El misterio de Fátima
Ni la Guerra de Irak ni la convulsión política tras los atentados de Madrid. Ni la foto de las Azores ni la Ley de Extranjería. Nada de lo ocurrido en España durante los gobiernos del Partido Popular ha sido tan decisivo para la concejal Fátima Mohamed Kaddur como el pañuelo que a la niña Najwa Malha no le dejaban ponerse en un instituto de Pozuelo de Alarcón porque en su normativa interna se prohibe que los alumnos acudan a clase con la cabeza cubierta con «un pañuelo, una gorra, una capucha o similar». Ha sido estallar este incidente en la comunidad de Madrid, gobernada por el PP, y Fátima se ha dado de baja como militante porque «en el PP no hay sitio para la integración, la igualdad y la interculturalidad». Se va y le pega un portazo a la derecha: «Ahora van a tener Fátima para rato».
Como quiera que a todos nos puede resultar llamativo que una persona como Fátima Mohamed, concejal del PP de Gines desde 2003 y militante de ese partido desde hace quince años, considere más importante el uso del pañuelo de una niña en un colegio de Madrid que todo lo anterior, la guerra, la ley de Extranjería, habrá que pensar que detrás de una decisión así se esconde alguna razón oculta. Quiero decir, una razón religiosa o ideológica más allá del mero uso del pañuelo y de la posición del PP sobre este asunto, entre otras cosas porque ella misma, Fátima Mohamed, lo ha llevado hasta ahora en todos los actos públicos como concejal del PP y en todos los mítines de su partido. Y no resulta creíble que en quince años, en tantos actos públicos, no se percatara del rechazo de sus compañeros que ahora denuncia; que pocas cosas debe haber tan groseras como el racismo y la intolerancia.
Por tanto, ¿puede ser un motivo religioso de fondo? ¿Habrá evolucionado la concejal en su creencia religiosa hacia el fundamentalismo y ahora ve intolerable lo que antes le parecía elogioso? Tampoco parece que sea ésta la razón porque, de ser así, si el fundamentalismo guiara a la concejal Fátima Mohamed, ayer, en su despedida, hubiera anunciado su próxima inclusión en un partido islamista, como corresponde al fundamentalismo. O incluso su salida de la política, que se corresponde aún más con el fundamentalismo islámico.
Pero, ¿puede ser ideología? Sostiene la concejal que lleva dos años intentado hablar con Javier Arenas para que el PP defienda el uso del velo islámico y no lo ha conseguido. Lo segundo, que no haya logrado hablar con Arenas, es creíble, desde luego, y con seguridad no será la única persona porque el líder del PP atesora esa fama desde hace tiempo. Lo primero, sin embargo, es más discutible porque, en realidad, ambos defienden lo mismo: que el uso del pañuelo no sea una imposición a la mujer. Fátima, de hecho, lo tiene claro con sus propias hijas que no utilizan hiyab y el PP suele defender lo mismo cuando pone el acento en que el pañuelo no se convierta en un elemento de discriminación de la mujer. No, tampoco puede ser una razón de ideología política.
Pero si no es religión ni ideología, ¿cómo se explica lo ocurrido? Al final, en política, todo se explica con el poder. El misterio de Fátima es el día a día de la política, las luchas de poder, las vendettas del poder, las puñaladas del poder. El misterio de Fátima está cifrado en esa frase que dejó clavada en el aire: «Ahora van a tener Fátima para rato».
Etiquetas: Islamismo, Partido Popular, Política
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