La Champions Pigs
Ea, pues ya estamos jugando una liga de campeones, la champions pigs, que sólo se parece a la anunciada por Zapatero en que ambas tienen una sonoridad parecida, la champions league, la champions pigs; suenan parecido pero ya sabemos que la diferencia fundamental consiste en que la primera se juega en los puestos altos de la tabla y la segunda se disputa en el fondo. Las dos son ligas de campeones, campeones del éxito y campeones del fracaso, líderes en solvencia económica y líderes en tiesura. Grecia, Irlanda, Portugal y España. Esos son los componentes de la champions pigs. Aquí abajo, en Andalucía, acostumbrado a cerrar todas las estadísticas, esta liga de los tiesos, la champions pigs, no resulta extraña. "España ha entrado en la Champions League de las economías mundiales. Un torneo en el que España es la que más partidos gana, las que más goles ha metido y la menos goleada". ¿Se acuerdan de la frase?
Pues lo más asombroso de todo es que no hace tanto tiempo desde que el presidente Zapatero pronunció lo anterior. Aunque parezca una eternidad, conviene recordar que hace tan sólo dos años, en 2008, el discurso del Gobierno socialista seguía siendo ése, que España no tenía nada que temer a las turbulencias financieras de Estados Unidos porque está "preparada como nunca lo ha estado" ante una posible recesión, por “el dinamismo de la inversión, la solvencia de las empresas, la eficiencia del sistema financiero y la "acumulación de disponibilidades" de las familias. Fíjense que lo grave de la situación es que en los tres frentes anteriores, es que el optimismo antropológico llevó al Gobierno a no actuar en ninguno de ellos y ahora nos encontramos con la realidad, que nada tiene que ver con aquellas previsiones: ni el sector público, ni el sector privado ni el sistema financiero españoles arrojan buenos datos.
En el sector público, la deuda española es del 53% del PIB y el déficit de las cuentas públicas es del 11,2% del PIB. En el sector privado, el endeudamiento es del 178% del PIB. Por último, el ajuste duro de créditos en el sector financiero denota que sin ese recorte drástico también comenzará a tambalearse, algo que, por fortuna, salvo en algunas cajas de ahorro, no ha ocurrido. Únase a todo ello que el desempleo en España supera el 20 por ciento (y en regiones como la andaluza, más del 30 por ciento) y que la balanza comercial, la diferencia entre importaciones y exportaciones, es deficitaria. La pregunta que inquieta a los mercados, y a las temibles agencias de evaluación de la deuda, es cómo se puede salir del círculo vicioso que se establece con esos parámetros: el endeudamiento privado y el aumento del paro hacen que el consumo se retraiga; el déficit público obliga al Estado a no endeudarse más, con lo que tampoco puede inyectarle dinero a la economía. Y sin consumo privado ni inversión pública, el crecimiento económico seguirá demorándose.
¿Somos Grecia? La pregunta, evidentemente, es secundaria. En algunas cosas nos parecemos, en otras nos superan con creces y en algunas otras, como el paro, España está mucho peor. Pero eso es lo de menos porque los problemas de España no se solucionan con el consuelo de que haya países peores. La cuestión es que estamos jugando la misma liga, la champions pigs. Qué distinto de aquellos sueños de champions league. Aunque suenan casi igual.
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