Distorsión
¿No repetimos, acaso, tras cada elección, que no es justo que Izquierda Unida se hunda en la miseria, aunque consiga un millón de votos repartidos por toda España? ¿No es una paradoja antidemocrática que Rosa Díez tenga los mismos votos que el PNV y seis veces menos diputados? «Mi voto vale seis veces menos que el de mi vecino de escalera, que vota al PNV», se quejaba tras las elecciones la ex dirigente socialista pero, como tantos otros debates sobre las carencias de la España democrática, hasta el próximo recuento electoral no está previsto ya que nadie más vuelva a plantear este asunto. La protesta se ha ahogado en un silencio impuesto, y sólo algunos outsider como Jiménez de Parga se acuerdan de estas reformas cuando se apagan las brasas de una campaña electoral.
Lo que se quizá se le escapa a Jiménez de Parga es que esa reforma electoral es imposible en España porque el mayor beneficiado de la situación actual no son los nacionalistas, sino uno de los dos partidos mayoritarios, el PSOE, que ha encontrado en este sistema una ventaja clara sobre su rival, el Partido Popular. Dicho de otra forma, una vez que en España se identifica nacionalismo con progreso, el PSOE de Zapatero sabe que para formar una mayoría estable en el Congreso siempre gozará de más posibilidades que el Partido Popular, que sólo podrá gobernar con mayorías absolutas. Se dirá que el PP ya gobernó con el apoyo de nacionalistas vascos y catalanes, es verdad, pero se reconocerá igualmente que ese tiempo pasado tiene poco que ver con las aversiones creadas tras la oleada de reformas de los estatutos. Hasta ante notario juraron los nacionalistas catalanes que jamás apoyarían al PP, o sea.
¿Para qué se va a arriesgar el PSOE a que en el Congreso haya partidos bisagra que inclinen su voto hacia cualquiera de los dos lados de la balanza política española si ya tiene asegurado que los partidos nacionalistas, que hacen ese papel gracias a la Ley electoral, siempre se inclinarán en su favor? Como ejemplo, los presupuestos: siempre será mejor negociar con dinero que con ideas. ¿O es lo mismo para Zapatero negociar con el BNG que con Rosa Díez?
No se va a reformar la Ley Electoral, no. Entre otras razones, porque para cambiar esa ley orgánica hacen falta dos tercios del Congreso, con lo que los populares, aunque quisieran, jamás la podrán cambiar. Es más, cualquier modificación de la Ley Electoral en el Congreso y en los parlamentos autonómicos será para la creación de nuevas figuras que le garanticen al PSOE esa ventaja. ¿O acaso obedece a otro interés el voto de la inmigración y los escaños reservados a los emigrantes que ya anda proponiendo Chaves?
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