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Que dice el delegado del Gobierno de Andalucía, Juan José López Garzón, que la huelga de hambre del ex alcalde de Marbella Julián Muñoz es «irrelevante». Y ha añadido: «Entra dentro del show» de los imputados del ‘caso Malaya’. Cuando Julián Muñoz coja los periódicos esta mañana, la traducción simultánea de las palabras del delegado no le dejará demasiados resquicios para la duda; el Gobierno le ha dicho, ‘ahí te pudras’.
Llevamos un tiempo en España en el que cualquier ciudadano que aspire a algo más que a dejarse llevar por las oleadas de la conveniencia política, cualquiera que no se conforme con flotar en ese mar convulso como una cáscara de nuez, está obligado a echar mano de los principios más elementales de una democracia. Cosas de manual, o sea. Julián Muñoz, con dos o tres condenas firmes y una lista de procesos penales pendientes, tiene los mismos derechos que los demás presos en España, entre ellos a formular peticiones y quejas y a que la administración vele por su vida, por su salud y por su integridad. Si el preso decide, como ha ocurrido, iniciar una huelga de hambre, la reacción de un gobernante no puede ser nunca la de ese delegado del Gobierno, despreocupado y fardón.
Entre otras cosas porque existe un inmediato precedente en España con De Juana Chaos, en el que el Gobierno ha justificado toda su actuación en «razones humanitarias». Incluso si nos creemos que el Gobierno no ha cedido ante ETA, incluso si aceptamos que es verdad que sólo se pensaba en la salud del etarra, ¿por qué no ocurre lo mismo ahora con Julián Muñoz? ¿Es que ese cabrón, como diría Ibarra, no tiene derecho a un trato humanitario? No puede ser así, claro, porque entonces todo quisqui llegaría a la conclusión de que en España es mejor ser un cabrón como De Juana Chaos, que un simple preso común o un preso famoso. Si no eres un cabrón, eres un pringao.
No se trata de establecer esa alambicada teoría de que el Gobierno utiliza el ‘caso Malaya’ para ocultar los escándalos en otras partes de España. No, de eso ya hablamos aquí, y no parece que un proceso penal como éste se pueda ordenar a toque de tambor y trompeta, según le interese al Gobierno. La cuestión ahora es distinta y, al comparar a De Juana Chaos con Julián Muñoz, lo único que se pretende es recordar el principio constitucional de que aquí todo el mundo es igual ante la ley. Y Julián Muñoz tiene derecho a que el Gobierno lo trate, como mínimo, como al cabrón etarra.
No se trata de establecer esa alambicada teoría de que el Gobierno utiliza el ‘caso Malaya’ para ocultar los escándalos en otras partes de España. No, de eso ya hablamos aquí, y no parece que un proceso penal como éste se pueda ordenar a toque de tambor y trompeta, según le interese al Gobierno. La cuestión ahora es distinta y, al comparar a De Juana Chaos con Julián Muñoz, lo único que se pretende es recordar el principio constitucional de que aquí todo el mundo es igual ante la ley. Y Julián Muñoz tiene derecho a que el Gobierno lo trate, como mínimo, como al cabrón etarra.
Las declaraciones del delegado del Gobierno sobre Julián Muñoz son desahogadas, chulas e impropias. Por muchos motivos pero, sobre todos ellos, por algo más elemental: Si ese tipo mantiene la huelga de hambre, espoleado por el desprecio, y acaba espichándola en la cárcel, espero que nadie le recuerde a López Garzón sus bravatas. Como el clásico, esos cojones, en Despeñaperros.
2 Comments:
Sr. Caraballo:
¿Esperaba usted una reacción diferente por parte del Sr. López Garzón?
Yo no lo esperaba.
"Zarrías, que definió a López Garzón como una persona "seria y rigurosa, con un bagaje político muy importante", se mostró convencido de que va a hacer un "magnífico trabajo" al frente de la Delegación del Gobierno en Andalucía "como lo ha hecho ya al frente del Gobierno andaluz en Huelva".
"Así, la delegación del Gobierno, dirigida por Juan José López Garzón, ya ha informado a las víctimas del terrorismo las "recomendaciones" a las que tendrá que "ajustarse" para poder celebrar el acto. Entre estas recomendaciones se acota de forma importante el espacio que se puede utilizar de las calles por la que transcurrirá la manifestación.
"La manifestación comenzará a partir del cruce del Paseo de las Delicias con la Avenida de Roma, de manera que el tráfico entre el Puente de San Telmo y la Avenida de Roma no quede obstaculizado, permitiendo así la evacuación del tráfico rodado. A lo largo del recorrido, se deberá dejar expedito un carril de circulación de doble sentido, para el paso de transportes públicos y servicios de emergencia".
Pero no sólo se recortan espacios, sino también se indica con volumen se podrán lanzar las proclamas contra el Ejecutivo. "El uso de la megafonía, música, etc. Deberá adaptarse en todo momento a las prescripciones de las Ordenanzas municipales, no rebasando los límites máximos de emisión sonoro permitidos por éstas", advierte la Delegación del Gobierno."
Un saludo, Sr. Caraballo.
Hace mucho, mucho tiempo en un país muy, muy lejano vivía un Rey llamado Shrek que gobernaba un territorio muy extenso desde casi el principio de los tiempos. Todos sus súbditos le rendían pleitesía. ¿Todos?… ¡no!. Había un grupo de irreductibles aldeanos que guardaban celosamente su libertad ajenos a la hegemonía del Rey. Esta Aldea se situaba en un extremo del reino a orillas de un mar bello y azul. El jefe de la Aldea, aclamado por su pueblo, contaba con un secreto brebaje llamado “ghil” que hacia invencible al que lo bebía. Pasaron años aparentemente felices en esta situación hasta que ocurrió lo inevitable. Un tabernero algo engreído y fanfarrón reto y expulsó al jefe de la aldea haciéndose con el poder.
Es aquí donde interviene el protagonista de nuestra historia, un hombre cortés de aspecto bonachón llamado Zacarías.
Zacarías, era caballero de la mesa redonda que asesoraba al Rey en asuntos de la cohorte, le gustaba la buena mesa y el cantar, y por estas sus aficiones llegó a hacerse amigo de una bella aldeana ducha en esos menesteres. Tan amigos se hicieron que ella le contaba a él sus muchas dificultades y él, en su medida, le ayudaba sin interés. Pero ocurrió, que ésta bella aldeana al jefe tabernero enamoró, jurándole amor eterno y por esto, en la Aldea, un gran revuelo se armó.
Zacarías, fiel al Rey, ocurriósele utilizar tan linda amista para la Aldea conquistar y poderla anexionar. Tras conocer al amado, Zacarías prometió 40 monedas de plata y muchos honores si la empresa lograra alcanzar. Durante algún tiempo el acuerdo funcionó, hasta que Zacarías la cabeza del Druida pidió. No contaba Zacarías con el poder del Druida, ni con su habilidad de utilizar las malas artes para la aldea gobernar. Tal fue la furia del Druida que al jefe tabernero hizo huir, abandonando la aldea por la sombra de otro país. El Druida, hecho el amo, a su antojo gobernó, peligrando los intereses del fiel Zacarías que enrabietado se quedó. Juró venganza y sangre y hasta su puesto ofreció, pactando con el diablo y hasta su vida se jugó, importándole ya poco el inicio de su noble intención. Al Druida capturó y entre rejas lo metió.
Por estas y otras razones la Aldea conmovida se quedó, agobiada por mil penurias y hasta una persecución. Pero estos abatares y todo lo que aconteció lo veremos más adelante y entonando una canción.
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