El Blog de Javier Caraballo

Javier Caraballo es periodista de EL MUNDO. Es redactor Jefe de Andalucía y autor, de lunes a viernes, de una columna de opinión, el Matacán, sobre la actualidad política y social. También participa en las tertulias nacionales de Onda Cero, "Herrera en la Onda" y "La Brújula".

05 septiembre 2011

Manostijeras




Antes de que el Fondo Monetario Internacional alertara a todos del riesgo de que la economía mundial vuelva a entrar en recesión de forma "inminente”, en las grandes empresas y en las tabernas ya lo sabían. Antes de que el Banco Mundial avisara de la tormenta que se avecina para el otoño, en los consejos de administración de las multinacionales y entre los albañiles que se citan de madrugada en los bares, ya se había corrido la voz. Antes de que se hiciera oficial el mal augurio, los bancos y los consejos de administración de las grandes empresas ya habían cerrado un descenso radical de los presupuestos y de las expectativas para el año que viene porque la economía, al menos la española, no despunta. Igual que los dueños de las tabernas y los albañiles, también lo sabían porque una crisis económica como la que estamos viviendo se explica en las grandes cifras de la macroeconomía y se padece en la barra de los bares, en los chapuces de los albañiles; en la microeconomía de las cuentas del mes emborronadas en una servilleta sobre el hule de la mesa de la cocina. La crisis no ha pasado, no, la economía no se reactiva, no, y si estas previsiones del Fondo Monetario Internacional o del Banco Mundial adquieren un tono apocalíptico no es porque lo que vaya a venir sea peor que lo que ya conocemos, sino porque la peor fase de una crisis siempre será la última, aquella que se produce sobre la endeblez que nos ha dejado las oleadas anteriores.

Por esa razón, porque todo el mundo, de una o de otra forma, conoce el alcance real de la crisis económica, cualquier planteamiento político que se realice estos días en España no puede ignorar esa realidad. Que es, precisamente, el error que está cometiendo el PSOE cuando decide encomendar todo su mensaje político contra los recortes que está realizando el Partido Popular en las autonomías y en los ayuntamientos en los que ha comenzado a gobernar. “Arenas es el alumno más aventajado de ‘Rajoy manostijeras’ porque quiere aplicar en Andalucía los recortes de Cospedal en Castilla-La Mancha”, repiten en el PSOE por todos los rincones sin reparar en que es bastante probable que lo que quiera el ciudadano sea justamente eso, recortes presupuestarios, supresión de organismos públicos, reducción de liberados y medidas contra el continuo endeudamiento de las administraciones. Manostijeras, sí, gobernantes que realicen una poda profunda de lo que, a pie de calle, se ve, muchas veces de forma distorsionada, como un privilegio, un abuso, un despilfarro. Y si los ciudadanos lo que quieren es eso, manostijeras, el PSOE, con sus pretendidas acusaciones, lo único que consigue es engordar las expectativas electorales del Partido Popular. ¿No se está viendo acaso que el PP es el primer interesado en que se difunda esa imagen de que cuando llegue al Gobierno va meter la tijera? ¿Alguien puede dudar de que si esa imagen le perjudicara, el PP hubiera esperado a diciembre para anunciar sus recortes?

En cualquier caso, ese discurso de ‘manostijeras’ tendría eficacia, en última instancia, si en la sociedad todavía funcionara el viejo susto de ‘que viene la derecha’, pero fueron los propios dirigentes del PSOE quienes, para explicar sus malos resultados de las últimas elecciones, afirmaron que ese discurso ya no tiene efecto. "Con eso de que viene la derecha no ganamos. Lo que necesitamos es un programa creíble y que dé esperanza a la gente", dijo Rubalcaba en Sevilla, en su primera ‘terapia de grupo’ con los dirigentes socialistas. Manostijeras… Igual volvemos a oír la disculpa de la estrategia equivocada cuando pasen las próximas elecciones.

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