El Blog de Javier Caraballo

Javier Caraballo es periodista de EL MUNDO. Es redactor Jefe de Andalucía y autor, de lunes a viernes, de una columna de opinión, el Matacán, sobre la actualidad política y social. También participa en las tertulias nacionales de Onda Cero, "Herrera en la Onda" y "La Brújula".

30 mayo 2011

La cuarta versión (I)



Si sólo fuera una derrota electoral, incluso una debacle electoral, la situación para el PSOE no sería tan preocupante. Si sólo fuera la pérdida de alcaldías emblemáticas, feudos tradicionales que sumaban tres decenios de gobierno socialista, la crisis interna del PSOE no sería tan apabullante. Si sólo fuera un cambio de liderazgo, el desconcierto no sería tan angustioso. No, la profundidad de la crisis del PSOE tras las elecciones del 22 de mayo no la establecen por sí solo, si de forma conjunta, todas las quiebras anteriores. No, el problema fundamental radica en que ahora se es consciente de que se han alineado a un tiempo todas las circunstancias adversas para dejar patente que la tarea pendiente para sacar al partido de este bache es de mucha más envergadura. Esta vez sí, la asignatura pendiente es la refundación del PSOE tras el fracaso o agotamiento de los modelos precedentes.

De todos los que han invocado hasta ahora la necesidad de refundar, de repensar el socialismo español de estos tiempos, ha sido Ignacio Sotelo: «El socialismo no tiene la menor posibilidad de sobrevivir, si no reconoce el fracaso de las tres versiones que ha puesto en marcha en el siglo XX». Las tres versiones del socialismo se inician, lógicamente, con el socialismo marxista, el socialismo revolucionario, estatal y colectivista, que se impuso en la Unión Soviética y que acabó con la caída del muro del Berlín, cuando aquella tapia infame dejó al descubierto un sistema varado en la ineficacia económica, asentado políticamente en el terror y podrido internamente por una falsa idea de la igualdad. El segundo modelo, el de la socialdemocracia keynesiana, también se desmoronó cuando, se acabó abriendo paso la idea de que, para convivir en las sociedades capitalistas y democráticas, no se pueden imponer esquemas económicos rígidos, sino que es necesario abrirse a modelos de gestión más liberales, más acordes al mercado. La tercera y última versión del socialismo que ha acabado naufragando ha sido la ‘tercera vía’ británica, una versión light de la socialdemocracia que se ha quedado siempre a medio camino de todo, sin haber sabido dar respuestas a los problemas reales de los ciudadanos, a los problemas nuevos de la sociedad. A partir de ahí, ya no ha habido más versiones, y la irrupción en el socialismo europeo de líderes como Zapatero ni siquiera merecerán la pena en el futuro de ser analizados como propuesta reformadora, innovadora, de la izquierda.

Tres versiones de socialismo que no han resistido el paso de la historia. Y la explicación del por qué es tan elemental, tan previsible, que asusta: los cambios en la estructura productiva desde la revolución industrial, cuna del marxismo, han hecho que el socialismo se haya ido quedando progresivamente sin discurso, sin respuestas, sin base social a la que dirigirse. Ignacio Sotelo lo explica de esta forma: «El hecho fundamental de que el trabajo haya dejado de ser el eje central que articula la vida de amplias capas sociales ha significado un golpe definitivo a la socialdemocracia, incluso en su última versión débil. Esta desarticulación del mundo del trabajo elimina de raíz las clases sociales que surgieron con la revolución industrial y comporta una fragmentación creciente de la sociedad. Sin ‘clase trabajadora’ se hunden sindicatos y partidos obreros, y con ellos, la sinergia que dio vida a la socialdemocracia».

Si sólo fuera una derrota electoral…

Etiquetas: , ,