La negación sistemática
¿Quién miente más, la izquierda o la derecha? Jean François Revel se puso a diseccionar las mentiras de la política y llegó a la conclusión de que, aunque se pueden encontrar mentirosos públicos de todos los colores, es la izquierda la que llega más lejos en el falseamiento de la realidad. El pensador francés hablaba de “la superioridad de la izquierda en la producción de la mentira” porque junto a las mentiras que profieren los políticos de todas las ideologías (“la mentira ordinaria, la mentira maquiavélica, la mentira táctica, la mentira oportunista, la mentira circunstancial”), la izquierda es la única que persiste en negar la realidad de aquello que comete, pero que no cuadra en su ideario. Por ejemplo, “la derecha ha podido manifestar una excesiva complacencia ante Franco, por razones económicas y militares, pero nunca ha pretendido defender que Franco celebraba en España elecciones regulares, libres y pluralistas. En cambio, la izquierda durante mucho tiempo ha negado, pura y simplemente, la existencia de los campos de concentración soviéticos, la tortura en Cuba o el hambre en China”. ¿Cuántas veces, de hecho, hemos tenido que oír que en Cuba no hay una dictadura, que es un país libre, o que Hugo Chávez es un presidente democrático?
La clave está en lo que se apuntaba antes, la necesidad de salvaguardar la ideología de cualquier suceso que pueda mancharla o ponerla en cuestión. “Para que la ideología permanezca intacta debe defenderse sin tregua del testimonios de los sentidos y de la inteligencia, de la misma realidad (…) La ideología funciona como una máquina para destruir la información, incluso a costa de las aseveraciones más contrarias a la evidencia”. Si seguimos el análisis de Revel, podríamos preguntarnos, incluso, cuáles son los terrenos en los que más se vuelca la izquierda para intentar tapar la realidad con mentiras. Evidentemente, serán aquellos que, ante los ciudadanos, constituyen la gran ventaja de la izquierda sobre la derecha, la superioridad moral en todo lo relacionado con la libertad, la solidaridad y la defensa de los más desfavorecidos. Cuando surgen escándalos que afectan a esos valores, señas de identidad de la izquierda, la ideología se tambalea y, para enderezarla de nuevo, se niega la realidad. Por muy evidente que sea.
En esta lógica de negar la evidencia es en la que se ha instalado ahora el PSOE de Andalucía, para rebatir el escándalo de los falsos prejubilados. ¿Cómo va a explicar un partido, que se llama socialista, que ha estado repartiendo entre sus amigos el dinero de las prejubilaciones de los trabajadores? ¿Y cómo lo va a explicar en este momento, cuando se recortan las ayudas al desempleo, se congelan las pensiones, de bajan los sueldos de los funcionarios se amplía la edad de jubilación? No, no se puede explicar. Por esa razón, desde los primeros días de este escándalo, se están encadenando mentiras. Desde la primera, aquella que calificó el caso como “un asunto con poca sustancia”, hasta esta última que intenta trasladar al Partido Popular la responsabilidad de los falsos ERE que se tramitaron durante la etapa del Gobierno de Aznar. Definitivamente, ya falta menos para que nos enteremos de que, en realidad, el ‘fondo de reptiles’ se fraguó en el Trío de las Azores.
Etiquetas: Andalucía, Corrupción, Ideología, PSOE
1 Comments:
Claro, como el gobierno del PP no los controlaba, no han tenido más remedio que robar.
Los putos ultraliberales, que no arriman el hombro.
Si se mira despacio, en el fondo son coherentes con su concepción de la naturaleza humana: sólo el control del estado puede redimirnos de nuestra condición. Además, su intención siempre es buena, por supuesto.
Publicar un comentario
<< Home