El Blog de Javier Caraballo

Javier Caraballo es periodista de EL MUNDO. Es redactor Jefe de Andalucía y autor, de lunes a viernes, de una columna de opinión, el Matacán, sobre la actualidad política y social. También participa en las tertulias nacionales de Onda Cero, "Herrera en la Onda" y "La Brújula".

03 octubre 2011

No contamos



Si algún día, en un arrebato de cordura, España amaneciera gobernada por la lógica de las cosas, entenderíamos de golpe que no es posible sacar adelante un país en el que un alcalde gana más dinero que el presidente del Gobierno y en el que un policía local de pueblo le triplica el sueldo a un comandante de la Guardia Civil que tiene a su cargo el control de fronteras continentales. Entenderíamos que las regiones más pobres no pueden duplicar en funcionarios a las más ricas; que las autonomías no pueden usar las ventajas fiscales y los privilegios para hacerle la vaca a la comunidad vecina; que un simple delegado provincial de un gobierno regional no puede disponer de un palacete y una corte de asesores mientras se agolpan enfermos en los pasillos de los hospitales. Si amaneciera un día la lógica, la enumeración de los agravios antiguos y los desequilibrios imperecederos se haría tan larga que acabaría en sobresalto al comprobar que han pasado los años y lo único que se ha logrado ha sido perpetuar esos defectos del sistema. De una forma casi poética lo expresó hace unos días el fiscal superior de Andalucía, Jesús García Calderón, en su discurso de inauguración del año judicial. Dijo el fiscal: «Tengo la obligación de recordarles la asombrosa lealtad de nuestras carencias». Tal como suena la frase, uno se imagina que el fiscal ha llegado a ese párrafo y ha levantado la mirada por encima del atril, para dirigir al público un gesto de complicidad, para recoger un guiño de comprensión, algún gesto de asentimiento.

«La asombrosa lealtad de nuestras carencias…» Cómo no estará la cosa, cómo de hartos deben andar los fiscales, tan discretos, tan reservados, tan callados, para propinarle un bofetón así a la Junta de Andalucía. Porque, en el discurso, el fiscal superior no se quedaba en esa frase, sino que aprovechó para hacer un rápido resumen de lo ocurrido desde que la Junta de Andalucía asumió, hace ya más de un decenio, las competencias de Justicia. El fiscal lo enumeró con una secuencia que parecía interminable, y que siempre comenzaba con la misma expresión: «No contamos con espacios suficientes, no contamos con oficinas adecuadas, no contamos con la infraestructura personal y material que necesitamos, no contamos con tiempo ni asistencia técnica, no contamos con gabinetes de comunicación, no contamos con suficientes instrumentos estadísticos fiables…» Así hasta concluir que, en realidad, las carencias de la Justicia andaluza son «incomprensibles e impropias de una región ubicada en un estado de la Unión Europea» y que, además, con tanta limitación de recursos lo que se dificulta de forma extraordinaria es la lucha contra la corrupción.

No contamos… No sé si el fiscal superior reparó cuando redactaba su discurso en la metáfora subyacente, por el juego semántico, que se produce al repetir, tantas veces, esa expresión. No contamos, no, porque ése es el problema, fiscal, que para esta gente es como si no existiéramos. Sólo cuentan para ellos, sólo cuentan ellos.

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