El Blog de Javier Caraballo

Javier Caraballo es periodista de EL MUNDO. Es redactor Jefe de Andalucía y autor, de lunes a viernes, de una columna de opinión, el Matacán, sobre la actualidad política y social. También participa en las tertulias nacionales de Onda Cero, "Herrera en la Onda" y "La Brújula".

15 diciembre 2008

Pavlovianos



Como la política se atiene a la lógica de los instintos pavlovianos, de modo que cada imagen y cada mensaje busca una reacción de la sociedad, politólogos, publicistas y sociólogos de todo el mundo llevan semanas desentrañando el impacto del “yes we can” de Obama, considerada ya la campaña electoral que cierra una etapa y abre una nueva era, la de las campañas políticas de la globalización. En esas, tropiezo con un antiguo estratega del pentágono, Franklin "Chuck" Spin, que analiza lo sucedido como si estuviera en un cuartel general, con el mapa desplegado en la mesa de reuniones y los ejércitos marcados con banderitas de colores.

El tipo sostiene que la victoria de Obama se debe, sobre todo, a que ha logrado vencer en la guerra psicológica al haber utilizado la estrategia de "maternidad y desencaje", inventada por un coronel norteamericano. Dice así: “El objetivo básico de esta estrategia es construir apoyos a tu causa y atraer a ella a los indiferentes o no comprometidos por la vía de perfilar una posición "maternal" –es decir, una posición verdaderamente inobjetable, como la mítica "maternidad, tarta de manzana y estilo americano de vida"—, para luego invitar a tu enemigo a atacarla repetidamente de forma tal que él mismo se haga trizas en los niveles mental y, aún más decisivo, moral del conflicto”.

Añade Spin que la primera que cayó en las redes de esta estrategia fue Hillary Clinton y que luego le ocurrió exactamente igual a Mcain, que fue un héroe de guerra y que “en el juego estratégico de su duelo con el astuto Obama” perdió la partida. Insultaban a Obama cada vez con más dureza, de una forma más despiadada, y no se daban cuenta de que, con cada hachazo, eran ellos mismos los que se desangraban.

¿Y vale esta lógica para todos los casos? Pensemos, por ejemplo, en Andalucía, en el líder de la oposición, Javier Arenas. Siguiendo la lógica anterior podría decirse que va por el buen camino porque a diario le llueve un enorme bombardeo de insultos por parte del Gobierno y del PSOE andaluz. Es más, ahora que el Partido Popular ha culminado en las provincias el ciclo de congresos abierto tras las elecciones, vemos claramente que éste es, quizá, el momento en el que Arenas acumula un mayor poder interno en su partido. En todas las provincias andaluzas han ganado sus candidatos, de la misma forma que salió victorioso en el congreso nacional.

Si le preguntáramos al estratega del Pentágono, Arenas lo tiene todo para triunfar: de puertas para adentro, tiene a su partido en la mano y, de puertas para afuera, cuenta con la inestimable ayuda de quienes lo ponen a caldo a diario. ¿Qué falla, pues? De acuerdo a la ‘estrategia militar’ de Obama, para que un político logre convertir en apoyos los insultos del adversario, necesita antes que los ciudadanos se identifiquen con él, con su discurso. Si no es así, la lógica de los instintos pavlovianos no tiene efecto, no se produce. Y se oye el bombardeo de insultos como se escucha llover.

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