Exclusivo
«¡Vaya tontería que has escrito hoy!», espeta nada más llegar un antiguo dirigente de Izquierda Unida al que me une enorme afecto. Está el hombre molesto por la risotada que ha suscitado un artículo del nuevo Estatuto de Andalucía, ése que han llevado al Congreso, sobre las competencias exclusivas del flamenco. Por el tono de la protesta, se intuye de inmediato que debe haber sido él mismo uno de los inspiradores de este enorme bodrio: «Artículo 67. Corresponde a la comunidad autónoma la competencia exclusiva en materia de conocimiento, conservación, investigación, formación, promoción y difusión del flamenco, como elemento singular del patrimonio cultural andaluz». El flamenco, competencia exclusiva de la autonomía. Ja.
El dirigente viene preparado, para su defensa, con otro artículo del propio Estatuto, uno en el que se reseña que la norma estatutaria es de aplicación en el territorio andaluz. Claro, era eso. Mecachis, que no habíamos caído que el nuevo Estatuto no será de aplicación obligatoria, además de en Andalucía, en los lander alemanes, en el distrito federal de México o en el Harlem neoyorquino, donde acaso exista un negrata ensayando un rap con un compac de Camela. Y sin permiso de la Junta de Andalucía, que tiene la competencia exclusiva en el flamenco y sus derivadas.
En fin, que no es eso. Naturalmente que el Estatuto andaluz sólo es de aplicación en el territorio de la comunidad autónoma, faltaría más. El problema es que cuando se declara que una competencia es exclusiva, y se especifica así en un texto legal que tiene rango de ley orgánica, (es decir, que forma parte del cuerpo constitucional del Estado), quiere decir que es una competencia privativa, que no puede ejercerla nadie más. Por esa razón, el propio estatuto de autonomía distingue entre competencias exclusivas, competencias compartidas y otras que ni mencionan porque pertenecen a otras administraciones. La Defensa, un poner.
Vamos a ver, que exclusiva quiere decir exclusiva. Como si, por ejemplo, se introdujera un artículo en la Constitución en el que se estipulara que la reforma de los Estatutos de Autonomía es competencia exclusiva de quienes, con el mandato ciudadano, estuvieran capacitados para acometer esa tarea y acreditaran previamente la necesidad de la reforma. La que nos ahorraríamos, uff.
En cualquier caso, lo realmente simbólico del artículo sobre el flamenco del nuevo Estatuto andaluz, lo que ha movido a carcajada nacional, no es tanto la apropiación competencial del flamenco sino el ridículo al que se ha llegado con ese afán de las competencias exclusivas, el asfixiante achique de espacios, que dice Arcadi. ¿Oiga, cómo va a tener usted la competencia exclusiva en mi conocimiento del flamenco? Y así, toda la retahila que se añade. Aún están a tiempo de corregirlo. La fórmula es sencilla: Menos exclusividad y más sencillez.
6 Comments:
'...el asfixiante achique de espacios, que dice Arcadi.'
O también: opá yo viacé un corrá, que dice el Koala.
Primero se acota la parcelita. Luego irán llegando las conserjerías, secretarías, subsecretarías, delegaciones, coordinadoras... y la tropa de asesores, claro.
Ya sé que me van a decir que no es tan importante como el flamenco, pero el artículo 53, 1.e, dice que corresponde a la Comunidad Autónoma de Andalucía la competencia exclusiva que incluye: la difusión de la Ciencia y la transferencia de resultados.
Son "ellos" los que tienen la competencia exclusiva en la difusión de la Ciencia!!!.
Eso no es un Estatuto, Lopera, es una caja de sorpresas (desagradables). El problema de fondo es el totalitarismo autonomico, asfixiante, absurdo e inaceptable. ¿Qué van a hacer prohibir las revistas científicas? Vaya clase política....
Otra joyita del nuevo estatuto de nuestra realidad nacional:
Art. 60.2. Corresponde a la Comunidad Autónoma la competencia exclusiva en materia de voluntariado, que incluye, en todo caso, la definición de la actividad y la regulación y la promoción de las actuaciones destinadas a la solidaridad y a la acción voluntaria que se ejecuten individualmente o a través de instituciones públicas o privadas.
(Por cierto, este artículo es IDÉNTICO al 166.2 del catalán)
Lo malo de IU-CA no es el hambre que tienen, sino lo mal que lo disimulan. Eso de defender al señorito es una seña del pueblo andaluz. Ya lo dice la soleá:
DEsgraciaíto el que come
el pan de manita ajena,
siempre mirando a la cara
si la ponen mala o buena.
Permitan una nueva versión en clave política andaluza:
Desgraciaíto el que espera
un escaño por la cara,
como le pasa a Valderas:
el pobre nunca gana.
Qué ingenio, por favor. Magnificos tanto los articulos absurdos del estatuto andaluz como esos versos del anonimo anterior. Saludos a todos.
Laura.
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