El Blog de Javier Caraballo

Javier Caraballo es periodista de EL MUNDO. Es redactor Jefe de Andalucía y autor, de lunes a viernes, de una columna de opinión, el Matacán, sobre la actualidad política y social. También participa en las tertulias nacionales de Onda Cero, "Herrera en la Onda" y "La Brújula".

23 agosto 2006

Moratoria


El médico se le quedó mirando con cara de extrañeza. Volvió a repasar las imágenes del escáner cerebral y hojeó el resultado de unos análisis. «No sé, no sé…», masculló. «Es usted el caso más raro que he visto en mi vida. Pero, consuélese: Nadie en psicología ha determinado nunca que lo que le ocurre a usted sea una enfermedad. Así que, nada, oficialmente, no está usted enfermo… Ahora, espero que, por lo menos, le pueda sacar usted algún provecho a esos sueños tan extraños».

Desconsolado, se levantó de la silla y se fue hacia la puerta. «Gracias doctor», dijo sin mirarlo siquiera. Cabizbajo, sí, porque allí, en aquella consulta, se cerraba el círculo de consultas médicas sin que nadie le hubiera podido diagnosticar por qué diablos él tenía que soñar con absurdos imposibles. ¿Sueños de amor, pasiones platónicas, noches desenfrenadas de sexo? En absoluto.
Todo lo contrario, sus sueños sólo tenían que ver con el buen gobierno. Sí, ésa es la desazón, que a nadie en su sano juicio le da por soñar con el orden administrativo, con la eficacia del Ejecutivo, con la transparencia de la política, con la lucha contra el despilfarro… «Yo sólo quiero sueños normales, doctor, frustraciones corrientes, porque esta obsesión por el buen gobierno me está matando. Y cuanto mayor es el descontrol, más espesos se vuelven los sueños».

En «Los cínicos no sirven para este oficio», Kapuscinscki desarrolla una antigua teoría suya, que para entender hacia dónde camina este mundo no hay que fijarse en la política sino en el arte. «Es más útil entrar en un museo que hablar con cien políticos profesionales. Hoy en día, como el arte nos revela, la historia se está posmodernizando». Esa teoría, pensaba él, está bien porque es verdad que el arte abstracto, el surrealismo, las figuras y las formas imposibles pueden definir mejor el absurdo de estos días que cualquier discurso político de los que podamos oír. Sí, es verdad, pero la reflexión de Kapuscinscki sólo es eso, definición de lo que ocurre. El arte refleja la realidad, pero no la analiza. Y en sus sueños, eso no ocurría.

Anoche, por ejemplo, soñó con una moratoria. «Es una cuestión de lógica. Sencillamente, se llegaba a la conclusión de que en España ya no hacen falta hacer más leyes, sino cumplir las que existen. De ahí la moratoria. Todos los parlamentos, todos los gobiernos, todas las administraciones se minimizaban y se volcaban en el cumplimiento de la legalidad. Todo el gasto del Estado se dedicaba a la ejecución de las normas. No más estudios ni prospecciones, no más debates estériles. No más consejos asesores ni comisiones especiales. No más leyes hasta que se alcancen los derechos que ya están reconocidos. No más despilfarro. Moratoria política. Y todos a una».

Al despertar, se fue directo al médico. Pero ya presumía lo que le iban a decir. «Soñar con una moratoria, habráse visto».