Para Pepi
Había un tipo acodado en la barra del bar. Pasaba las hojas del periódico con desinterés, como si apartara los guisantes del puchero. Llegó a la información electoral y señaló con el dedo una valla publicitaria: ‘Haremos más, Alfredo Sánchez Monteseirín’. «Esto es verdad», le dijo al camarero. «Haremos más, porque menos es imposible».
El alcalde de Sevilla es un tipo cordial, sencillo y abierto que, después de ocho años de gobierno, se debate entre el ridículo y la hazaña. Lo primero, porque es probable que no haya existido en Sevilla otro alcalde anterior con peor imagen que Monteseirín. Si pierde la Alcaldía, serán los suyos los primeros que querrán correrlo a gorrazos. Llevan meses intentándolo. Pero si no es así, si gana las elecciones, se convertirá en el único alcalde de Sevilla que ha logrado gobernar durante tres mandatos seguidos.
Todo esto, este simbolismo de estar entre el ridículo y la hazaña, parece interesante porque el alcalde, de hecho, sigue encabezando las encuestas pero, objetivamente, como decía el tipo aquel del bar, el balance de gestión de ocho años de gobierno en Sevilla es mínimo. Mínimo, claro, si se compara con lo que sucede en otras ciudades. En Madrid, por ejemplo, Esperanza Aguirre ha editado estos días unos folletos en los que detalla los noventa kilómetros de Metro construidos en tres años y medio. En Sevilla, en el mismo tiempo, se han construido tres o cuatro kilómetros de túnel. Como no se ha podido inaugurar ni una sola línea, se ha improvisado un tranvía que recorrerá –todavía no funciona– un kilómetro y medio del centro de la ciudad. Lo llaman ‘Metrocentro’.
Ahora, en plena campaña, a Monteseirín ha vuelto a estallarle la agria polémica de las ‘facturas falsas’, la red de financiación que, según el PP, ha estado nutriendo al PSOE de dinero público.
Ahora, en plena campaña, a Monteseirín ha vuelto a estallarle la agria polémica de las ‘facturas falsas’, la red de financiación que, según el PP, ha estado nutriendo al PSOE de dinero público.
Las subvenciones municipales, según la denuncia, se desviaban hacia el partido inflando facturas de inversiones en los barrios. Los socialistas, que niegan cualquier red de financiación, ridiculizan las denuncias por las cantidades que se suelen airear. Facturas infladas con quinientos euros, con mil euros, no tienen consistencia, dicen, para hablar del «saqueo de las arcas municipales», como afirman los populares.
Desde fuera, es verdad, las ‘facturas falsas’, tomadas una a una, no parecen tener el nivel de gran escándalo político; salvo que sean, una a una, las piezas diminutas de un enorme puzzle. Corrupción institucionalizada, como la que quiere demostrar el fax enviado ahora por el PP al juzgado, en el que se desvelaría el procedimiento. «Para Pepi», dice el encabezamiento del fax, entre enigmático y tierno. Y detalla el procedimiento, una parte para pagar la factura real y el resto «a Caja fuerte».
‘Haremos más’. Los lemas de campaña, qué peligro. A ver qué se le ocurre esta mañana al tipo aquel del bar, cuando comience a repasar las páginas del periódico, como quien aparta los guisantes del puchero, y se detenga en el fax: «Para Pepi».
Etiquetas: Corrupción, Elecciones, PSOE, Sevilla
2 Comments:
Pues por lo poco que ha hecho, al Haremos Más le añadiría NO POR DIOS.
Que no sea lo mismo robar quinientos euros que un millón, me vale en un juzgado pero no en política. Y además que no se trata sólo de la política, sino también de sus alrededores cada vez más extensos.
Que se aplique a los políticos el mismo criterio que Hacienda nos aplica a nosotros ¡al céntimo!
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