El Blog de Javier Caraballo

Javier Caraballo es periodista de EL MUNDO. Es redactor Jefe de Andalucía y autor, de lunes a viernes, de una columna de opinión, el Matacán, sobre la actualidad política y social. También participa en las tertulias nacionales de Onda Cero, "Herrera en la Onda" y "La Brújula".

30 septiembre 2008

Mirabólica


La Policía llama ‘mirabólica’ a esa modalidad delictiva que consiste en aparentar lo que ni se tiene ni existe y, a partir de esa nada, hacer efectivo una gran cantidad de dinero a cuenta. Verán que se trata, al final, de una vulgar estafa, pero es de suponer que por la elevada cuantía de las mismas, los polis han decidido darle un nombre más internacional, menos casero; ‘mirabólica’, dicen, y ya suena a estafa parabólica, a estafa de grandes vuelos. En esas, por ejemplo, dicen haber sorprendido al ex presidente del Madrid Lorenzo Sanz intentando pegársela a un banco de Córdoba con una orden de pago multimillonaria, procedente de una empresa fantasma, con el único objetivo de obtener un certificado de depósito de esa cantidad que sirviera de garantía para algún crédito o alguna compra posterior. De la nada, se obtiene un aval millonario para adquirir un bien o un crédito que, cuando sea fallido, se quedará colgado del vacío porque nada era real.

Lo curioso de estas grandes estafas financieras es que los personajes que aparecen involucrados siempre responden al mismo perfil. Un personaje conocido (ex alto cargo o similar), un empresario tieso de alguna provincia española y un sudamericano que se hace pasar por broker y que, al final, resulta que tiene una colección de órdenes de búsqueda y captura por varios países. Otro personaje al que fichan de asesor, otro sudamericano y otro empresario, y por supuesto un paraíso fiscal, que también aparecen siempre, tanto que aquello debe ser como la calle Sierpes para este personal.

Debe ser, en fin, que la Policía nada más recibir un soplo, lo primero que pregunta es si hay un sudamericano, un tieso y un personaje público, y si le dicen que sí, ya no tiene dudas. «Esto es una mirabólica, que te lo digo yo. Déjate de tronchas en la sucursal». No hay más que fijarse, por ejemplo, en la extraña similitud que existe entre el episodio cordobés del ex presidente del Real Madrid y la extraña trama en la que aparece relacionado el ex consejero Montaner.

– Uff, qué pinta tiene… Si esto no es una mirabólica, le falta un cuarto de hora.

Ya, pero esperemos a que resuelvan los tribunales. A ver.

Ocurre, además, que, aunque estas estafas siempre existen, porque lo único inmortal en este mundo es la poca vergüenza, parece que es ahora, en tiempos de tiesura, cuando se nos muestran con más crudeza, que es como si viésemos descender a los buitres a dos palmos de nuestras narices para devorar los cadáveres que va dejando la crisis. Es el contraste de ayer, por ejemplo, estas noticias de escándalos financieros de miles de millones junto a la imagen repetida de la protesta de los obreros de Santana, como en los noventa, cuando se fueron a la grada de un mitin de Felipe González en Sevilla, y se volvieron de espaldas cuando comenzó a hablar. Se estrellaban las promesas en el muro de aquellas espaldas, de aquellos monos azules de Santana.
Felipe ya no está, pero como Chaves es tan longevo en política, las crisis le cogen de ida y de vuelta. Segunda crisis de Santana tras diez años de dinero público de la Junta. Se inyectan cientos y cientos de millones, se crea una apariencia de prosperidad y modernización y, al final, se descubre que no existe nada, que todo sigue igual.

– ¿Cómo dice? ¿Apariencia y luego nada? Pues que vayan buscando al sudamericano porque lo de Santana parece otra mirabólica.

Ya, pero en este caso, estaríamos hablando de estafas políticas y electorales y ésas, ya se sabe, no suelen contar aquí.

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