Carrusel
El Consejo Audiovisual andaluz, órgano de reciente creación en este magma, va cogiendo ya velocidad de crucero: Ayer creó un premio, convocó un foro y firmó un convenio. Ahí, con un par, distinguiéndose desde el principio con la demostración palpable de que hay otra forma de hacer las cosas; poniéndole la matrícula de independencia a todos los que recelan de su utilidad. Ahí, con un par, otro convenio con Marruecos, otro foro que será «un poderoso instrumento» y otro premio audiovisual. Nadie ha hecho nunca la cuenta, pero es probable que no pase un día en Andalucía sin que algún baranda de la Junta, que son decenas y decenas, idee un foro, convoque un premio o firme un convenio que, desde el día siguiente de la rúbrica, tiene garantizado que nunca más se sabrá de él. Qué pesadez, oiga.
El presidente de la cosa, Vázquez Medel, también aprovechó el momento para hablar de la primera polémica con la que arrancó su nombramiento, el afán sancionador de estos órganos. Y lo hizo con una interpretación curiosa. El Consejo Audiovisual tiene competencias para sancionar a los medios que, según su criterio, no digan la verdad, pero ya han llegado a un acuerdo peculiar: «Es voluntad unánime del Consejo que jamás nos gustaría aplicar esa capacidad sancionadora que la ley nos reconoce». Curioso, sí. Es como una de esas pelis del oeste en las que el pistolero se limita a descubrirse un poco la larga chaqueta de piel, para que se vea el revólver. Un aviso, o sea.
En fin, que también eso es decepcionante, sobre todo, porque hay miembros en ese consejo que en nada compartirán esas barbaridades. Quizá por esa razón, uno hubiera esperado que el Consejo Audiovisual andaluz, ya que existe, ya que es inevitable, al menos se hubiera atrevido con un pronunciamiento más valiente. No tenían más que repetir lo dicho por los principales organismos internacionales de prensa tras el revuelo del Consejo catalán. «Supone un retorno a épocas pasadas de censura y represión», han afirmado el Instituto Internacional de Prensa y la Asociación Mundial de Periódicos. «El Consejo no es un tribunal de Justicia, sino un organismo político controlado por la mayoría gobernante. Sus facultades censoras no tienen parangón en las democracias modernas de Europa occidental», añadió George Brock, presidente del Foro Mundial de Directores, que agrupa a 18.000 periódicos de 102 países.
En fin, que lo único llamativo de este consejo andaluz es la celeridad con la que ha entrado en el carrusel de las cosas sabidas. Entre ellas, la de no considerar de su competencia el último escándalo de la RTVA, esa merienda de contratos publicitarios. Aunque aclara Medel que «nos encantaría que los medios de comunicación públicos extremaran todas las medidas tendentes a atenerse a lo que dicen las leyes». Decididamente, Francisco Ayala ha perdido un gran investigador y la política andaluza ha ganado un vocero más.
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