El Blog de Javier Caraballo

Javier Caraballo es periodista de EL MUNDO. Es redactor Jefe de Andalucía y autor, de lunes a viernes, de una columna de opinión, el Matacán, sobre la actualidad política y social. También participa en las tertulias nacionales de Onda Cero, "Herrera en la Onda" y "La Brújula".

23 febrero 2009

El dentista


Walter Veltroni, la ‘esperanza blanca’ más breve de la historia, ha dejado el liderazgo de la izquierda italiana con la misma frase del chiste del dentista, aquel odontólogo que, cuando se disponía extraer una muela, el paciente le echó mano con fuerza a la entrepierna y le dijo lo de Veltroni; “¿verdad que no vamos a hacernos daño?” Veltroni, zarandeado por los suyos y perdido en la oposición, ha dimitido de la presidencia del Partido Democrático italiano con la misma expresión, “vamos a dejar de hacernos daño”. No cuesta imaginarlo bajando por última vez de un atril, vencido, cansado, mirando a la nada con sus gafitas redondas y la tristeza embolsada en los párpados. No cuesta imaginarlo, aunque lo extraordinario de su paso por la primera línea de la política italiana haya sido la rapidez con la que se ha achicharrado su liderazgo. Hace un año, después de movilizar a casi cuatro millones de italianos en unas elecciones primarias, Walter Veltroni hablaba como líder de una izquierda nueva, alejado de dogmas y sectarismo, y parecía el renacer de un discurso que hacía falta en toda Europa. “Yo no me defino de izquierda, sino reformista, porque la gente no se levanta cada mañana diciendo ‘soy de centroderecha’. Los ciudadanos son ciudadanos antes que nada. Rescatemos a la Italia joven, a la Italia que trabaja, a la Italia que piensa, a la Italia que se cansa».

De eso, de todo aquello, ya no queda nada. Y lo complejo es pensar que, además de encallar en los afilados arrefices de división interna de la izquierda italiana, Veltroni ha naufragado ante la derecha más rancia que se pueda imaginar en Europa y en los tiempos teóricamente más propicios para la izquierda, cuando la crisis económica internacional hace tambalear algunos cimientos del capitalismo. Veltroni se ha estrellado por las puñaladas de las suyos y por la incapacidad demostrada luego para, también la oposición, hacer un discurso de izquierda moderada capaz de convencer a los ciudadanos y a la propia izquierda. “No es ni carne ni pescado”, le decían.

Lo grave es que, además de Italia, la izquierda tampoco levanta cabeza en Francia, donde se apaga la estrella de Ségolène Royal; se desploma en Alemania, con la caída de los socialdemócratas del SPD, y en el Reino Unido, donde uno de los últimos sondeos de intención de voto, otorga a los conservadores de David Cameron el 43 por ciento de los apoyos y quince puntos de diferencia con el gobierno laborista. En ese escenario de crisis de la izquierda Europea, la única que no parece figurar es España, ni siquiera en regiones como Andalucía con los diferenciales de paro más alto de Europa y un proyecto político cansado, tras tres décadas de hegemonía.

De todas formas, que esto sea así, que desde la izquierda española y andaluza no se aviste ninguna clase de riesgo electoral en los sondeos, no quiere decir que no participe igualmente de la crisis ideológica de la izquierda europea. De hecho, si lo miramos al revés, tenemos que observar que, pese a ser el líder socialista más estable de Europa, no parece que Zapatero sea visto como un referente ideológico en la izquierda europea, un modelo a seguir. ¿Alguien se imagina qué puede ocurrir en el PSOE andaluz, por ejemplo, si un día pierde las elecciones y se ve obligado a buscar un sustituto a Chaves en medio de la división y los enfrentamientos provinciales? El poder y la hegemonía pueden camuflar durante años una crisis ideológica pero, cuando ese velo desparece, el desastre es incluso mayor. Incluso cuando llega un tipo como Veltroni, decidido a intervenir en la crisis de la izquierda. Hasta que lo agarran de sus partes. Y en esas circunstancias, entenderán que no hay quien acabe con la caries en la izquierda.

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2 Comments:

At 24 febrero, 2009 13:27, Blogger Lopera in the nest said...

Javier leo en la página de "Ciudadanos" un artículo que Francesc de Carreras escribió en la Vanguardia. Parece que a Veltroni lo pasa lo mismo que a Mariano Rajoy. La cuestión es si se puede hacer hoy un discurso de derechas frente a un discurso de izquierdas. Nadie pone en cuestión que hay que seguir jugando la mismo juego, no hay otro. Lo importante es establecer las reglas del juego, es decir, como de "fuerte" puede, o debe, ser el Estado. Si se elige un Estado fuerte, se restringe la necesaria iniciativa de los ciudadanos, pero si se elige un débil, se puede descontrolar la codicia. Pero esta discusión sobra ante la simplificación que nos traen personajes vacuos como el Sr. Rodríguez Zapatero, o incapaces como el Sr. Chaves.

 
At 06 octubre, 2018 03:47, Blogger jeje said...

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