El Blog de Javier Caraballo

Javier Caraballo es periodista de EL MUNDO. Es redactor Jefe de Andalucía y autor, de lunes a viernes, de una columna de opinión, el Matacán, sobre la actualidad política y social. También participa en las tertulias nacionales de Onda Cero, "Herrera en la Onda" y "La Brújula".

26 agosto 2008

Etnobobos


No hay universidad de verano que se precie que no incluya en sus cursos un seminario sobre el islam en el que se ponga a parir todo lo occidental. La cosa es tan apabullante que ya hasta existe competencia entre los ponentes a ver quién llega más lejos. El otro día, por ejemplo, en Baeza, un tipo incluso se permitió criticar la tolerancia oficial y la Alianza de Civilizaciones. Imagino el estupor y la perplejidad en la cara de los organizadores. Pero no. Lo que quería decir el hombre es que, en realidad, la alianza y la tolerancia son conceptos insuficientes. A ver, sostiene es que «el término alianza no es el más preciso porque puede desprender un interés ideológico o político», y debe ser sustituido por las palabras «comprensión o convivencia». Lo mismo que «tolerancia», que no es la adecuada porque «supone aceptar a la fuerza o a desgana al otro». La conclusión está clara: Occidente rezuma «un etnocentrismo muy fuerte» y una resistencia grande a aceptar que «la civilización islámica es tan importante como la nuestra».

Ahí quedó. Y cuando se oyen estas cosas, lo que no se acaba de entender es de dónde sacarán esos expertos el rechazo frontal de occidente a aceptar las costumbres de otro. ¿Quién se molesta aquí porque cada cual le rece al dios que le parezca, que vista como le apetezca o que se siente a comer con las piernas cruzadas, en cuclillas o a horcajadas?

No, vamos a ver, lo que preocupa, molesta y subleva es que una religión se pueda convertir en coartada de sátrapas para someter a un pueblo y que haya degenerado en el motor de un gigantesco movimiento terrorista. Y esa distorsión sólo la provoca una religión: Ni el budismo, ni el cristianismo, ni el hinduismo. El Islam es lo que, con la yihad como argumento, ha generado el monstruo del terrorismo. Y decirlo así no convierte a todos los musulmanes en terroristas, valiente disparate. Y es en el mundo islámico donde se cercenan a diario los derechos fundamentales de millones de ciudadanos. ¿Sólo se vulnera derechos en países islámicos? Desde luego que no. Pero ningún bárbaro, incluidas las dictaduras comunistas, cuenta con esta propaganda autodestructiva dentro del único mundo civilizado conocido.

Porque culturas en el mundo hay muchas, y todas son respetables, pero civilización no hay más que una. La musulmana no crea recelos por sus peculiaridades culturales sino por sus carencias cívicas elementales. «La civilización islámica es tan importante como la nuestra», dice el tipo. Ya ven. Civilización es derechos fundamentales, Estados laicos o aconfesionales y democracia. Civilización es progreso, libertades, igualdad. Culturas muchas, civilización sólo una. Y el derecho a la diferencia jamás puede suponer que aceptemos la vulneración de los principios anteriores. Todo lo demás son bobadas étnicas. Combatir, a la vez, el racismo y la estupidez se ha convertido en una obligación democrática fundamental.

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