Engorro
Está demostrado que los mayores engorros a los que se tienen que enfrentar los partidos políticos andaluces son los problemas causados por sus colegas en Madrid. Entre la dependencia estratégica, que les hace modificar el discurso cada vez que el Gobierno de la nación cambia de manos, y el poco peso político que ha tenido siempre la política andaluza, los dirigentes del PSOE y del PP van sorteando charcos a diario. Los socialistas andaluces, como además se pasean por la vida con el desahogo de veinticinco años de hegemonía y el cinismo de un poder inmenso en los medios de comunicación, practican ese destape con la mayor naturalidad. Pero no son los únicos.
Al PP de Andalucía, por ejemplo, se le viene encima ahora una encrucijada en la que le va a resultar muy difícil salir bien parado. Hace unos meses, cuando se planteó en Andalucía un paquete de medidas económicas para hacer más llevadera la dura vida de los diputados (subida de sueldo, pensiones, indemnizaciones y otras) el PP, tras vacilar en un primer momento y amagar con el acuerdo, llegó a la saludable conclusión de que no está Andalucía para dotarse de una clase política de lujo que gobierna a la penúltima región española en renta y desarrollo.
¿Que cobran más los diputados de otros parlamentos, en otras regiones y en otros países? Pues es muy probable, claro, igual que le pasa a los médicos andaluces, los yeseros, los profesores o los camioneros. Lo que no es lógico es que la dignidad del presidente de la Junta (sea Chaves o el que viniere) se tenga que medir por la de sus homólogos de regiones más desarrolladas mientras que la renta per capita de los andaluces está veinte puntos por debajo de la media nacional. Más bien al contrario.
Esa lógica hizo que el PP de Javier Arenas se descolgara de aquellos acuerdos que, para más inri, se llamaban de ‘impulso democrático’. «No confundamos –dijo entonces Arenas– porque una cosa es el impulso democrático y otra bien distinta el impulso del bolsillo». Acto seguido, y a pesar de que el Parlamento andaluz aprobó aquellas retribuciones especiales, la dirección del PP ordenó a sus diputados que presentaran un escrito de renuncia. Coherencia.
Ocurre, sin embargo, que ahora, pasado el tiempo, es el Congreso de los Diputados el que se ha planteado un paquete de medidas similar. Complementos para alcanzar la pensión máxima, indemnizaciones para los ex diputados, fondo de pensiones y hasta una ayuda del 60 por ciento de su retribución si no logran empleo al dejar la política. ¿Qué va a hacer ahora el PP andaluz, porque su partido en Madrid, ya ven, sí que ha aceptado el acuerdo? ¿Qué van a hacer los veintitrés diputados andaluces del PP, votar a favor en el Congreso lo que han censurado en el Parlamento andaluz? ¿Y Arenas, que es diputado a Cortes? Un engorro, sí señor. Claro que todo esto se resuelve de la misma forma que en Andalucía. Con lógica ciudadana.
5 Comments:
Hay veces en las que el político debe elegir entre sus principios y la disciplina de partido, y yo creo que no debe renunciar a los primeros,tus ideas son importante pero tu moral lo es aún más, por eso me gustó el gesto que tuvo Celia Villalobos cuando se voto la Ley sobre matrimonios gays, porque no son figurillas que no sienten ni padecen como en otros partidos donde existe un encefalograma plano.
Querida niña que riega la albahaca: estoy de acuerdo contigo. Lo malo es que los políticos se toman al pie de la letra el chiste cínico de Groucho. "Estos son mis principios, pero si no le gustan... tengo otros". Tanta bronca en el Congreso y luego se ponen de acuerdo para subirse el sueldo a la remanguillé. Sigue regando la albahaca, que da muy buen olor en los blogs donde te asomas.
La historia siempre se repite, y todo esto pasa una y otra vez porque los partidos politicos que manejan el cotarro estan sólo de acuerdo en las tres o cuatro reglas esenciales para repartirse la tarta. En esas reglas entran los sueldos, las pensiones, y otros asuntos que jamas de introducirán en las reformas, como la elección directas de los alcaldes o las listas abiertas, tal y como apuntaba alguien en este Blog hace unos días. (Me parece que era Monica) Claro que, una vez dicho lo anterior, quien no se puede equivocar en estas cosas es precisamente Javier Arenas. Lo que le faltaba era eso, que se le viera como un pesetero más. Anda que así va a quitar a Chaves de la Junta. Y no es porque gobierne uno u otro, que no es esa la cuestion, pero es que un regimen asi como el de Andalucia es asfixiante. En fin, que si todos son iguales.... Arenitas, entérese, así no se cambia nada.
¿ Se vota con la razon y por unos principios, o se vota con los sentimientos y los intereses en juego ?. ¿Se vota por las ayudas, la subvención, que no subversión, por el amiguete con el que se haran negocios, o se votan los principios ?. ¿ Se vota por el taco y la manteca o se vota por otra cosa ?.
Catón pone el dedo en la llaga. El problema es que aqui se vota por sentimientos, presuntos sentimientos, y por el intereés sectario. Esa es la cuestión, que en España se tiene devocion por los partidos politicos como si se tratara del Real Madrid o el Barcelona. Y deberia primar la razon, los principios,la honestidad y el interes de la sociedad. Pero vamos mal, coño que si vamos mal...
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