Endémico
En su libro sobre el ser andaluz, el profesor Clavero recoge las dudas de Julián Marías cuando, en 1985, vuelve a escribir sobre Andalucía de la misma forma que lo había hecho veinte años antes, en el 65. Julián Marías, discípulo directo de Ortega y Gasset, quizá se sentía atraído como su maestro por el desconcierto que provoca Andalucía. Y se preguntaba: ¿Cómo estará Andalucía en el nuevo siglo, volverá a su esplendor o habrá comprometido sus cualidades más altas? Si Julián Marías, que murió en 2005, a los 91 años, pudiera hojear el periódico de hoy, a punto de traspasar de nuevo al penoso umbral del veinte por ciento de paro, cuatro veces más que las tasas de desempleo de los países desarrollados, quizá se hubiera echado las manos a la cabeza. ¿Cómo es posible que el paro se haya incrustado de esta forma?
En una publicación de la Junta de Andalucía de 1997, los profesores Torres Chacón y Villalba Cabello recrean la evolución del paro en Andalucía con gráficas virtuales partiendo de una estructura productiva distinta. Y el resultado es curioso porque, según ese estudio, si la estructura agrícola andaluza hubiera sido igual que la española, el paro también se habría mantenido por encima de la media nacional. Pero si la estructura industrial andaluza hubiera sido la misma que en España, igualmente el paro se mantendría muy por encima. Lo mismo que con la construcción o con los servicios. ¿Dónde está por tanto, la clave del paro?
Según ese ensayo, la única variable que coloca el paro andaluz por debajo del paro nacional es la de la población: «Si la población activa hubiese aumentado al mismo ritmo que en el resto de España, la tasa de paro de Andalucía en el momento actual sería incluso inferior a la que se registra en el resto de España», se afirma en el estudio. Ni que decir tiene que esta tesis ha sustentado no pocos discursos exculpatarios del Gobierno andaluz y, en ciertos aspectos, es, desde luego, irrebatible porque, de hecho, el crecimiento del empleo ha estado por encima de la media sin que la posición de cola variase un ápice. Ocurre, sin embargo, que existe un diferencial más que no se puede obviar en la evolución del paro andaluz: Los distintos periodos políticos. Durante la etapa de gobierno del PP (ocho años), se crearon casi el triple de puestos de trabajo en Andalucía que durante los trece años precedentes de Gobierno socialista. Cuando acabe la legislatura y Zapatero iguale el tiempo el mandato de Aznar, es probable que sus datossean peores que los de González.
Esas son las dos conclusiones, por tanto. La elevada tasa de población frena el descenso del desempleo, pero esa constante no ha afectado a todos los gobiernos por igual. No todas las políticas económicas afectan de la misma forma a Andalucía. Y ya sé que, aunque se trata de analizar estadísticas, de confrontarlas, habrá quien, en la comparación, vuelva a recordar ‘el trío de las Azores’. Seguro que son los mismos que acabarán diciendo que el paro en Andalucía es endémico. Pero eso, no es verdad.
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