El Blog de Javier Caraballo

Javier Caraballo es periodista de EL MUNDO. Es redactor Jefe de Andalucía y autor, de lunes a viernes, de una columna de opinión, el Matacán, sobre la actualidad política y social. También participa en las tertulias nacionales de Onda Cero, "Herrera en la Onda" y "La Brújula".

22 diciembre 2008

Paradojas



Al final, el estudio de las paradojas que hizo Bertrand Russell a lo que le condujo fue a la importancia de descubrir contradicciones en la base de principios y de teorías que se creían intachables, sólidos. Con la duda como norma, que es lo que nos enseñaron los filósofos griegos, se pueden desmoronar algunas verdades mientras que otras, por el contrario, se refuerzan con nuevos argumentos al someterlas a contradicción.

Ese mecanismo de contradicciones internas, llevaba a Russell a plantear paradojas enrevesadas y otras divertidas como aquella del desolado barbero de un emirato árabe. Vivía el hombre feliz hasta que el emir, un buen día, ordenó que nadie que pudiera afeitarse por sí solo acudiera al único barbero de la ciudad. Podemos presumir, incluso, que el emir era amigo del barbero y que, al dictar su orden, no quería otra cosa que ayudarlo y descargarlo de trabajo. Pero nada de eso ocurrió. Cuando el emir se acercó un día hasta la barbería, se encontró a su amigo hundido, destrozado; con la apariencia de un mendigo, los pelos revueltos y la barba larga. “¿Pero qué te ocurre”, le preguntaría el emir, intrigado.

- “En mi pueblo soy el único barbero. Si me afeito, quiere decir que puedo afeitarme por mí mismo, por lo tanto no debería de afeitarme el barbero de mi pueblo ¡que soy yo! Pero si por el contrario, no me afeito, entonces algún barbero me debe afeitar ¡pero yo soy el único barbero de aquí!”

Ésa es la paradoja russelliana, que en algunos casos puede ser muy útil para demostrar, con cierto humor, lo absurdo o contradictorio de algunas teorías y de algunas afirmaciones. Por ejemplo, ese método es muy útil para demostrar que el planteamiento de financiación autonómica que defiende el Gobierno de Zapatero desde hace cinco años sólo puede esconder un engaño. Lo que se defiende como un sudoku no es tal, porque el sudoku tiene solución. Y en el caso de la financiación autonómica, alguien va a salir perdiendo porque se ha renunciado desde el principio a un sistema equitativo, guiado por la solidaridad y la igualdad. Empezando por los derechos forales de vascos y navarros, que distorsionan cualquier debate serio, y Que, al cabo de treinta años de democracia, habría que abolir para empezar de nuevo. En vez de eso, con las reformas estatutarias, el PSOE ha metido al Estado en un laberinto imposible, con promesas de financiación en Cataluña y Andalucía que, para cumplirlas, debe perjudica a las demás autonomías.

Lo cual, que cuando el virrey Montilla llegue a la Moncloa, se puede encontrar a Zapatero sentado a la mesa, como el barbero de Russell.

- Mira, Josep, ésta es la tarta, si te doy el trozo más grande, la ración de los demás tendrá que ser más pequeña, con lo cual se sentirán engañados. Pero yo prometí que para Cataluña y para Andalucía serían los trozos más grandes de pastel, con lo que si repartimos los trozos que a cada cual le corresponde, los catalanes y los andaluces se sentirán engañados.

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1 Comments:

At 22 diciembre, 2008 13:27, Blogger Híspalis said...

Amigo Javier, es un placer siempre leerte. Te deso unas felices fiestas y que te traigan lo mejor los Reyes este año.

Un fuerte abrazo.

 

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