El Blog de Javier Caraballo

Javier Caraballo es periodista de EL MUNDO. Es redactor Jefe de Andalucía y autor, de lunes a viernes, de una columna de opinión, el Matacán, sobre la actualidad política y social. También participa en las tertulias nacionales de Onda Cero, "Herrera en la Onda" y "La Brújula".

23 diciembre 2010

La traición



El primer paso del cambio político es la traición. Es este ambiente que rodea estos días a los dirigentes del PP de Andalucía y que ellos reciben entre asombrados y burlones. Es el empresario que antes se ocultaba en llamadas anónimas, el banquero que hacía malabarismos para no aparecer en una foto que pudiera comprometerle, los artistas que nunca tenían la agenda libre para un concierto, los periodistas de corte que propinaban grotescos cortes de manga a la oposición, los catedráticos que siempre rehusaban participar en cualquier jornada, los intelectuales que se alimentaban del silencio y la complacencia. Todos esos que ahora irrumpen en los actos del PP andaluz, en las sobremesas y en las presentaciones, en los corrillos del Parlamento y en las recepciones; todos esos que remueven las brasas para buscar las ascuas que más calientan, esos que son capaces de callar ante los atropellos y aplaudir las injusticias, han comenzado ya a bailarle el agua a los del PP. Es el distanciamiento de un poder decadente, es esa miseria babosa, es esa delación del régimen que los ha mantenido, es esa traición el primer síntoma inequívoco del cambio político.

Sólo cuando esa inercia comienza a producirse, sólo cuando se comienza a oír el chirrido estridente de las estructuras anquilosadas de un régimen, sólo cuando se tambalean los esquemas prefijados del comportamiento de unos y de otros en una situación política tan sectaria como ha sido la andaluza, podemos atestiguar que las encuestas son ciertas y que la proximidad de un cambio político profundo es una certeza que va más allá de la estadística. Y lo que comienza a fraguarse en Andalucía es que, al ritmo que se producen los acontecimientos la mayoría absoluta del PP en las próximas elecciones ha dejado de ser una entelequia, un deseo fantasioso, para convertirse en una hipótesis fundada. Aquello que parece imposible, que un gobierno de derechas alcance la mayoría absoluta en unas elecciones andaluzas, comienza a considerarse porque el deterioro social del PSOE no logra tocar fondo.

Pero es ahora, precisamente, en este tiempo de palmadas en la espalda, cuando se va a comenzar a apreciar también el calado de la propuesta de cambio que ofrece el Partido Popular. Es ahora, en este tiempo de lisonjas nuevas, cuando habrá que estar más pendiente que nunca de los principios y de las propuestas de ese partido político ascendente. Que el cambio político que se precisa aquí no es un mero cambio de gobierno, ni de partido político; el cambio tiene que ser de mentalidad, de hábitos, de prioridades políticas. Un cambio profundo que invierta la inercia de esta autonomía decadente que cierra la cola de casi todas las estadísticas con las que se mide el progreso de una sociedad. El cambio que se precisa aquí es incompatible con el chalaneo y, a la fuerza, conllevará el enfrentamiento crudo con aquellos que han vivido del régimen durante tres décadas y que aspirarán ahora a la renovación de sus privilegios.

«Y aquel príncipe que lo ha fundado todo en promesas, encontrándose falto de otro apoyo, fracasa; porque las amistades que se adquieren con el dinero y no con grandeza y nobleza de ánimo, se compran pero no se tienen, y en los momentos de necesidad no puedes contar con ellas». Son estos días de mudanza, días desnudos, una buena ocasión para releer a Maquiavelo. Que la traición y la lisonja son las golosinas preferidas de incautos y arrogantes.

Etiquetas: ,