El Blog de Javier Caraballo

Javier Caraballo es periodista de EL MUNDO. Es redactor Jefe de Andalucía y autor, de lunes a viernes, de una columna de opinión, el Matacán, sobre la actualidad política y social. También participa en las tertulias nacionales de Onda Cero, "Herrera en la Onda" y "La Brújula".

01 mayo 2010

¡Ay, Carmela!



Con un dominio extraordinario del lenguaje de género, la concejal se ha acercado al micrófono de su escaño en el pleno municipal y ha dejado claras sus intenciones: “No me disculpo porque no me sale del coño”. La señora, se lo pueden figurar, guarda la estética del nombre que lleva, Carmela García, concejal de Izquierda Unida de Vélez Málaga, una vieja militante comunista, pelo negro muy corto, recortada de cuerpo, cara de mala hostia y un pañuelo al cuello, como una miliciana de la democracia; combatiente antes que concejala porque su misión en este mundo tiene nombre y apellidos: derrotar a la derecha en todos los frentes. La batalla continúa, la derecha siempre está al acecho, y nadie que no sea un traidor debe descuidar su trinchera. A ella, como le han tocado estos tiempos de la democracia, su guerra está en el ayuntamiento. “Rumba, la rumba, la rumba, la/ ¡Ay, Carmela!, ¡ay, Carmela!”

Ni un paso atrás, no, que no pasarán. Y aunque los del Partido Popular abandonen el pleno municipal, ella no va a pedir disculpas. En el vídeo de Carmela se oye al alcalde de Vélez-Málaga, o al algún compañero, pedirle a la miliciana de Vélez-Málaga que le ponga fin a la tensión, que pida disculpas a los concejales de la derecha, pero ella no cede, que se vayan, qué más da. Todo empezó por unas declaraciones a una televisión local, cuatro verdades, que dirá ella; unas declaraciones que han arrasado en España con miles de visitas en you tube, un record de internet que seguro que no tiene ningún dirigente actual de Izquierda Unida. ¿Y qué decía la concejal Carmela en el vídeo? Pues eso, que “no hay peor desgraciado que el que vota a la derecha. Porque la derecha nunca ha defendido a nadie; en la dictadura no necesitaban los votos y ahora cambian porque necesitan de la gente”. Y remataba el discurso con una llamada a directa a los camaradas combatientes: “A mí me entran ganas de pegarles dos galletas y ponerles la cara morá; lo que no entiendo es cómo no les escupen por la calle. Y lo digo así, con todas las letras”. Dijo aquello y los concejales del Partido Popular abandonan el pleno cada vez que Carmela toma la palabra. El alcalde, o un compañero, le pidió por lo bajini que se disculpara, que acabara con aquella tensión y ella dijo lo de antes, que no. Caña a la derecha. “Rumba, la rumba, la rumba, la/ ¡Ay, Carmela!, ¡ay, Carmela!”

Tampoco, vamos a ver, esa mujer debe sentirse un bicho raro en Izquierda Unida, que antier mismo el baranda de la formación en Córdoba llamó a los ciudadanos a una “sublevación pacífica” contra el Partido Popular, que esa formación es "en la que hay más franquistas por metro cuadrado”, porque “el falangismo en el ADN del PP”. Así que nada, ahora que se acercan las elecciones, Carmela, ni un paso atrás, que hay que mantener la trinchera a toda costa, lucha cuerpo a cuerpo, cada cual en el frente que le ha tocado, en la institución que le ha tocado, que la derecha avanza en las encuestas y hay que espabilar a los desgraciados que la votan. Claro que, luego, en el metro de Madrid un joven radical antifascista agrede a patadas y puñetazos a un joven radical neonazi. Y uno piensa en Carmela, “rumba, la rumba, la rumba, la”, y se pregunta, ¿también ahora le vamos a echar toda la culpa a la violencia de los videojuegos?

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