Monigote
Para hacerse distinto a los demás, el candidato de Izquierda Unida en Dos Hermanas ha decidido acometer cambios radicales en su candidatura: en vez de poner su foto en los carteles, ha puesto una caricatura de sí mismo, un monigote. Sostiene el candidato que con estos cambios pretende dar respuesta a la petición generalizada de «acabar con el divorcio que existe entre la clase política y la ciudadanía». «Se trata de transmitir el mensaje de que somos capaces de aportar imaginación a la política», dicen, abrumados por la constatación de que Dos Hermanas, como tantos municipios andaluces, lleva casi tres décadas gobernado por el PSOE en mayoría absoluta, sin posibilidades de cambio a la vista y con una abstención creciente que ya se sitúa en el cincuenta por ciento.
Pasemos por alto el mensaje inconsciente que se desliza cuando, para atraer el voto juvenil, se recurre a una caricatura, a un dibujito animado. Y que lo haga la izquierda, además. Pasemos eso y, más allá del subconsciente, detengámonos en la evidencia de que la política ha reducido ya tanto sus fronteras ideológicas que la confrontación se reduce a una guerra de mercados. Si observan las vallas de la carretera, es casi imposible distinguir entre el mensaje de un partido político que promete una ciudad de sueños, un promotor inmobiliario que se anuncia como el constructor de los sueños, una agencia que ofrece viajes de ensueño y empresa de colchones que se presenta como el reino de los sueños.
Todo esto lo explicó bien hace poco un profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Lille, Frédéric Sawicki, cuando le preguntaron por Ségolène Royal como candidata. Y él sostenía que, dado que no existen diferencias políticas e ideológicas sustanciales y que el descrédito de la clase política afecta a todos por igual, el valor fundamental de los candidatos es la suerte. «Si los candidatos son intercambiables, permeables, lo mejor es inclinarse por el que tiene más suerte», decía.
Todo esto lo explicó bien hace poco un profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Lille, Frédéric Sawicki, cuando le preguntaron por Ségolène Royal como candidata. Y él sostenía que, dado que no existen diferencias políticas e ideológicas sustanciales y que el descrédito de la clase política afecta a todos por igual, el valor fundamental de los candidatos es la suerte. «Si los candidatos son intercambiables, permeables, lo mejor es inclinarse por el que tiene más suerte», decía.
En esas estamos, por tanto. Candidatos que, por su similitud, serían intercambiables, por supuesto dentro de un mismo partido, pero también con los partidos rivales. En eso, la idea del monigote conecta perfectamente con los nuevos tiempos. Aunque ya puestos, la izquierda española también podría aprender que el éxito de Royal no se produce sólo por su imagen. Además ha hecho suyos los valores que, torpe y peligrosamente, la izquierda española ha decidido convertir en señas de identidad de la derecha, como la disciplina, el orden, la autoridad o el patriotismo. Que Ségolène ha llegado a incluir entre sus propuestas el internamiento militar para menores de bandas violentas, o sea. Aquí, ya ven, además de la caricatura, los de Izquierda Unida han comenzado a recoger firmas para que se legalice el porro. Y peor que el monigote es esa caricatura.
Etiquetas: Izquierda Unida, Política
4 Comments:
No es un monigote, sino una estrategia perfectamente planeada; y, creo, que será muy efectiva.
Para arrinconar a la oposición, hay que presentar alternativas y arañar votos abstencionistas, con los que formar coaliciones excluyentes.
¡Juegan sucio, pero muy bien!
Empiezan a dar miedo.
Franco lo dejó todo "atado y bien atado", pero no imaginó que su criatura sería nefasta para la "gente normal".
Hola, Javier. Tu post acerca de mi dibujo me parece muy interesante (lo comparta o no). Me gustaría incluirlo en mi blog, así que te ruego me indiques si puedo hacerlo, naturalmente, haciendo referencia a su autor y con el enlace correspondiente. Un abrazo,
Manolo Lay
Lo que demuestra todo esto, es la inexistencia de programa politico; de proyecto municipal y eso viniendo de la autodenominada "izquierda" es grave. Ya solo queda el cartelismo; el slogan: "No a la guerra", "Nunca mais", y punto final.
Y cuando no hay proyecto politico, viene la corrupcion que hay que comer todos los dias, sin trabajar naturalmente.
PARA MANOLO LAY.
Gracias por tus palabras, puedes utilizar el post como te plazca. Me parecen interesantes las iniciativas que puedan romper con la monotonía, me resulta desesperante el fetichismo ideológico. Es lo único que he intentado reflejar.
Abrazos.
Javier Caraballo.
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