Hegemonías
Es la hegemonía electoral del PSOE la que se resquebraja con la aparición de partidos que nacen de las tripas mismas de la izquierda española. Es el rentable discurso de ‘no le hagas el juego a la derecha’ el que se viene abajo. Es la autoridad que se arroga el PSOE para repartir carnés de izquierda la que se desmonta. Y no será casual que los cambios se hayan iniciado en Cataluña y en el País vasco, dos de las regiones más desarrolladas de España y, por distintos motivos, con una sociedad civil más sólida. Albert Boadella y Fernando Savater. Y a los dos les han hecho la misma pregunta. «Y usted, que ha sido un icono de la izquierda española, ¿no teme ahora que le digan que se ha cambiado, que se ha hecho de derechas?» Es ese dilema maniqueo, es esa falsa división ideológica la que se rompe con estos partidos nuevos que ya no se consuelan con la abstención, refugio natural del desencanto de izquierda.
Intelectuales, dirigentes y simpatizantes socialistas hartos de la deriva del PSOE, del ascenso de los mediocres y la necedad simplona del mensaje. Desolados con la estrategia temeraria de buscar socios en el radicalismo nacionalista. La involución ideológica a cambio de la garantía del poder. «La igualdad, la libertad y la fraternidad. Pretender que el nacionalismo tenga algo que ver con esos tres principios es muy difícil de encajar», dijo Boadella y ahora encuentra el eco preciso en Savater. Es la izquierda que no se hace progre, que no se conforma con la golosina del fetiche, con la pegatina. Es la izquierda que duda, la que se hace preguntas cuando se pretenden solucionar con dogmas las contradicciones.
¿Y España, qué ocurre con España? ¿Y la libertad, qué pasa con la libertad? ¿Y los principios, qué ocurre con los principios? Alguien, desde la izquierda, tenía que hacer estas preguntas; alguien, en fin, tenía que pronunciar el nombre de España desde la izquierda sin temor a que lo condene la moralina progre. Alguien al que le duela España como a tantos intelectuales de la II República, ahora que se toma como fetiche y se olvida como referencia. Alguien que, como en los versos de Gil de Biedma, no se resigne a «no leer, no sufrir, no escribir, no pagar cuentas y vivir como un noble arruinado entre las ruinas de mi inteligencia».
¿Y España, qué ocurre con España? ¿Y la libertad, qué pasa con la libertad? ¿Y los principios, qué ocurre con los principios? Alguien, desde la izquierda, tenía que hacer estas preguntas; alguien, en fin, tenía que pronunciar el nombre de España desde la izquierda sin temor a que lo condene la moralina progre. Alguien al que le duela España como a tantos intelectuales de la II República, ahora que se toma como fetiche y se olvida como referencia. Alguien que, como en los versos de Gil de Biedma, no se resigne a «no leer, no sufrir, no escribir, no pagar cuentas y vivir como un noble arruinado entre las ruinas de mi inteligencia».
Fue Álvaro Pombo el que, en un debate de televisión, le hizo la pregunta a Savater. «Y usted que ha sido un icono de la izquierda, ¿no teme ahora que le digan que se ha cambiado, que se ha hecho de derechas?» El filosofo vasco le contestó con otra división ideológica, que se superpone en estos tiempos a la tradicional de izquierda y derecha. Savater divide los discursos entre progresistas y reaccionarios. Y existen progresistas de derecha y reaccionarios de izquierda. También al revés, desde luego. Al final, ya ven, se trata de establecer una escala de mínimos, una raya que divide el sectarismo de la pluralidad; la razón de la consigna. Progresistas frente a reaccionarios.
Etiquetas: País Vasco, Política, Proceso de Paz, PSOE
1 Comments:
Hablaba Maite Pagazaurtundua en su conferencia en el Foro de El Mundo (Andalucía) sobre la "codicia" de aquellos que sueñan con quitar votos al adversario, y que no se paran a reflexionar sobre las consecuencias de abandonar las bases de la convivencia, que la Libertad no se negocia, que no se puede vivir en el miedo.
Y la base de esta "secesión en la izquierda" está en la necesaria reflexión sobre la independencia de nuestro votos. No tengo muy claro que todo pase por crear un nuevo Partido, en mi opinión pasa por adquirir la conciencia de que somos propietarios de nuestro voto y que ningún partido es dueño de él. Cuando un "memo" o un "perifrástico" son la única opción en la izquierda, a lo mejor es el momento de plantearte votar a un buen profesional, aunque se defina, o lo definan, de derechas. Y en las próximas elecciones, ya veremos.
Otra cosa, repito, es la Libertad, la base de la convivencia, y en eso sí hay que decir NO, con Savater, con San Gil, con Maite, con Nicolás Redondo Terreros, y con todos los que quieran decírselo al Pte. del Gobierno y a los canallas que le rodean.
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