Perfil¿Cómo llega una persona a considerarse a sí mismo un outsider? Antonio Nadal está en el despacho de su casa, horas antes de sumergirse en una jornada de exámenes para mayores de 25 años en la Universidad de Málaga, y reflexiona sobre su marginalidad intelectual con prudente distancia, como si hablara de otro. "A esa conclusión se llega por el choque terrible con la realidad, en la que uno se implica. Ello provoca un roce con la mayor parte de los mecanismos que componen esa realidad. Pero ello, claro, ni me otorga una superioridad moral sobre los demás ni me autoriza a ser crítico con los demás. Seguramente, si alguien está equivocado, ése soy yo". Comprenderán que este ejercicio de distanciamiento, que arrancar cualquier reflexión con la disculpa de estar equivocado, es un buen punto de partida para los tiempos que corren. Sobre todo, pensando que Antonio Nadal, catedrático de Historia Contemporánea, fue fundador del PSOE en Málaga en los años setenta y, antes, de 1974 a 1977, miembro del comité federal del PSOE. "Es que yo he tenido dos grandes dramas políticos: Que conocí a ETA estando en la cárcel, con diecinueve años, y que conocí al PSOE con veinticuatro años. Quiero decir que nunca he tenido, por tanto, ningún sentido mítico ni sobre ETA ni sobre el PSOE".
Sobre la Memoria Histórica
Todo esto de la Memoria Histórica lo que supone, en primer lugar, es un negocio del que se benefician unos pocos. Se hace, además, con testimonios de la cuarta generación desde la Guerra Civil, con personas que ahora pasan de los ochenta años y que entonces no tenían más de diez años. Desde el punto de vista académico, nada de lo que se está publicando aporta nada nuevo sobre el franquismo. Son meros refritos y contra-refritos de cosas ya publicadas. Es decir, que de lo que estamos hablando es exclusivamente de la utilización política de la Historia.
El intento de reactivar el franquismo lo están protagonizando aquellos que no vivieron el franquismo y aquellos otros que usurparon la historia. Un somero análisis de las personas que militaban en la izquierda en España en los últimos años del franquismo y los primeros de la Transición nos demostraría que el ochenta por ciento de los dirigentes del PSOE proviene de la derecha, de la Falange o de los organismos políticos del franquismo. Y no hay nada peor, nada más radical, que el converso.
En breve, publicaré un libro, "Granada, 1968-1973", en el que se refleja bien esto que digo. De todas formas, ya verá usted cómo al libro se le somete a un manto de silencio, porque la historia oficial e la Transición en Andalucía es esa farsa que la Junta de Andalucía le encarga a Juan de Dios Mellado para demostrar que el PSOE hizo lo que no hizo, y fue lo que no fue. Y no me refiero a los padres o antepsados de esos dirigentes, hablo de ellos. De Manuel Pezzi, de Enrique Linde, de Mayor Zaragoza, de Hilario López Luna, de Francisco Oliva, de Enrique Martínez… He contado muchas veces cómo los trabajadores abucheaban a Enrique Linde cuando iba representado al sindicato vertical. No, no, no hablo de sus padres; hablo de ellos.
Sobre el sectarismo Le hablaba antes del libro que voy a publicar. Ya verá usted cómo, salvo el diario EL MUNDO, el resto lo someterá a un total, absoluto e implacable silencio. Se ignorará. Mis libros no existen; sencillamente no existen ni va a existir. En Andalucía, el noventa por ciento de los medios de comunicación están al servicio del PSOE. Y aquí en Málaga, el panorama de los medios de comunicación al servicio del PSOE es algo desolador. Pero, bueno, todo esto no es más que un indicador fiel de la pobreza de esta sociedad y, más allá, de la pobreza del periodismo.Y cuando lo digo, no me estoy quejando. Es, sencillamente, una constatación. Es probable que el destino inevitable de un intelectual crítico sea no existir. Podría decir, claro, que, al menos como ciudadano que paga sus impuestos, podría reclamar una cuota de protagonismo en Canal Sur como la de los ‘intelectuales’ de oficio, los contratados, pero antes que exigir nada parecido yo incluso promovería una huelga fiscal contra esa infamia de chistes y clientelismo.
Sobre la mediocridad política
¿Que existe un régimen en Andalucía? Yo no soy un politólogo, soy un historiador, y me gusta utilizar esos términos con mucha precisión. Yo lo veo simplemente como la victoria de los mediocres. Es la rebelión de las medianías. Es Alfonso Guerra y su política de enaltecimiento de la mediocridad. Es la ficción, la farsa y la persecución implacable. Aquí no prospera nadie que tenga talento; el talento está perseguido. Que Andalucía tenga como figura relevante a un personaje como Manuel Chaves lo dice todo. O Zarrías… Pero bueno, insisto en que la sociedad es la responsable de que Andalucía esté a la cola de los ámbitos culturales y económicos de España y de Europa. Yo ya estoy cansado de ese discurso de la pobre gente, que es engañada por la Junta de Andalucía… Yo ya no acepto esos lamentos. Naturalmente que hay engaño y manipulación permanente, pero la exigencia está en la sociedad.
Sobre la oposición La oposición andaluza es débil, sí. Y está ausente, claro, entre otras cosas porque resulta de una enorme complejidad hacer oposición en Andalucía. La sociedad andaluza es una sociedad clientelar desde el siglo XIX y no hay político en la actualidad que se atreva a decir, por ejemplo, que no se puede seguir manteniendo las subvenciones agrícolas. Que es un fraude, una omertà, un sistema mafioso. ¿Qué político va a decir que Canal Sur roza la indignidad, que debería ser clausurado, que no se puede admitir que siga difundiendo esa imagen del andaluz de comedia bufa? ¿Quién puede decir que eso de la reforma del Estatuto es una farsa ridícula? El político que dijera estas cosas estaría condenado al ostracismo.
La derecha tiene la legitimidad de que el liberalismo se ha quedado sólo, una vez que nadie parece ya reivindicar el comunismo, pero su capacidad está muy cuestionada, al menos en el caso de España, por la inexistencia de doctrina, lo cual tiene de positivo que es capaz de aceptar a muchas personas porque no tiene el carácter excluyente de la izquierda. Esa falta de capacidad, en cualquier caso, se percibe en la falta de liderazgo en la derecha española. Yo siempre digo que la derecha en España es o golpista o deprimida. En este momento, está deprimida.
Sobre el PSOE
Estamos en una sociedad débil, que vive del momento, sin más previsión ni análisis de futuro. Esa realidad social es la que ha entendido bien el Partido Socialista. El PSOE lo que hace es incrustarse en un engranaje de siglos. Una sociedad subsidiada que el PSOE no ha inventado, desde luego, lo que ha hecho es instalarse en ella y perfeccionarla. El PSOE ha conducido a esta sociedad a un extremo de una calidad antidemocrática digna de estudio. Es el simbolismo de que a Andalucía la representen personas como Chaves o Zarrías, que son mediocres e irrelevantes, pero que ejercen un control férreo sobre la sociedad.
Le hablaba antes de mis dos dramas político. Descubrí de ETA, en la cárcel, en 1969, que era el grupo sectario y violento que la sociedad española percibió después. A mí, que estaba por propaganda ilegal en el penal de Teruel, no me llamaban ni por mi nombre; me llamaban Granada. En cuanto al PSOE, después del Congreso de Suresnes, descubrí los mecanismos internos de sectarismo y corrupción que se avecinaban. No sé si ha sido una suerte o una desgracia haberlos conocido tan pronto, porque ya en 1977 Felipe González y Alfonso Guerra decidieron que, antes de llegar al poder, había que expulsar del partido a la gente como yo para poder controlar toda la estructura.