ya como si fuera una película de Rocky. Vamos por “Saqueo 3”. Y es ahora cuando Roca ha entrado en prisión. En fin, que cuando la Junta acabe de tramitar el expediente de retirada de competencias urbanísticas a Marbella, lo va a tener que explicar en el patio de la prisión de Alhaurín.