El Blog de Javier Caraballo

Javier Caraballo es periodista de EL MUNDO. Es redactor Jefe de Andalucía y autor, de lunes a viernes, de una columna de opinión, el Matacán, sobre la actualidad política y social. También participa en las tertulias nacionales de Onda Cero, "Herrera en la Onda" y "La Brújula".

21 febrero 2012

Falsedad


A veces es inevitable, lo piensas porque lo sientes; lo sientes porque lo vives; lo vives porque lo padeces; y lo padeces porque tú mismo, o quienes te rodean, se comportan así. A veces es inevitable, piensas que no tenemos remedio porque que aquí todo el mundo engaña. Ni siquiera debe ser casual que toda esa franja de territorio que trazan los anglosajones con una línea despectiva, ‘el paralelo de los Pigs’, se corresponda con aquellas civilizaciones que han llevado el peso mayor de la historia. Grecia, Italia, España... Pueblos viejos que parecen cansados, que han bajado los brazos, que se sientan en el portal con el sol del mediodía a esperar que pase la vida. La propia Europa es así, esas son sus arrugas de incapacidad ante los retos del nuevo siglo, sus limitaciones frente a los desafíos de la globalización, pero es aquí, griegos, italianos y españoles, donde se dibuja un triángulo de desconfianza y escepticismo, picaresca y mentira, quizá porque esos pueblos ya lo han visto todo en esta vida.

Ni tres meses lleva el Gobierno de Rajoy en esta nueva legislatura y ya le han enviado desde Bruselas las primeras advertencias de desconfianza por la verdad del déficit español. No precisan ni siquiera de datos porque la conclusión previa, el prejuicio, es que la mentira aquí no es una coyuntura, de éste o de aquel partido, sino un modus operandi. Se lanzan las sospechas, se aguarda a ver las reacciones y, al cabo, algunos responsables europeos acaban desmintiendo el rumor con ese juego ambiguo de palabras que parece confirmar a lo lejos sus propias filtraciones; de una u otra firma, el resultado es que la desconfianza se extiende como una aureola de sospechas imposible de erradicar.

A veces es inevitable, lo piensas porque lo están viendo, porque la mentira te rodea en todas las facetas de tu vida. No es sólo el Gobierno, ni siquiera la Junta de Andalucía, cada vez más hundida en el fango de un engaño colectivo, a Europa, a los andaluces, quizá la mayor historia de saqueo de las arcas públicas en España. No, no es sólo por eso. Lo piensas porque estableces la equivalencia con la sociedad, porque conoces a compañeros de trabajo que engañan a la empresa con bajas simuladas, familiares que defraudan a Hacienda con economía sumergida, empresarios que ocultan la contabilidad verdadera, comerciantes y clientes que defraudan con el IVA... Todo el mundo miente, sí. Fíjate en ese atracador de Écija, aquel que pistola en mano atracaba bares y supermercados y, para justificarse, hablaba de la crisis, del hambre de sus hijos, de la ruina de su vida. Tomaba el dinero y salía corriendo, quién sabe si llorando. Cuando lo ha detenido la Policía, se ha comprobado que ese tipo, un joven de 32 años, no estaba casado, vivía con sus padres, y nunca ha tenido hijos. Con una pistola en la mano, nadie necesita provocar pena en un atraco. La mentira, para él, forma parte de una cultura, de una degeneración, de una manera de vivir. Aquí todo el mundo engaña...

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