El Blog de Javier Caraballo

Javier Caraballo es periodista de EL MUNDO. Es redactor Jefe de Andalucía y autor, de lunes a viernes, de una columna de opinión, el Matacán, sobre la actualidad política y social. También participa en las tertulias nacionales de Onda Cero, "Herrera en la Onda" y "La Brújula".

10 mayo 2011

Retortijones




Siempre me acuerdo de ella, de María del Rosario. Cada vez que la política se convulsiona, cada vez que el poder se indigesta, y escuchamos retorcerse las tripas con retortijones, yo me acuerdo de ella y me voy directo a sus cartas, para releerlas, y empaparme otra vez de esa visión suya de la política, descarnada y sincera. Política de fango y de glamour, de cortesías y de traiciones. La política como un todo. Que es la política como obsesión, la política ansiosa, la política sin contemplaciones, la política como esencia, la política como ley de vida. Pienso en ella, sí, porque ella, María del Rosario Galván, el personaje literario de Carlos Fuentes, es la persona que con más fidelidad me ha abierto las puertas del poder, la que mejor ha descrito los rincones que no vemos, las estancias que nunca transitaremos. Eso que conocemos como las alcantarillas del poder y que ella lo sabe reflejar con pasión y con depravación. Lo resume con una expresión francesa, La nostalgie de la boue, la nostalgia del fango, la atracción por la crudeza, el deseo de la vulgaridad, y le aconseja a su discípulo que no escriba jamás, que no ponga nada por escrito, que el arma más poderosa en política es la información de los adversarios y, sobre todo, de los compañeros, que son los peores enemigos. «Un político no debe dejar huella ni de sus indiscreciones, que eliminan la confianza, ni de su talento, que alimenta la envidia».

Quien, en política, no sepa seguir esta regla, deja sus flancos libres, le abre las puertas a la traición y se expone a un amanecer de sobresaltos, cuando oiga su propia muerte política en los titulares de la radio, mientras se afeita y se le caen los ojos en el espejo. Uno de esos días en los que comienzan a llegar hasta los periódicos ruidos de bambalinas, rumores de venganzas. Como ayer. Cuando volvió a crujir la estructura de la Consejería de Empleo, era inevitable pensar en el fango que ha salido a la luz con el escándalo de las prejubilaciones. Crujían las cañerías y los rumores salían volando de esa oscuridad como una manada de murciélagos. «Es el control de la información la que ha precipitado esta nueva crisis», decían. El poder sin información es vacío y es fácil entender que el mayor tesoro de este momento es el de poder controlar, reconducir, manipular, retrasar, resaltar, ocultar y filtrar la ingente documentación que existe sobre setecientos millones de euros del ‘fondo de reptiles’. La información de los EREs muertos, que es la que la Junta de Andalucía no quiere investigar, se ha convertido en un cementerio en el que algunos hacen negocios con los fantasmas del pasado. Y el sector del PSOE que controle esa información, quien sepa manejar el tiempo de los escándalos, tiene asegurada la victoria por la debilidad de su contrario.

He dicho que cuando la política, los políticos, entran en colisión, se oyen los retortijones del poder, como una enorme panza indigestada por un atracón de sí mismo. He dicho retortijones y ahora pienso que mi admirada María del Rosario Galván quizá hubiera empleado la misma expresión. No en balde yo acudo a ella cuando se quiebran las estructura para no olvidar que la política se construye día a día con una delicada trenza de cadáveres cercanos.

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