El Blog de Javier Caraballo

Javier Caraballo es periodista de EL MUNDO. Es redactor Jefe de Andalucía y autor, de lunes a viernes, de una columna de opinión, el Matacán, sobre la actualidad política y social. También participa en las tertulias nacionales de Onda Cero, "Herrera en la Onda" y "La Brújula".

05 diciembre 2008

Cachetes



El Juez de Menores de Granada, Emilio Calatayud, se hizo famoso en España gracias al artículo 154 del Código Civil. Y dentro de ese artículo, por la frase final que recogía que los padres, en el ejercicio de la patria potestad, podían “corregir razonable y moderadamente a los hijos”. “Si yo soy juez de menores y tengo problemas con mis hijos, qué no le ocurrirá a una persona que ignore el artículo 154”. Lo dijo en una charla que se colgó en internet –tiene varios millones de visitas en you tube- y, desde entonces, Calatayud no ha parado de dar conferencias por toda España.

¿A qué se debe ese fenómeno? Es probable que no se entienda nada si, previamente, no pensamos en el desconcierto generalizado de la sociedad en la que estamos; en el desnorte de los padres en su papel de padres y en la crisis progresiva en los adolescentes de conceptos elementales en una sociedad como la autoridad o el respeto. “Artículo 155: Los hijos deben obedecer a sus padres mientras permanezcan bajo su potestad, y respetarles siempre”. Lo decía Catalayud y los padres encontraban, de repente, que las explicaciones a sus dudas estaban donde jamás hubieran buscado, en el Código Civil.

Lo que ocurrió luego es que, en pleno boom de la ‘doctrina de Calatayud’, el Gobierno decidió modificar ese artículo del Código Civil, el 154, y desapareció aquello que tantos padres acogían como una revelación. Se suprimió eso de que los padres “podrán corregir razonable y moderadamente a los hijos” y se incluyó que la patria potestad “se ejercerá siempre con respeto a su integridad física y psicológica”. Además, se añadió –y ésta es la parte más intrigante del nuevo texto- que “los padres podrán, en el ejercicio de su potestad, recabar el auxilio de la autoridad”. ¿Qué querrá decir ‘recabar el auxilio de la autoridad’?

En esas, hemos llegado a la sentencia de ayer en la que una madre ha sido condenada en Jaén a 45 días de cárcel por dar un bofetón a su hijo. Cárcel y un año sin poder acercarse a su hijo. El niño no quería hacer los deberes, engañaba a su madre y, cuando ésta se lo recriminó, el pequeño de diez años le tiró una zapatilla a la madre. Luego vino lo demás, el niño se encerró en el cuarto de baño, la madre lo siguió y le dio el bofetón con el agravante de que el niño se dio con el lavabo y se hizo sangre en la nariz. Por cierto, que la sentencia admite que la mujer no tiene ningún antecedente de malos tratos y que ese día estaba nerviosa porque su hijo tiene “un carácter difícil y desobediente”. Pese a ello, cárcel y un año de alejamiento de su hijo. A ver quién recompone luego esa familia.

Imagino a padres y madres cuando, hoy o mañana, comenten la noticia. Porque, sin justificar nada, cualquiera que deteste los malos tratos, que quiera profundamente a sus hijos, cualquiera que le repugne la explotación infantil, pensara como Calatayud: «Que me expliquen a mí cómo se hace esto, porque si le doy un azote en el culo le estoy dando un maltrato, y si le pongo de cara a la pared le estoy creando un trauma...”

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2 Comments:

At 05 diciembre, 2008 12:52, Blogger Híspalis said...

Señor javier, esta tarde, de 7 a 8 en Punto Radio Sevilla, tendremos la oportunidad la comunidad bloguera sevillana de entrevistar al delegado e Urbanismo, Gómez de Celis, en el programa de la Radio de los Blogueros. Si desea hacerle alguna pregunta tan sólo basta con dejarla en el blog del programa. Grcias y un fuerte abrazo.

 
At 05 diciembre, 2008 18:06, Blogger Lopera in the nest said...

Acojonado estoy Javier!. Hace ya algún tiempo cuando mi hija tenía unos cuatro u cinco años, al volver de la playa, la madre como todos los días la quiso duchar con la manguera y ella decidió (?) que ese día no se duchaba. Yo venía detrás con su hermano mayor, y cuando llegué vi a la madre y a la hija forcejeando a cuenta de la ducha con la manguera, chillando la pequeñaja como sólo saben hacerlo a esas edades. Un sólo cachete en el culo sirvió para resolver el problema. Como conoces a la mencionada, sabes que no arrastra ningún trauma y que el cachete le dolió no más de una hora. Pensar que me hubieran podido caer 45 días de carcel, y lo peor, estar alejado de ella un año!. Ya te digo, estoy acojonado.

P.S. La conferencia sobre los número primos, SUBLIME!

 

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