Maquillajes
En el principio, el sueño era la universalización del Estado del Bienestar. Se acababa de morir el franquismo y se trataba, simplemente, de mirar a las necesidades esenciales de entonces, el analfabetismo, el atraso, la cutrez... Educación, Sanidad y Justicia para todos, servicios públicos y gratuitos, los pilares básicos de un país civilizado, democrático, desarrollado.
El problema fundamental es que la universalidad no pude ser nunca un fin en sí mismo, sino el primer peldaño de lo que se pretendía. Educación, Sanidad y Justicia para todos, sí; pública y gratuita, pero una vez extendido el derecho, de lo que se trata es de convertirlos en servicios públicos de calidad. Y ahí es donde se ha quebrado el discurso, cuando se optó por la fachada de la modernización para ocultar las grietas del sistema. De ahí que estos días, si uniésemos las noticias, veríamos que el ‘maquillaje’ de la realidad es la noticia esencial en esos tres campos. ¿Qué otra cosa que el camuflaje persiguen las propuestas de incentivos a los profesores que más aprueben? ¿Qué otra cosa que la ocultación persigue la descarnada dilatación del tiempo de diagnóstico en las listas de espera, con pruebas y análisis prescindibles? ¿Qué otra cosa que el embeleco, el falseamiento, persigue la negación constante del caos de la Justicia?
Reparen, además, que en los tres casos, a partir del maquillaje de los datos lo que viene a continuación es la puesta en marcha de una estrategia de descalificación de los profesionales. Lo mismo que se culpa a los jueces, se descalifica a los médicos y a los enfermeros, o se desprecia a los profesores. El argumento que se ofrece siempre que se conoce un escándalo es siempre el mismo. Para empezar, no existe fracaso del servicio, no hay un problema general sino ‘casos puntuales’ cuya responsabilidad es de los profesionales afectados, por a su falta de dedicación, por su falta de preparación, por su falta de implicación. O por que forman parte de “una campaña de desprestigio por motivos políticos”.
Y desde luego que existen las responsabilidades individuales, faltaría más, pero la suma de todas ellas, en todos los casos que hemos podido conocer, no ofrecen como resultado el conjunto del fracaso escolar, del desastre de la Justicia, del colapso del sistema sanitario.
La universalización de los servicios perseguía acabar con las desigualdades en la sociedad. Universalizar un mal servicio educativo, un mal sistema sanitario, una Justicia deficiente acaba castigando de nuevo a las clases más desfavorecidas. Y si, encima, se camufla la realidad, el fracaso se convierte en fraude, en estafa. En el principio, el sueño y el reto era la universalización del Estado del Bienestar. Pero aquello no era el final, sólo el principio. Y lo que nos hemos encontrado luego es con un gobierno de tramposos que ha preferido el atajo de los maquillajes, al reto de la calidad. A fin de cuentas, es la salida lógica de la mediocridad.
El problema fundamental es que la universalidad no pude ser nunca un fin en sí mismo, sino el primer peldaño de lo que se pretendía. Educación, Sanidad y Justicia para todos, sí; pública y gratuita, pero una vez extendido el derecho, de lo que se trata es de convertirlos en servicios públicos de calidad. Y ahí es donde se ha quebrado el discurso, cuando se optó por la fachada de la modernización para ocultar las grietas del sistema. De ahí que estos días, si uniésemos las noticias, veríamos que el ‘maquillaje’ de la realidad es la noticia esencial en esos tres campos. ¿Qué otra cosa que el camuflaje persiguen las propuestas de incentivos a los profesores que más aprueben? ¿Qué otra cosa que la ocultación persigue la descarnada dilatación del tiempo de diagnóstico en las listas de espera, con pruebas y análisis prescindibles? ¿Qué otra cosa que el embeleco, el falseamiento, persigue la negación constante del caos de la Justicia?
Reparen, además, que en los tres casos, a partir del maquillaje de los datos lo que viene a continuación es la puesta en marcha de una estrategia de descalificación de los profesionales. Lo mismo que se culpa a los jueces, se descalifica a los médicos y a los enfermeros, o se desprecia a los profesores. El argumento que se ofrece siempre que se conoce un escándalo es siempre el mismo. Para empezar, no existe fracaso del servicio, no hay un problema general sino ‘casos puntuales’ cuya responsabilidad es de los profesionales afectados, por a su falta de dedicación, por su falta de preparación, por su falta de implicación. O por que forman parte de “una campaña de desprestigio por motivos políticos”.
Y desde luego que existen las responsabilidades individuales, faltaría más, pero la suma de todas ellas, en todos los casos que hemos podido conocer, no ofrecen como resultado el conjunto del fracaso escolar, del desastre de la Justicia, del colapso del sistema sanitario.
La universalización de los servicios perseguía acabar con las desigualdades en la sociedad. Universalizar un mal servicio educativo, un mal sistema sanitario, una Justicia deficiente acaba castigando de nuevo a las clases más desfavorecidas. Y si, encima, se camufla la realidad, el fracaso se convierte en fraude, en estafa. En el principio, el sueño y el reto era la universalización del Estado del Bienestar. Pero aquello no era el final, sólo el principio. Y lo que nos hemos encontrado luego es con un gobierno de tramposos que ha preferido el atajo de los maquillajes, al reto de la calidad. A fin de cuentas, es la salida lógica de la mediocridad.
Etiquetas: Educacion, Junta de Andalucía, Justicia, Salud
3 Comments:
Los españolitos/as de a pié debemos saber, (espero que pronto), con claridad, que una parte importante, prácticamente la mitad del fruto de el esfuerzo del sudor de nuestra frente laboral va a parar al Estado ya es hora que los "sindicatos, caricatos/as", dejen de echarles las culpas a los empresarios/as y nos defiendan de verdad, sin subvenciones.
Si supiéramos toda la verdad, nos indignaríamos. El Estado, es como un mal hijo/a que no sólo no te ayuda sino que te maltrata y te oprime.
Los políticos/as se comportan como pandilleros, dedican sus esfuerzos para destrozarse mutuamente a golpe de críticas, de descalificaciones y de videos.
El Estado de bienestar hace aguas: ocho millones de pobres, 30 de cada 100 mayores de 65 años por debajo del umbral de la pobreza, 360.000 Familias con todos sus miembros en paro.
Y estos insoportables gobernantes dicen en su "descargo" que la responsablidad de los errores corresponde a toda la sociedad, pero no es cierto porque son ellos/as los/as que tienen el poder, sus lujos, sus privilegios y recursos: el presupuesto nacional, el monopolio de la violencia, el ejército, la policía y la fuerza de la ley. Nosotros/as sólo somos culpables de haberlos elegido sin exigirles casi nada a cambio. Ni siquiera le exigimos que posean títulos superiores, que sepan idiomas (Chaves va mucho a Marruecos ¿a qué va?, hay que prepararse), ni que hayan demostrado en sus vidas poseer valores humanos.
Totalmente de acuerdo excepto en una sola cuestión. Ellos no tienen el poder, el poder reside en el capital y el capital es el que maneja los hilos, con gobierno de "izquierdas" o de "derechas", los únicos que salen siempre ganando son los bancos y las grandes empresas. Yo tengo mi hipoteca en Cajasol, los gobiernos tienen la suya con los bancos y el tramado empresarial.
En mi opinion la labor fundamental del estado es la gestion de la justicia y la policia, eso debe de funcionar inexcusablemente bien siempre, al menos para gente responsable.
Por lo demas el estado es un mastodonte que debora recursos y los excreta con impudicia, de toda solucion que abogue por un aumento de impuestos huire despavorido.
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