Inútil III
Tercera edición ya de esta costumbre de dedicar uno de los últimos artículos de junio a un inútil público y restregarle ante los morros de su imcompetencia la declaración de la renta. Como se ha explicado en anteriores ediciones, la costumbre parte de una concepción crítica de la declaración de la renta; para que el pago del IRPF además de un deber cívico, de una obligación democrática, se convierta en un acto de rebeldía social, de crítica al despilfarro del poder. No sé, es como si, al aflojarse el bolsillo cada año, cada contribuyente pudiese pedir explicaciones de qué se hace con su dinero. Como decir, “a ver qué hace el Estado con mi dinero. ¿A ese inútil va dedicada mi declaración de la renta? No puede ser”, y en este plan. Además de hacer la cruz en la casilla de la religión católica, se le hace la cruz a un inútil público para, el resto del año, tener presente siempre que ese tipo está tirando tu dinero. Tu dinero, no dinero público que de forma inconsciente es un concepto vaporoso, dinero de todos, dinero de nadie.
La primera edición, le dedicamos la declaración de la renta al presidente de la Diputación de Sevilla, no sólo por la inutilidad grande de esa institución, que es común a todas, sino por las propias características del tipo, un desahogado insuperable, un portento de cómo degenerando en política se pueden alcanzar las mayores cotas. Luego vino el Parlamento andaluz, por esas sesiones sublimes en las que se empezar en demostrar su carácter prescindible. Imaginen la parafernalia del Parlamento andaluz, aquel edificio lujoso de Sevilla, con sus 109 escaños. Largos pasillos que atraviesan los ujieres, solitarios, de arriba abajo, con sus trajes azules, como guardianes de un desierto de mármol blanco. Allí, en uno de los dos-plenos-dos que hay al mes, irrumpe una declaración solemne que deja frío a Occidente en sus diatribas sobre el futuro: “El Parlamento de Andalucía acuerda declarar de utilidad pública la bicicleta como medio de transporte y ocio en Andalucía por sus múltiples ventajas para el medio ambiente y la salud pública”. Nada, en fin, estas cosas.
Todo eso, que durante el año ya se censura, que ya se conoce, cobra ahora un valor especial, se observa desde una perspectiva distinta, cuando concluimos que se perpetran con el dinero que tú acabas de pagar en Hacienda. “Para esto le pago yo a Hacienda”. Este año, por ejemplo, piensen que con su dinero se ha pagado una de las famosas cenas de los consejeros socialistas del Consejo Audiovisual. Esos que se ponen a discutir cuántas ostras se comieron. “Que yo me comí sólo dos ostras; que no, que no que tú te comiste cuatro que yo te estuve mirando…” Piensen que están en la mesa de al lado, que observan la escena y que, al final, es a usted a quien le pasan la cuenta. “¿Y por qué tengo yo que pagarle la mariscada a nadie, a ningún inútil público”. Pues de eso de trata, de ahí la intención de convertir el deber cívico del IRPF en un acto de rebeldía social. Esos inútiles, o sea, están tirando nuestro dinero.
La primera edición, le dedicamos la declaración de la renta al presidente de la Diputación de Sevilla, no sólo por la inutilidad grande de esa institución, que es común a todas, sino por las propias características del tipo, un desahogado insuperable, un portento de cómo degenerando en política se pueden alcanzar las mayores cotas. Luego vino el Parlamento andaluz, por esas sesiones sublimes en las que se empezar en demostrar su carácter prescindible. Imaginen la parafernalia del Parlamento andaluz, aquel edificio lujoso de Sevilla, con sus 109 escaños. Largos pasillos que atraviesan los ujieres, solitarios, de arriba abajo, con sus trajes azules, como guardianes de un desierto de mármol blanco. Allí, en uno de los dos-plenos-dos que hay al mes, irrumpe una declaración solemne que deja frío a Occidente en sus diatribas sobre el futuro: “El Parlamento de Andalucía acuerda declarar de utilidad pública la bicicleta como medio de transporte y ocio en Andalucía por sus múltiples ventajas para el medio ambiente y la salud pública”. Nada, en fin, estas cosas.
Todo eso, que durante el año ya se censura, que ya se conoce, cobra ahora un valor especial, se observa desde una perspectiva distinta, cuando concluimos que se perpetran con el dinero que tú acabas de pagar en Hacienda. “Para esto le pago yo a Hacienda”. Este año, por ejemplo, piensen que con su dinero se ha pagado una de las famosas cenas de los consejeros socialistas del Consejo Audiovisual. Esos que se ponen a discutir cuántas ostras se comieron. “Que yo me comí sólo dos ostras; que no, que no que tú te comiste cuatro que yo te estuve mirando…” Piensen que están en la mesa de al lado, que observan la escena y que, al final, es a usted a quien le pasan la cuenta. “¿Y por qué tengo yo que pagarle la mariscada a nadie, a ningún inútil público”. Pues de eso de trata, de ahí la intención de convertir el deber cívico del IRPF en un acto de rebeldía social. Esos inútiles, o sea, están tirando nuestro dinero.
Etiquetas: Burocracia, Política
3 Comments:
Recuerdo la temporada larga que pasé yo acompañando a mi padre ,recientemente fallecido,en el Hospital de la Macarena a causa de una grave enfermedad,y recuerdo como tras pelearme todos los días,por conseguir tal o cual gestión administrativa en el Hospital,o tal cual atención médica,recuerdo digo,como me hervía la sangre al ver salir la comitiva (he dicho comitiva no vomitiva)de coches oficiales del Parlamento.Ningun día pude contar menos de 30 0 40...
Por cierto,no soy abogado, y sé de leyes lo justito para desenvolverme a diario.Pero, ¿alguien me puede decir (y lo pregunto totalmente en serio) si hacer APOLOGÍA DE LA INSUMISIÓN FISCAL ES DELITO?.Por que si no estoy dispuesto a financiar 100.000 camisetas para la próxima declaración de la renta, y ponerme en la copla de Hacienda a repartirlas,con el lema, "¿YO NO PAGO,NO ME DA LA GANA,Y TU? "
Así si que se acojonarían...
Otros inútiles que se gastan nuestro dinero:
Los estudiantes de la Enseñanza Pública que no sólo no estudian sino que ni siquiera van a clase.
Los trabajadores que fuerzan a los médicos la baja laboral sin tener ninguna enfermedad.
Los Sindicatos y Organizaciones Empresariales que tiran tanto dinero de subvenciones en cursos que no sirven para nada.
Para que seguir, si pese a todo no va servir para nada. Somos (?) campeones de futbol y la felicidad nos hace olvidar la injusticia.
Por lo menos espero que las ostras que se comieron fueran buenas. Pobre gentuza miserable!.
josevillano77:
Si haces objeción fiscal por motivo de conciencia, no cometes un delito sino que defiendes un derecho fundamental (de los artículos 15 y 16 de la Constitución).
El "no me da la gana", no sería suficiente. Tendrías que poner el motivo real.
Yo llevo varios años haciendo objeción fiscal: los dos primeros años por gastos de aborto; el año pasado ya le añadí por una esquina "... y otras vulneraciones de derechos fundamentales". Y ya este año, más concienciada de todo, no sabía si optar por una forma más moderada o más rompedora. Al final opté por deducir un 1% en las deducciones de la cuota líquida por objeción fiscal, también por gastos de aborto y otras vulneraciones de derechos fundamentales.
Como me daba negativa, con eso me da más negativa.
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