El Blog de Javier Caraballo

Javier Caraballo es periodista de EL MUNDO. Es redactor Jefe de Andalucía y autor, de lunes a viernes, de una columna de opinión, el Matacán, sobre la actualidad política y social. También participa en las tertulias nacionales de Onda Cero, "Herrera en la Onda" y "La Brújula".

26 marzo 2009

Cubatas en el Titanic


Lo dice el presidente del BBVA, Francisco González: «Esta situación es de verdadera emergencia nacional». Y lo remarca con idénticas palabras el presidente de las Cajas de Ahorro, Juan Ramón Quintás: «La crisis en España será más larga que en el resto de países. Si no se actúa con mayor contundencia, las consecuencias serán dramáticas. Estamos en una situación de emergencia nacional».

Lo dice Felipe González: «Se ha acabado la fiesta, a final de 2009 vamos a estar peor que ahora. La crisis es dura, compleja y profunda; no hay tiempo que perder». Y, cuando añade que hacen falta reformas profundas, políticos de altura y menos alegrías autonómicas, coincide, pese a la bilis que los separa, con el Aznar de sus antípodas: «España necesita plantearse una ambiciosa agenda de reformas políticas, económicas e institucionales».

Lo dicen en el Fondo Monetario Internacional, que «las perspectivas de la economía española son sombrías e inciertas. Si no se llevan a cabo [reformas estructurales], España podría verse atrapada en una situación de baja competitividad, bajo crecimiento y alto desempleo». Y también en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos: «España será el último país de los 30 que componen OCDE en salir de la crisis».

Lo dicen los economistas de España: «Todo pasa por no querer hacer sacrificios. La crisis española puede convertirse en una catástrofe descomunal» (Juan Velarde). «Existe un deterioro vertiginoso de todos los indicadores de actividad económica. Es el marco perfecto, junto con una crisis financiera, para una gran depresión como la de los años 30» (Lorenzo Bernaldo de Quirós). Y los economistas extranjeros: «Las perspectivas económicas españolas son aterradoras» (Paul Krugman).

Lo dicen periódicos de todo el mundo, un día The New York Times («En menos de un año el país ha pasado de un ágil crecimiento a un aguda penuria»), otro día el Financial times («Las tensiones están empezando a aparecer en la sociedad española, habitualmente tranquila») y otro día más The Economist («La economía española se ha desplomado incluso más rápido de lo que los pesimistas predecían. 2009 será un año miserable tras 15 años de rápido crecimiento económico»).

Lo dicen, lo piensan y lo advierten todos… Todos, menos Zapatero. ¿A que no saben qué ha hecho este fin de semana? Se ha ido a su tierra, a León, para anunciar su buena nueva. Su empeño, su desafío es, tachaaaán, tachaaaán, «la segunda modernización de España». Lo que faltaba, o sea.
Antes de pasarse por Sevilla y Madrid, Krugman había determinado que, en realidad, lo que va mal es el continente europeo. «Europa es un continente a la deriva», dijo. Nos hundimos, sí, pero tranquilos, que aunque Europa sea el Titanic, aunque España ocupe los camarotes pobres de la planta baja, tranquilos que ya veremos llegar por los pasillos al timonel Zapatero, sonriente, calmando a las masas atemorizadas.

—Tengo una buena noticia: le hemos puesto fin a los problemas de hielo para el cubata.

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