El Blog de Javier Caraballo

Javier Caraballo es periodista de EL MUNDO. Es redactor Jefe de Andalucía y autor, de lunes a viernes, de una columna de opinión, el Matacán, sobre la actualidad política y social. También participa en las tertulias nacionales de Onda Cero, "Herrera en la Onda" y "La Brújula".

09 mayo 2007

Corruptos

Le han preguntado a los constructores españoles si creen que su propio sector es corrupto, y tres de cada cuatro han asentido con golpes sucesivos de cabeza. Sin tapujos, así de sinceros, casi el setenta y cuatro por ciento asume que su negocio, el inmobiliario, es uno de los más corruptos de la economía española. Para redondearlo, los autores de la original encuesta, el Instituto de Empresa y la consultora Gavin Anderson & Company, han trasladado la misma pregunta a otros sectores profesionales y, cuando han llegado a los abogados, las dudas se han disipado del todo: El cien por cien ha respondido que el sector inmobiliario es uno de los más corruptos de España.

No sabemos si será casual que esta encuesta se haya realizado en tiempo de campañas electorales, pero está bien la coincidencia porque debe ser ésta la época en la que los partidos políticos pasan la gorra con más intensidad por las empresas amigas. Óbolos de obligado cumplimiento para financiar campañas electorales y despliegues publicitarios que jamás sabremos cuánto han costado ni cómo se han financiado. Se conocerán las cifras oficiales con las que se disimula el cumplimiento de la ley, pero todo el mundo en política da por hecho que nadie dice la verdad. Que ésta es una de las mentiras comunes de la política. La opacidad está asumida, digerida, asimilada. ¿Es una forma de corrupción que haya empresas financiando las campañas electorales de los alcaldes de distintas ciudades? Si la pregunta se hiciera entre la clase política, es probable que la mayoría lo negase con contundencia. Pero todos los demás contestarían como los constructores.

Este disfraz de legalidad es el mismo que se utiliza para burlar las exigencias de publicidad institucional antes de unas elecciones o para vulnerar las exigencias legales sobre los límites existentes para la solicitud del voto a los electores. Lo más irritante de esta hipocresía rampante es que la misma clase política que aprueba normas estrictas para ofrecer una imagen de transparencia y de control es la que, con posterioridad, considera normal que se esquiven.

Lo ha dicho ayer en Jerez el ‘killer’ del PSOE, José Blanco, cuando le han preguntado por los continuos incumplimientos de las normas electorales: «No nos la podemos coger con papel de fumar». Antes que este descaro, este choteo, sería preferible que se anularan todas las cortapisas que se ponen para la publicidad y que no hubiera límites para pedir el voto, todo el año es campaña electoral. O que el cumplimiento de las leyes fuese igual de alegre para todos.

En fin, que por lo menos los constructores son sinceros cuando le preguntan por todo esto. Menos mal. Como aquel constructor al que, como he contado alguna vez, le pregunté de sopetón: «¿Y usted ha pagado alguna vez una comisión para hacer una obra?» Y sin alterar ni un músculo de la cara, contestó: «Ni las he pagado ni las volveré a pagar».

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3 Comments:

At 10 mayo, 2007 16:29, Anonymous Anónimo said...

No sé si seré un ingenuo pero creo que no se pùede afirmar que todos los partidos políticos cobran comisiones ilegales puesto que no veo que en los medios de comunicación se pfrezcan noticias de detenciones de todos los partidos por igual. Unos partidos tienen tramas de cobros ilegales y otros tienen en su interior algunosn sinvergüenzas que son descubiertos y denunciados. Pero no es lo mismo una cosa que la otra.

 
At 10 mayo, 2007 17:40, Blogger Lopera in the nest said...

Reconozcámoslo Javier, son los mejores!. Gobiernan peor que los otros, incluso los niveles de corrupción son superiores. Son muchísimo más incultos, más zafios. Sus ideas, si alguna vez las tuvieron, son superficiales, cuando no liberticidas. Han sido capaces de cargarse aquello que la sociedad más debería cuidar, la enseñanza pública. Pese a todo siguen siendo los mejor vistos, los mejor oidos. Está mucha gente, demasiado gente, deseando escuchar la mentira más grande para decirse: estos no son como los otros.
Los demás se pasan pidiendo perdón la mayoría del tiempo, no es que sean mucho mejores, pero al menos le tienen respeto al "personal" (no me atrevo a escribir sociedad civl, eso es otra cosa). Tienen que ser reconocidos como democratas, liberales, y a la mínima le están diciendo que son "herederos del franquismo".
Ya te digo son los mejores. aunque eso sí, son los más canallas.

 
At 10 mayo, 2007 17:41, Blogger Lopera in the nest said...

Ah!, se me olvidaba, ¿está por ahí aún "la niña que riega la albahaca"?

 

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