El Blog de Javier Caraballo

Javier Caraballo es periodista de EL MUNDO. Es redactor Jefe de Andalucía y autor, de lunes a viernes, de una columna de opinión, el Matacán, sobre la actualidad política y social. También participa en las tertulias nacionales de Onda Cero, "Herrera en la Onda" y "La Brújula".

03 enero 2011

Año Nuevo



Que los días se disuelvan en tu boca como perlas de chocolate. Que la rutina se quede siempre sentada en la puerta. Que el tiempo sea de chicle, que las horas de niebla pasen deprisa y sean eternos los fogonazos de azul. Que las hojas del calendario te sirvan para hacer aviones que surquen el universo de tu habitación, que los cumpleaños no cuenten las velas, que los bizcochos no se rellenen de lágrimas. Que la felicidad no sea un soplido. Que siempre te alimente una ilusión.

Que tu cabeza no se declare independiente, que no te atropelle la razón. Que edifiques una frontera permeable con tus verdades, que no te dejes llevar por la impresión. Que los demás te presten sus pensamientos, que los oídos se impongan a los ojos, que la boca se cierre un minuto, que los labios se puedan sellar. Que seas capaz de entender, que nunca impongas tu verdad, que jamás se te olvide escuchar. Que sepas tragar saliva, que sepas mirar atrás. Que tus intereses no te arrastren. Que las contradicciones no te aturrullen, que las dudas engrandezcan tu visión. Que no te acuestes sin saber.

Que el Gobierno no nos joda la vida, que la política se castre el ombligo y se corte la coleta de su ambición. Que salgamos del culo, que irrumpa el orgullo grande de ser andaluz. Que los mercados se acuerden del pan de cada día, que las economías no se metan en el congelador, que las cuentas del banco no se tiñan de rojo, que siempre nos quede un pico para un vaso de ron. Que los corruptos hibernen en las celdas, que los enchufados se desconecten de la pensión, que los maletines se pudran en las alcantarillas, que los billetes robados se pierdan en un ciclón. Que los principios vuelvan a estar al principio. Que la moral no sea la impuesta.

Que se acaben las fiestas, que pasen ya los Reyes Magos, que la cuesta de enero nos coja confesados. Que llegue pronto la primavera, que se pase este frío, esta depresión de calles vacías y tardes nubladas. Que barran pronto los confetis y desaparezcan las luces de neón. Que dejemos atrás la mala racha, que en la Bolsa los tipos vistan de frac, que se desboquen los indicadores con subidas, que las ganancias llenen el zurrón. Que todos los días suene la sirena de la fábrica. Que el barullo de los colegios se confunda en las aceras de la mañana con el olor del pan recién hecho, que encontremos en ese aire la sencilla normalidad.

Que no te traicionen tus deseos, que no te arrollen los imposibles. Que no te abandonen con excusas, que aprendas a vivir el desamor. Que tu cabeza no explote con una obsesión. Que las canciones no hablen nunca más de ti, que se raye el disco que tiene tu canción. Que el recuerdo sea dulce, que la memoria no se hiele en el rencor. Que no puedas vivir sin él, que no puedan vivir sin ti. Que nos recuerden Los Ronaldos que no hay manera. Que sepas decir ‘te quiero’ y, sólo porque es fácil, lo vuelvas a repetir. Que seas feliz con egoísmo, que seas feliz con humildad. Que sepas callarte, que sepas sufrir. Que nunca se te olvide brindar con su silla vacía. Que nunca encuentres el momento de decir adiós. Que Sabina siga cantando, que se eternice en un homenaje de pan, vino tinto y salchichón. «Que no te compren por menos de nada, que no te vendan amor sin espinas, que no te duerman con cuentos de hadas, que no te cierren el bar de la esquina».

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