El Blog de Javier Caraballo

Javier Caraballo es periodista de EL MUNDO. Es redactor Jefe de Andalucía y autor, de lunes a viernes, de una columna de opinión, el Matacán, sobre la actualidad política y social. También participa en las tertulias nacionales de Onda Cero, "Herrera en la Onda" y "La Brújula".

10 febrero 2011

La revolución de los mejillones



Una senadora ha propuesto en Bélgica una revolución social contra la incapacidad de la clase política para ponerse de acuerdo en lo esencial: la formación de un Gobierno. Los belgas llevan ya 242 días sin gobierno y, para luchar contra ese vacío de poder, que no lo han remediado ni las dimisiones de políticos ni las manifestaciones en la calle ni los reiterados intentos del rey Alberto, la senadora socialista Marleen Temmerman, propone esta huelga como última esperanza. “Hacemos un llamamiento a las mujeres, incluidas las parejas de los negociadores, a hacer una huelga de sexo con la esperanza de que eso acelere las cosas”, dice la senadora que, aunque reconoce que su propuesta no tiene el sustento de ningún informe científico, sí añade que, hace dos años, en Kenia, ante una situación similar, se lanzó una iniciativa igual y, al mes, ya había gobierno. Y muchos siglos antes, ya contaba Aristófanes en Lisístrata que las mujeres recurrieron a la misma táctica para obligar a los hombres a ponerle fin a la guerra para obligar a los hombres a terminar la guerra entre Atenas y Esparta.

Habrá que estar atentos a lo que suceda en Bélgica porque, como funcione, en breve nos encontramos con que aquí también se plantea otra ‘ley seca’ del sexo. No hay más que contemplar la escena nacional, tan cerca como estamos de que, a la próxima vuelta de tuerca del desvarío nacionalista, España se convierta en un remedo de Bélgica. Y en cuanto al vacío de poder, aquí también vivimos instalados desde hace tiempo en la sensación de una legislatura agotada, de un gobierno agotado. El gobierno de Griñán, por ejemplo. Sólo le faltaba que, después de haber llegado a la presidencia por un cambio de peones dentro del PSOE, se precipitaran sobre él las mayores subidas del paro y el mayor escándalo de corrupción, como es éste de las falsas prejubilaciones. No, definitivamente, para que se instale en la ciudadanía una sensación de desgobierno, de atmósfera viciada, no hace falta llegar al paroxismo belga. Muchas veces, basta con mirar alrededor y darse una vuelta por la crisis, por la corrupción.

Antes que Temmerman, un dibujante belga propuso que, igual que en Túnez se le había puesto un nombre a la revuelta, la ‘revolución de los jazmines’, en Bélgica se iniciara una “revolución de los mejillones”. A lo que se refería no era a la huelga de sexo de la senadora, sino a la importancia central de los platos de mejillones en la gastronomía belga. La riqueza del vocabulario español, la variedad de términos y metáforas que se expande por el mundo del sexo, les habría facilitado las cosas a los belgas y, al menos en la denominación de la huelga, ya podrían haberse puesto de acuerdo. La ‘revolución de los mejillones’. Y que cada cual lo interprete como quiera.

Etiquetas: ,