Inmigrantes
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Tras la izquierda italiana, la izquierda británica. Además de endurecer las medidas contra los inmigrantes que cometan delitos graves, otras muchas medidas: Sistema de puntos para obtener la ciudadanía, conocimiento de los valores y de la lengua inglesa, y hasta un ‘impuesto extra’ de 266 euros a los inmigrantes para “compensar el gasto extra en los servicios públicos que generan los extranjeros”. Con un discurso muy parecido a Veltroni, el líder de la izquierda británica, Gordon Brown dijo: «No se debe abusar de nuestra tolerancia y sentido de la justicia». Y añadió luego: «Debemos ser mucho más explícitos sobre los lazos, sobre los valores compartidos, que nos hacen más que una colección de gente, un país».
Tras el debate del otro día, en el PSOE andan preocupados con el efecto electoral de la inmigración. Para el próximo debate, dicen, Zapatero insistirá en los efectos positivos de la inmigración. O sea, como hasta ahora. Un dirigente socialista andaluz aporta en privado una reflexión interesante en este sentido: “El problema de mi partido es que muchos creen que cuando el PP presenta un programa de inmigración se dirige a las clases medias y altas, y es todo lo contrario, se dirige a las clases obreras, que son las que viven más de cerca el problema de la inmigración”. El cuestión, de acuerdo a ese análisis, es que la fórmula política elegida por Zapatero ante este asunto (también ante otros) consiste, precisamente, en no abordar el problema. Zapatero, como Chaves, tiene un pacto para cada problema, pero nunca una solución. Tiene un consejo asesor y un congreso multilateral, pero jamás una propuesta. Lo cual que el obrero que vive en barrios periféricos, que es quien tiene el problema, se queda con el marrón y, además, tiene que soportar que lo llamen racista.
Pero si la inmigración preocupa en España, como en media Europa, a la ciudadanía no es por el carácter racista del personal, sino por el miedo al descontrol, el vértigo de la inseguridad, el pánico de la regresión social. De ahí, que insistir en la obviedad de que la inmigración es necesaria y beneficiosa, como hace Zapatero, no lleve a ninguna parte. Se limitan a esperar que la vida de Romulus se cruce con la tragedia para aprobar un decreto de urgencia.
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