Como en otras ocasiones, como siempre en política, el PSOE ha distribuido entre los suyos (dirigentes y afines, todo un ejército) un Manual de argumentos para que los utilicen en los debates sobre Iñaki de Juana Chaos. Se trata de argumentos que se repiten, palabra por palabra, en todos los discursos. Es una táctica habitual en política, y por esa razón no debería extrañarnos, salvo que lo que se persigue en el fondo es emponzoñar el debate y llevarlo a la confrontación habitual contra el Partido Popular. Para no reducir la polémica sobre De Juana Chaos a ese hartazgo, vayamos a los argumentos difundidos por el PSOE. Porque más que argumentos, una a una, son falsedades o medias verdades.
“De Juana Chaos no ha sido puesto en libertad. Su condena es de régimen atenuado o segundo grado, y permanecerá bajo control policial permanente”.Es cierto que De Juana Chaos no ha salido en libertad. Es verdad, pero de ahí a afirmar que sigue en prisión o que va a cumplir el resto de condena que le queda media una enorme distancia. En realidad, el régimen de prisión atenuada es el que ya disfrutaba De Juana Chaos en el hospital Doce de Octubre de Madrid, con un régimen especial de visitas que le permitía a su novia pasar con él días y noches completas, sin que ni siquiera se viera sometida a control alguno por los policías que custodiaban la habitación. Si éste era el régimen de prisión que disfrutaba De Juana antes de la decisión del Gobierno de trasladarlo a su domicilio en el País Vasco, ¿qué podemos esperar ahora? ¿Cuánto tardará De Juana Chaos en aparecer en un acto público de Batasuna? ¿Un mes? ¿Menos aún? Desde luego, el año y medio de teórica prisión que le resta, no se podrá llamar de ninguna forma prisión atenuada.
"Este hombre ya cumplió su condena por los 25 asesinatos que cometió. De Juana no estaba en la cárcel por sus asesinatos, sino por un delito de amenazas. Se ha aplicado la ley" También es cierto. Pero decirlo así, quedarse ahí, es ofrecer una información a medias porque el delito de amenazas por el que fue condenado no es cualquier cosa; que dicho así parece que el terrorista amenazaba con no salir al patio de la cárcel si no le cambiaban el menú de la prisión. No, De Juana fue condenado por dos artículos publicados en Gara, cuando aún estaba en la prisión, en los que claramente se mostraba partidario y animaba a ETA a mantener su sanguinaria escalada de asesinatos y extorsión. De Juana escribió en prisión esos artículos cuando ya tenía cercano el final de su menguada condena. Esta circunstancia es fundamental.
Vamos a ver, De Juana mató a veinticinco personas por las que fue condenado a más de tres mil años de cárcel, pero gracias al antiguo Código Penal logró reducir esa condena a sólo 18 años de cárcel. Aunque nos produzca un profundo rechazo, la esencia de un Estado de Derecho reside justamente en que incluso un asesino en serie como de Juana Chaos está sometido al imperio de la Ley, tanto en lo que le perjudica como en lo que pueda beneficiarle. La legislación española establece que el objetivo último de la cárcel es la reinserción del preso, y todos los presos, también de Juana Chaos, puede acogerse a los beneficios penitenciarios de reducciòn de condena que se desprenden de este fin. No existe en España cadena perpetua, para ningún tipo de delitos, y por esa razón el máximo de pena que puede cumplir un recluso son treinta años. De ahí para abajo, el preso puede obtener beneficios penintenciarios que reduzcan aún más ese tope de años de cárcel gracias a estudios universitarios realizados en prisión, buen comportamiento, trabajos carcelarios, etc.
Incluso cuando se habla del cumplimiento íntegro de las penas (figura que se introdujo en España para delitos de terrorismo en el año 2002, con lo que no afecta a De Juana Chaos, que tiene una condena muy anterior), se está hablando de un máximo de treinta años.
En cualquier caso, sentado todo lo anterior, lo razonable es que si un preso como De Juana Chaos puede utilizar las ventajas que le concede la Ley para reducir su condena, también los ciudadanos, también el Estado, a través de la Fiscalía, Ministerio Público, puede y debe utilizar esa misma Ley para intentar que el preso no se salga con la suya. Esto es, precisamente, lo que movió al procesamiento de De Juana por los artículos publicados en Gara. Tan claro estaba entonces que, al principio, el Fiscal le pedía 96 años de cárcel por esos dos artículos. Después los 96 años se quedaron en tres años y, de esos, no habrá cumplido ni un año de prisión pura y dura.
Es normal que el asesino, al ver frustrada su expectativa de salir de forma prematura de la cárcel, intentara presionar al Gobierno (de ahí la huelga de hambre), pero precisamente por eso, el Gobierno tendría que haberlo obligado al cumplimiento íntegro de los tres años de cárcel que lograron añadírsele. Cuando se dice eso de que "este hombre ya cumplió su condena por los 25 asesinatos que cometió" (Manuel Chaves) se está manipulando la realidad. Dicho así, de hecho, parece un insulto. Porque su condena no eran dieciocho años, sino tres mil. Y ahora, al concederle el segundo grado, no "se aplica la ley", como se añade, porque con esa misma Ley en la mano, De Juana podría haber pasado un año y medio más en prisión.
"Es una cuestón humanitaria. Todos los informes médicos indicaban que el preso iba a morir. Esto siempre ha ocurrido. El Gobierno del PP puso en libertad a 21 etarras por enfermedad (un tercio de ellos durante la tregua). Es más, durante etapa de gobierno del PP, de 1996 a 2004, se excarceló a 3.491 presos comunes por motivos de salud".Este argumento del trato humanitario es el que viene utilizando desde hace meses los distintos dirigentes de Batasuna. La intención, logicamente, es llevar el debate a ese terreno; que nos pongamos a debatir si el Estado de Derecho tiene que ser humanitario ante un asesino sanguinario que esté en fase terminal. Pero no es éste el debate, porque sólo desde la ceguera premeditada se puede ignorar que la huelga de hambre de De Juana Chaos tenía como fin último que se le pudiera conceder el segunda grado con esta justificación. ¿Cómo diablos va a ser lo mismo un cáncer terminal que una huelga de hambre, una supuesta huelga de hambre, que el Gobierno puede evitar, simplemente, forzando al preso a la alimentación obligatoria?
De Juana Chaos no es un enfermo en fase terminal, y una huelga de hambre no es ninguna patología médica, es un chantaje político. De Juana no es sino un preso que, con una huelga de hambre, se niega a cumplir la condena que le ha sido impuesta. Pero si por motivos de salud fuera, ahora que De Juana Chaos ya se alimenta, lo lógico sería que una vez desaparecida la “urgencia humanitaria” volviera a la cárcel de Algeciras a cumplir el año y medio de prisión que le falta.
"Se ha evitado la muerte de De Juana y que se convierta en un mártir y en un símbolo para realizar nuevas campañas de violencia".Este último argumento ya es una valoración, igual que cuando se afirma que la decisión del Gobierno “está cargada de lógica” y que es una “decisión inteligente”. Sencillamente, no es verdad, porque el Estado tenía ante sí un dilema, propio del chantaje del terrorista, del que no podría salir bien una vez que entra en el mismo: o convertía a De Juana Chaos en un mártir o convertía en un héroe, como ahora. Lo razonable es no haber entrado en ese chantaje, haber mantenido el rigor de la Ley, al menos hasta que el terrorista pidiera perdón, que es lo mínimo, que mostrara algún signo, por leve que fuera, de arrepentimiento, de perdón, de renuncia de la violencia.
En fin, no sólo no es así sino que conviene recordar qué piensa el propio De Juana Chaos sobre su propio arrepentimiento. Lo dejó claro en una de esas famosas cartas por las que fue procesado y que desembocaron en su huelga de hambre. Es la carta publicada por de Juana Chaos el 1 diciembre de 2004 en Gara. Se llamaba El Escudo.
“Técnicamente, el 25 de octubre de 2004 terminé de cumplir la condena intramuros impuesta por su sistema jurídico y penitenciario con el Código Penal de 1973. A partir de aquella fecha no he salido de prisión. ¿Motivo? “No da signos de resocialización”. Sin embargo, afortunadamente, de resocialización no da signos ni De Juana ni una inmensa mayoría de los 700 presos y presas, ni una gran parte de la sociedad vasca. Porque resocializar en el sentido utilizado por el enemigo implica la derrota. Vamos a ganar. Hace años le escuché a un muy apreciado compañero chillar con fuerza «Sacad vuestras sucias manos de Euskal Herria». Sí, sacadlas, porque otro camino sólo implica más sufrimiento. O el futuro terminará demostrando, sin duda, que os quedásteis sin ellas”.
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