Mercados
En los albores del liberalismo, en los orígenes de la teoría económica, nació un concepto de mercado que sobrevive a los tiempos y se impone a los cambios sociales y políticos con la fuerza arrolladora del abuso, del imperio del más fuerte. Todo surge de una definición sencilla, básica: «Una sociedad económica está integrada por productores individuales, cada uno de los cuales aporta sus productos y los intercambia con otros productores, compra lo más barato posible y vende al mejor precio que pueda obtener».
En 200 años, aquellos principios elementales de la economía que formuló David Ricardo siguen tan vigentes incluso en sus deformaciones que produce una enorme desolación contemplar que pasan los siglos, se fortifican los límites de la libertad de mercado y se amplían los derechos de los ciudadanos y, sin embargo, como arena que se escurre entre los dedos, el mercado sigue imponiendo su ley. Esas ‘leyes naturales’ son capaces de regular el mercado por sí mismas, sí, eso lo sabemos de la misma forma que conocemos que esas leyes están desprovistas de ética y de justicia.
«La renta es, por tanto, la diferencia entre la productividad de cualquier pedazo de tierra y la de la tierra, que, dado los precios de los alimentos, no cubriría el costo de su explotación», se decía en la Inglaterra del primer tercio del siglo XIX, cuando los agricultores tenían que pagar por las tierras que cultivaban y jamás le salían las cuentas. Meses de trabajo de sol a sol, noches de desvelo por la lluvia, por la sequía, por el viento, amaneceres de angustia por el retraso de la cosecha… Y cuando llega al fin la hora de recoger los frutos, el precio de los alimentos ni siquiera alcanza la renta que hay que pagar por la tierra. «El terrateniente es un monopolista, un parásito económico. El interés del terrateniente se opone siempre al interés de todas las demás clases sociales».
¿Cómo es posible que 200 años después, en un marco político y económico que nada tiene que ver con aquél, la protesta de los agricultores sea la misma? Los terratenientes de ahora, quienes actúan en régimen de monopolio son, de acuerdo a las nuevas características del mercado, los intermediarios, las multinacionales de la distribución. Dicen los agricultores que los intermediarios imponen los precios del mercado mirando sólo su interés, ni el interés del consumidor, que se ven obligados a pagar precios excesivos, ni el de los productores, que cobran las cosechas a bajo precio, con márgenes de hasta el 1.100% entre el campo y la cesta de la compra.
¿No es lo mismo que lo anterior, cuando decía David Ricardo que «el interés del terrateniente se opone siempre al de todas las demás clases sociales»? El economista inglés basó toda su teoría en el convencimiento de que «el principal problema de la economía política es determinar las leyes que regulan la distribución». También este principio sigue vigente hoy. Y aunque el mercado siempre tiende a imponer su ley natural, tendría que ser posible una regulación gubernamental de los márgenes de intermediación. Cuando se impida por ‘baja temeraria’ la compraventa de un kilo de pepinos en la lonja quizá se alcance en el campo andaluz, en la agricultura europea, el equilibrio entre las bondades del libre mercado y el abuso del más fuerte. Pero eso, en 200 años, jamás ha ocurrido.
3 Comments:
Buenas, supongo que algun articulo sobre el reciente metro de sevilla esta al caer, no me aguanto. Interesado como estoy en el tema he buscado las caracteristicas del tren para compararlas con el metro de Bilbao que es el que uso:
http://www.metrobilbao.net/cas/metro/caracteristicastecnicas.html
http://www.metrodesevilla.org/index.php?id=21
El de bilbao tiene el doble de longitud total, 5 veces mas potencia por tren,mas del doble de pasajeros y mas anchura. .
Algunos datos del tranvia de bilbao que tambien hay:
http://www.euskotren.es/euskotran/html/castellano/index2.html
http://es.wikipedia.org/wiki/EuskoTran
Se observa que el tranvia de Vitoria tiene unas caracteristicas similares al convoy del metro de sevilla. Vamos, que tiene toda la pinta de que estan intentando colaros un tranvia "subterraneo" aprovechando los tuneles. Sin acritud.
De vuelta de los cerros, comentar que el articulo es interesante en el sentido que señala EL GRAN MAL que aqueja al campo, ala ganaderia y a la pesca, el monopolio en la distribucion.
Uno de los objetivos del estado es el de correguir las imperfecciones del mercado, en el caso que nos toca creando rutas alternativas de distribucion, es decir competencia. Pero vamos, los del primer sector se pueden morir de asco esperando a que el estado haga algo mas que subencionarles, son ellos los que deberan organizar sus propias rutas de distribucion.
Un par de matizaciones:
Entre el agricultor y el consumidor final, no sólo hay un costo de intermediación. También están: transporte, control sanitario, control de calidad, manipulación, envasado, almacenaje, más transporte, distribución y venta. Seguramente más mano de obra que en la producción agrícola misma. Como comenta Iñigo, si quieren una parte mayor del valor añadido a su producto, deben extender su actuación más allá de la producción agrícola. Muchas cooperativas ya lo hacen.
La segunda es que en las pancartas deberían sumar a 'TU PAGAS' las subvenciones que reciben.
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