El Blog de Javier Caraballo

Javier Caraballo es periodista de EL MUNDO. Es redactor Jefe de Andalucía y autor, de lunes a viernes, de una columna de opinión, el Matacán, sobre la actualidad política y social. También participa en las tertulias nacionales de Onda Cero, "Herrera en la Onda" y "La Brújula".

25 mayo 2011

Diario final



Que no somos conscientes del paso del tiempo; que vivimos en el vértigo de una aceleración permanente lo tenemos tan asumido que, desde hace mucho, lo hemos incorporado como uno de los signos más perceptibles de estos tiempos. Aquello de Kundera: "existe un vínculo invisible entre la velocidad y el olvido, la lentitud y la memoria". El sábado, consciente de este vértigo, decidí escribir la columna del lunes paso a paso. Para al final de las 48 horas que marcan la jornada de reflexión y la cita electoral, poder mirar atrás y sorprenderme con lo que vamos pensando. Es curioso, sí, nada de lo que el sábado nos parecía trascendental y hasta peligroso, nos llamaba la atención el domingo. Y hoy lunes, toda referencia ha desaparecido. Que esto ocurre, que convivimos con esta aceleración, ya lo sabemos. Conviene anotarlo para que, al menos, la próxima vez miremos nuestras preocupaciones con algo más de perspectiva.

Sabado. 10.00h.Esta vez no es como las demás. No. Por eso me he planteado escribir este artículo como una secuencia, un diario de impresiones que recorra el fin de semana. A esta hora del sábado, los periódicos del día y los portales de internet están contándonos algo nuevo, que las elecciones ya se han celebrado y el resultado están en las plazas que ocupan miles de jóvenes en toda España. Quien gane las elecciones no será la noticia. Spanish revolution ha arrasado. O mejor, a esta hora parece claro que las elecciones , estas elecciones, no pasarán a la historia por el triunfo de uno u otro partido sino por la protesta de los indignados. Y si han ganado esa trascendencia pública, han ganado, en cierta forma, la memoria de estas elecciones.

Sábado. 16 h. No cesan de llegar mensajes y llamadas de amigos preocupados por lo que está ocurriendo. La misma inquietud siempre: ¿Quién está detrás de las protestas de los indignados? La dificultad para analizar lo que está sucediendo radica en un axioma antiguo, con el que convivimos con naturalidad: Todo fenómeno que nos sorprende se explica mejor si detrás hay una conspiración. En este caso ocurre igual. Por fases, la tesis conspirativa ha ido pasando desde el PSOE, los fontaneros del 11-M, hasta los más dañinos movimientos nihilistas del país. Sostengo, por el contrario, que el origen de estas manifestaciones se limita a un efecto mimético de lo sucedido en el Magreb. Por eso se ocupan plazas, la plaza de la Kasba, en Túnez, la plaza Tharir, en Egipto, la plaza de la Perla, en Libia, y ahora la plaza de la Puerta del Sol, en Madrid, como emblema de todas las plazas ocupadas en España. El sueño mimético de convertirse en protagonistas del destino de tu país. Ese es el origen y la razón única de la multiplicación exponencial de las concentraciones. Otra cosa distinta es que los agitadores del 11-M hayan intentado gestionar o que, más allá, pretendan utilizarla en días sucesivos para minimizar la previsible victoria.

Sábado. 20 h. Sí, ese es el riesgo. Que la relevancia evidente de estas concentraciones se adopte para trufar de un rechazo oculto el resultado de las elecciones; para deslegitimarlas con abstención que, desde hace años, ha sido creciente y que ahora se explicará como un solo movimiento, una sola voz. Hace años que no voto. Una vez el director del The Washington Post, Leonard Downie, dijo en una entrevista: «No he votado en unas elecciones desde 1984, cuando fui nombrado director. Si vienes a trabajar aquí, tienes que aceptar ciertas restricciones de tus derechos políticos. Y el único acto político que uno puede llevar a cabo es votar en las elecciones». Ese gesto de independencia extrema me conquistó y, desde entonces, no suelo votar. Esta vez sí lo haré. Por ese riesgo de que alguien manipule mi abstención.

Domingo. 22 h. Las encuestas no se equivocaban. Hay un vuelco histórico del PP en Andalucía. Desde que Griñán llegó a la Presidencia de la Junta de Andalucía, todo habían sido encuestas. Estas son las primeras elecciones que ha afrontado como presidente y la caída del PSOE de Andalucía ya es histórica, ya no es estadística. La hegemonía del PSOE comenzó a evaporarse ayer en unas elecciones en las que el PP ha alcanzado todos los objetivos que se propuso: las ocho alcaldías de las capitales y el triunfo en votos. Miro hacia atrás en la agenda y el vértigo ahora es que, en este trasiego de resultados, ya nadie recuerda las acampadas. Lo que escribí ayer, lo que ayer parecía trascendental, ahora me parece anacrónico. Si hubo una intentona de agitación, esta vez no ha salido.

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