Palabra y fuego
En el principio fue la palabra. Fueron a conocerla los hombres con antorchas y pinturas de guerra. Unos días antes, con danzas y gritos estremecedores en torno al fuego, el jefe de la tribu les hizo ver que la palabra era un enviado del diablo. Frente al dios del fuego, el demonio de la palabra. Por eso, les ordenó destruirla. Por sus mujeres, por sus hijos. Un amanecer de niebla, los guerreros bajaron sigilosos hasta el valle donde habían oído a la palabra. Mataron a todos los animales que encontraron a su paso, quemaron los árboles y arrasaron los campos. Nada ni nadie opuso resistencia. Pero pasaron los días y, otra vez, volvieron a escuchar la voz. Al cabo de los años, la tribu se extinguió en un cerco de tierra quemada. Intentando destruir la palabra, aniquilaron su futuro. De aquella tribu, sólo queda su historia hecha leyenda, generación a generación, por las tribus que vinieron después. La leyenda, escrita en las paredes ocres de una cueva, que no supieron leer cada vez que, sin saberlo, salían a luchar contra ellos mismos. “Eres hombre, eres palabra. Si dominas la palabra, nadie podrá vencerte”.
(Publicado en el libro 'Elogio de la Palabra' del Instituto Albero)
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home