El Blog de Javier Caraballo

Javier Caraballo es periodista de EL MUNDO. Es redactor Jefe de Andalucía y autor, de lunes a viernes, de una columna de opinión, el Matacán, sobre la actualidad política y social. También participa en las tertulias nacionales de Onda Cero, "Herrera en la Onda" y "La Brújula".

28 abril 2011

Vuelco electoral



A seis semanas de las elecciones, en Portugal se asiste a un vuelco electoral inesperado. Lo que nadie podía prever, está ocurriendo: en medio de la crisis económica más grave conocida, con el país intervenido por la Unión Europea con un rescate de 90.000 millones de euros y con el gobierno en funciones por la dimisión del primer ministro ante la incapacidad de sacar adelante las reformas económicas necesarias; en medio, en fin, de ese panorama de convulsión económica, financiera y política, el partido que crece en las urnas es el partido del gobierno, el Partido Socialista, mientras la oposición conservadora se ha desplomado. Al primer ministro y candidato socialista, José Sócrates, se le ve sonreír en las fotografías porque en poco tiempo le ha dado la vuelta a las encuestas, ha subido once puntos, los mismos que ha bajado su rival conservador, y se ha colocado en cabeza. Y eso que cuando se le pregunta al electorado por la situación, la mayoría tiene claro que el primer ministro socialista reaccionó tarde y mal frente a la crisis y que es, por tanto, el principal responsable del agujero en el que se encuentra Portugal. Entre tanto, el líder de la oposición conservadora, que no ha sabido o no ha querido explicar con firmeza las recetas para salir de la crisis, se ha ganado una imagen de timorato entre la población, de pusilánime, y se va hundiendo en el cenagoso clima de desconfianza hacia la clase política.

Elecciones, crisis económica, desconfianza política, una oposición que no acaba de despuntar… Con las diferencias de todo tipo que existen entre Portugal y España, las políticas y las económicas, es inevitable establecer un paralelismo porque, ciertamente, las coincidencias son muchas y, sobre todo, porque también en España, a pesar de la distancia electoral sostenida que existe entre el PSOE y el Partido Popular en las encuestas, lo que ha comenzado a instalarse entre el personal es la sensación de que la victoria de los populares en las elecciones de mayo no será un paseo, como se presumía, y que, en sentido contrario, el desplome socialista no será la debacle que se vaticinaba. Con lo que, si eso ocurre, si el PSOE logra salir airoso (no triunfal, pero sí airoso) de las elecciones municipales próximas, todos los vaticinios que se habían hecho hasta ahora para las elecciones andaluzas y generales del año que viene pueden comenzar a cambiar de la misma forma vertiginosa que ha ocurrido en Portugal.

En política, ninguna victoria, ninguna derrota, está garantizada por los sondeos. Y siempre, en el resultado final de las elecciones, además de todos los aspectos ambientales que inciden (la crisis, el paro, la caída abrupta del zapaterismo), influirá de una manera decisiva la forma en la que cada partido se maneje en el tiempo electoral. Hasta ahora, de forma general, el PSOE siempre se ha manejado mejor en las campañas electorales; ha sabido conducirlas mejor. Y la crisis interna no le ha quitado ese olfato, ese bagaje. Si en el Partido Popular no ven señales de alarma en las encuestas que todavía le otorgan ventajosas mayorías absolutas, es que ya han comenzado a equivocarse. Porque lo que sí saben por experiencia es nada hay tan efímero en la vida política como una victoria en los sondeos.

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1 Comments:

At 28 abril, 2011 21:07, Blogger olo said...

Nos viene usted dando este tipo de señales de alarma, que en mi opinión son muy significativas. La gravísima situación económica puede llevar a la masa de votantes a una suerte de populismo, en el que se vota a la "izquierda" como la menos mala de las opciones. El PSOE andaluz es un ejemplo de populismo que ha durado treinta años.
La gente en España (o en parte de ella) cada día más, no entiende de alternancia democrática, sino de supervivencia.
El gran pecado de Rajoy, uno de esos pecados que no tienen perdón, es haber sido incapaz de insuflar en las masas ilusión (esperanza) por el cambio.
De este modo, nos iríamos aproximando peligrosamente al modelo argentino, o al mexicano del PRI, nos iríamos latinoamericanizando. Los actos de este drama serían: quiebra del euro; ruptura de la Unión Europea; corralito en España; golpe casi mortal a las clases medias que habían venido a constituir la mayor parte del país.
Dejando aparte la figura patética de ZP, encuentro tan culpables de la situación actual al PSOE como al PP como a los nacionalismos. ¿Se repite la historia?

 

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