Balboa
Como son patriotas, como les duele España, como lo que les mueve es acabar con la dependencia energética, tendrían que dar marcha atrás en el proyecto del gaseoducto de Extremadura y propiciar que sea Gallardo quien entre en Repsol, para que no caiga en manos de la mafia rusa. Sí, alguien tendría que hacer la propuesta porque es una temeridad que Repsol vaya a parar a manos de Lukoil, investigada en España por sus conexiones con la mafia rusa a través de alguno de sus accionistas, como Zakhar Kalashov, preso en España. Y mientras, el Gobierno español, el andaluz y el extremeño se vuelcan en la barbaridad de un oleoducto como el de Gallardo que, para hacerse realidad, para instalar en el corazón de Extremadura la Refinería Balboa, tiene que atravesar como un pinchito once espacios naturales y convertir Doñana en la playa a la que irán a parar los vertidos periódicos que ya se contemplan como consecuencia inevitable del paso de cien petroleros anuales por esas aguas. ¿De verdad piensan que todo eso tiene alguna lógica de Estado?
Hace unos días, a mediados de este mes, muy pocos días antes del torbellino ruso de Repsol, el ministro de Industria, Miguel Sebastián, se fue hasta la Siderurgia de Balboa y allí, con el potentado extremeño Alfonso Gallardo a un lado y el presidente de Extremadura a otro, se mostró entusiasmado. «Cuando se resuelvan las autorizaciones medioambientales, el Ministerio de Industria dará el visto bueno a la Refinería Balboa porque creemos que es buena para España y buena para Extremadura», dijo el ministro. Pues si es así, si les mueve el interés de España, que miren los números de la operación, porque comprar Repsol le sale más barato a todo el mundo que construir la Refinería Balboa.
El paquete de acciones de Sacyr en Repsol se ha calculado, de acuerdo a la cotización en Bolsa, en torno a los 6.500 millones de euros. Fíjense, por ejemplo, que Repsol va a ampliar su refinería de Cartagena y, sólo en ese proyecto, ha calculado un coste de 3.200 millones de euros. ¿Cuánto puede costar una refinería en Extremadura de la que hay que construirlo todo, incluyendo el oleoducto de doscientos kilómetros, las cientos de fincas que tendrá que expropiar el Estado y las infraestructuras públicas, viarias y ferroviarias, que se exigen para su funcionamiento?
Claro que, antes que ninguna lógica de Estado, la duda mayor es qué tiene Alfonso Gallardo para que todo el PSOE y todos los gobiernos socialistas se hayan puesto en fila para ayudarlo con su refinería. El primero, Zapatero, que se fue hasta Extremadura para apoyar el oleoducto y acabar con todas las dudas medioambientales. ¿Y a qué viene tanto interés? Sí, uff, también yo me temo la respuesta… Y lo malo es que, si es lo que estamos pensando, no hay nada que hacer: El PSOE construirá el oleoducto junto a Doñana, Repsol se venderá a la mafia rusa, el Kremlin, como hace con Lukoil, nombrará el sustituto de Brufau y, con las ganancias obtenidas, se financiará una oficina permanente de Al Gore contra el cambio climático.
Etiquetas: España, Junta de Andalucía, Medio Ambiente
2 Comments:
O sea que hemos encontrado el Caballero Negro.
Desarrollo sostenible, cuidado del medioambiente, protección de los parque naturales, el Ratoncito Perez, los Reyes Magos, las hadas, los duendes, Mickey Mouse y los discursos de Zapatero.
Esto sólo lo arregla Bardem.
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