El Blog de Javier Caraballo

Javier Caraballo es periodista de EL MUNDO. Es redactor Jefe de Andalucía y autor, de lunes a viernes, de una columna de opinión, el Matacán, sobre la actualidad política y social. También participa en las tertulias nacionales de Onda Cero, "Herrera en la Onda" y "La Brújula".

30 octubre 2008

Distorsión


Sostiene el profesor Jiménez de Parga, que hace unos días estuvo en las Charlas de EL MUNDO, que de todas las reformas que se precisan en la democracia española, la más urgente es la de Ley Electoral. Con un objetivo esencial, que se reduzca la posibilidad de representación de las minorías nacionalistas en el Congreso en favor de los partidos minoritarios con implantación en todo el territorio nacional.

¿No repetimos, acaso, tras cada elección, que no es justo que Izquierda Unida se hunda en la miseria, aunque consiga un millón de votos repartidos por toda España? ¿No es una paradoja antidemocrática que Rosa Díez tenga los mismos votos que el PNV y seis veces menos diputados? «Mi voto vale seis veces menos que el de mi vecino de escalera, que vota al PNV», se quejaba tras las elecciones la ex dirigente socialista pero, como tantos otros debates sobre las carencias de la España democrática, hasta el próximo recuento electoral no está previsto ya que nadie más vuelva a plantear este asunto. La protesta se ha ahogado en un silencio impuesto, y sólo algunos outsider como Jiménez de Parga se acuerdan de estas reformas cuando se apagan las brasas de una campaña electoral.

Lo que se quizá se le escapa a Jiménez de Parga es que esa reforma electoral es imposible en España porque el mayor beneficiado de la situación actual no son los nacionalistas, sino uno de los dos partidos mayoritarios, el PSOE, que ha encontrado en este sistema una ventaja clara sobre su rival, el Partido Popular. Dicho de otra forma, una vez que en España se identifica nacionalismo con progreso, el PSOE de Zapatero sabe que para formar una mayoría estable en el Congreso siempre gozará de más posibilidades que el Partido Popular, que sólo podrá gobernar con mayorías absolutas. Se dirá que el PP ya gobernó con el apoyo de nacionalistas vascos y catalanes, es verdad, pero se reconocerá igualmente que ese tiempo pasado tiene poco que ver con las aversiones creadas tras la oleada de reformas de los estatutos. Hasta ante notario juraron los nacionalistas catalanes que jamás apoyarían al PP, o sea.

¿Para qué se va a arriesgar el PSOE a que en el Congreso haya partidos bisagra que inclinen su voto hacia cualquiera de los dos lados de la balanza política española si ya tiene asegurado que los partidos nacionalistas, que hacen ese papel gracias a la Ley electoral, siempre se inclinarán en su favor? Como ejemplo, los presupuestos: siempre será mejor negociar con dinero que con ideas. ¿O es lo mismo para Zapatero negociar con el BNG que con Rosa Díez?

No se va a reformar la Ley Electoral, no. Entre otras razones, porque para cambiar esa ley orgánica hacen falta dos tercios del Congreso, con lo que los populares, aunque quisieran, jamás la podrán cambiar. Es más, cualquier modificación de la Ley Electoral en el Congreso y en los parlamentos autonómicos será para la creación de nuevas figuras que le garanticen al PSOE esa ventaja. ¿O acaso obedece a otro interés el voto de la inmigración y los escaños reservados a los emigrantes que ya anda proponiendo Chaves?

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2 Comments:

At 31 octubre, 2008 00:28, Blogger Pasión said...

Si los andaluces/as/os, (Nueve Millones de Mentes), supiéramos de VERDAD, a quiénes votamos, (llevo diez años votando en BLANCO), me encantaría que ése VOTO se reflejara en el Parlamento Nacional y para desgracia de los/as parlamentitos/as), que ésos/as son los/as verdaderos/as peligrosos/as.

Y como que nó: LA SOCIEDAD CIVIL, LA QUE TRABAJA, LA QUE PAGAMOS IMPUESTOS, DEBERÍAMOS CAMBIAR LA LEY ELECTORAL Y DESDE ANDALUCÍA.

 
At 31 octubre, 2008 14:02, Blogger Iñigo Azcorra said...

Puestos, ¿Por que no creamos un parlamento mundial en el que vengan representados los ciudadanos de todo el globo? ¿A algun español le gustaria que la inversion en sanidad en el ambulatorio de su barrio dependieran de lo que 4.000.000.000 pobres decidieran(representativamente claro)?

¿desde un analisis racional, de que forma puede estarse de acuerdo con lo expuesto en este articulo sin estar de acuerdo con lo que propongo? La cuestion es que estos analisis son puramente ideologicos.

 

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