El Blog de Javier Caraballo

Javier Caraballo es periodista de EL MUNDO. Es redactor Jefe de Andalucía y autor, de lunes a viernes, de una columna de opinión, el Matacán, sobre la actualidad política y social. También participa en las tertulias nacionales de Onda Cero, "Herrera en la Onda" y "La Brújula".

13 febrero 2008

Olvido


Ya nadie habla de ti. Sólo ha pasado una semana y, ya ves, ya nadie se acuerda de ti. Supongo, de todas formas, que este silencio grueso, este manto espeso de olvido que lo oscurece todo tan de repente, es lo que menos te habrá sorprendido a ti, Carmen, que ya estás muerta. La vida se escapa, pasan los días como si los arrastrara el viento, como hojas caídas de otoño, y nunca hay tiempo para mirar atrás. Lo saben bien los dirigentes políticos; el poder siempre ha utilizado la fugacidad del tiempo como un arma implacable a su favor. No hay crisis que resista el paso del tiempo. Se trata sólo de esperar. Ayer es olvido. Por eso, Carmen, no te sorprenderá que en una semana ya nadie hable de tu triunfo en aquella sentencia. Ni de tus hijos, Iván y Sara. Parece como si sólo permanecieran, vagando por el aire, las palabras de tu abogado, esa leyenda fúnebre que resumía sus sentimientos como una mezcla de “alegría, pena y asco”.

Una semana, y las cínicas explicaciones que ofrecieron, las impostadas declaraciones de disculpa, ni siquiera han servido para tapar la vergüenza que produce un caso como éste. Doce años de pleitos, una mujer alcohólica a la que le arrebatan sus hijos y los entregan en adopción sin atender a nada más. Carmen Fernández era una madre alcohólica que sólo necesitaba una oportunidad. En vez de eso, le arrancaron sus dos hijos de la mano y de nada sirvió que, a los pocos meses, algunos informes médicos ya certificaran que estaba superando la rehabilitación. Carmen Fernández sólo necesitaba una oportunidad, y ni siquiera su coraje para dejar el alcohol le sirvió para recuperar a sus dos hijos. Podemos imaginar aquellos amaneceres, una madre sola se levantaba llorando, con temblores de pena y abstinencia, y frente a ella se alzaba el muro imponente de la Junta de Andalucía. Se confabularon la prepotencia y la necedad, la insensibilidad y la arrogancia, el desprecio y la soberbia, para hacerla pasar por un “largo y tortuoso calvario”, como ha reconocido ahora el Tribunal Constitucional.

Doce años de lucha, once pleitos ganados, una mujer sola contra este imperio autonómico, y, una semana después, ya nadie habla de aquella sentencia. Nadie ha dimitido. A ni uno sólo de los penosos protagonistas de esa historia (ellos saben sus nombres, consejeros, jueces o jefes de servicio) se les ha oído una voz de autocrítica. Aunque sólo fuera para no repetir errores. De nuevo, el olvido. Aunque tú ya lo sabes, Carmen, Carmen Fernández, que ya estás muerta. La muerte es la mejor enseñanza, es verdad, tempus fugit, pero a ti te tocó luchar contra el olvido también en la vida. Dos veces has muerto, primero en vida, cuando le dijeron a tus hijos que se olvidaran de ti, que estabas muerta. Y luego, muchos años después, cuando se rindió tu cuerpo, después de años de amargura. Has vencido y ellos te han vuelto a olvidar. Pero la condena del olvido ya la habías superado. Y a los demás nos has dejado la fuerza impresionante de tu vida.

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