El Blog de Javier Caraballo

Javier Caraballo es periodista de EL MUNDO. Es redactor Jefe de Andalucía y autor, de lunes a viernes, de una columna de opinión, el Matacán, sobre la actualidad política y social. También participa en las tertulias nacionales de Onda Cero, "Herrera en la Onda" y "La Brújula".

12 mayo 2011

Alaya crecida




Ya tiene club de fans. La juez Alaya, digo. Se lo han creado en Facebook. «Aquí nos reuniremos los fans de la jueza más valiente de España. Este grupo surge por admiración a la jueza que le ha devuelto el Betis a los béticos, la que lucha por que se sepa la verdad en el caso de los ERE de la Junta de Andalucía, por ser valiente, imparcial, perfeccionista y hasta guapa!!!». Ahora tiene pocos fans, pero en su anterior etapa, que acabó de forma abrupta (alguien sospecha de una mano oscura) reunió a varios miles. Una juez con un club de fans... En fin, que es de esperar que sea la propia Mercedes Alaya la que le haya pedido a los administradores de Facebook que eliminen la página porque de lo que no son conscientes los admiradores de la juez es del daño que le están haciendo, a ella y a la investigación.

Por ejemplo, cada vez que se ensalza como virtud la capacidad de ‘bulldozer’ de la jueza, más de uno se echará a temblar porque lo único que le hace falta a un proceso judicial es una instrucción así, arrolladora, para que todo se acaba yendo al garete. Una apisonadora en un juzgado es una garantía para los delincuentes, que es, probablemente, en lo que no reparan los del club de fans. Porque cada vez que un bulldozer recorre los pasillos de un palacio de Justicia se van ampliando las posibilidades de que todos los procesados acaben en la calle, absueltos por la invasión de derechos fundamentales en la instrucción del proceso. Y eso sucederá, además, dentro de muchos años, acaso cuando ya nadie se acuerde de la instrucción y todo se despache con una desconsideración general de la Justicia.

El auto de ayer, por ejemplo. ¿Puede considerarse proporcional, que es un principio jurídico indispensable, que se investigue el patrimonio de los procesados y el de sus padres, madres, suegros, hermanos, yernos, nueras, cuñados, hijos y novias? Se lee el párrafo en el que se ordena a la Policía Judicial la investigación y lo único que le sorprende es que no se añada una última coletilla: «y a todos los vecinos de todos los bloques de pisos, en un radio de dos kilómetros».

Extrañeza, sí. Sobre todo, teniendo en cuenta que en este escándalo de los ERE hay dos protagonistas iniciales, las dos personas que firmaron el convenio por el que se creó el ‘fondo de reptiles’, y se da la curiosa circunstancia de que uno de ellos está procesado y toda su familia investigada y el otro ni siquiera está imputado. ¿Qué motivos existen para que el único imputado de los ERE sea Antonio Fernández y no lo acompañe José Antonio Viera cuando los dos firmaron el convenio, los dos fueron consejeros y los dos gestionaron el fondo de reptiles? ¿No será que Viera es senador y, por tanto, aforado, y, al imputarlo, la juez Alaya perdería el caso en favor del Tribunal Supremo?

A veces estoy tentado de crear una página en Facebook, «gente que quiere jueces y no bulldozer en los juzgados». La pena es que está destinada al fracaso.

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