El Blog de Javier Caraballo

Javier Caraballo es periodista de EL MUNDO. Es redactor Jefe de Andalucía y autor, de lunes a viernes, de una columna de opinión, el Matacán, sobre la actualidad política y social. También participa en las tertulias nacionales de Onda Cero, "Herrera en la Onda" y "La Brújula".

19 febrero 2010

Somos Aldehuela



Aldehuela de Periáñez es un pueblecito de Soria que hace un año se convirtió en la mejor caricatura del Plan E del Gobierno. Como todos los pueblos de España, también Aldehuela de Periáñez, con 47 habitantes, se acogió a las obras del Plan E para combatir la crisis, y solicitó un proyecto para instalar un cubre-contenedor de basuras. En total, la inversión era de 1.392 euros. El Gobierno accedió al proyecto y, como en todas las obras del Plan E, aprobó la inversión y colocó en el pueblo una enorme valla publicitaria que anunciaba la inversión con rebuscada literatura política para recordar a los vecinos quién la financiaba. Aldehuela hubiera seguido en su anonimato soriano si alguien no llega a caer en la cuenta de que, en realidad, la enorme valla de doce metros cuadrados costaba más que la obra: 1.392 euros para la obra y más de 1.500 euros para el cartel que anunciaba la obra.

Cuando el presidente del Gobierno presentó en enero de 2009 el Plan E, anunció dos fondos especiales, uno para ayuntamientos y otro para ‘dinamización de la economía y el empleo’, que sumaban una inversión directa de once mil millones de euros. Pero si se le sumaba «la dotación recogida en los Presupuestos generales del Estado», la inversión alcanzaba los 33.000 millones de euros. Con ese dinero, el Gobierno prometía la creación de «300.000 empleos distribuidos por toda la geografía española».

Al margen de esos fondos, el Plan E, que era mucho más extenso, detallaba una larga ristra de medidas que nada tenían que ver directamente con la creación de empleo y que, además, ya existían desde antiguo, como las ayudas a las familias por nacimiento de hijos, las ayudas a las entidades bancarias y a empresas o la siempre recurrente «ambiciosa agenda de reformas para la modernización de la economía». Pero todo ese añadido no era más que relleno, engorde de páginas que ahora, en bloque, pasará a engrosar el programa de la ‘Economía Sostenible’. Es decir, que no pertenecían a la invasión de obras simultáneas que entendemos por Plan E: las obras que han convertido las aceras en un infierno y la circulación en una pesadilla; las zanjas keyneasianas repetidas, inútiles muchas de ellas, que han puesto a prueba la incomprensible paciencia del personal.

En fin. Que si la apuesta era crear trescientos mil puestos de trabajo y recuperar la economía española, lo que marca la estadística es que el Plan E ha fracasado. En enero de 2009, en España había 3.327.801 parados; en enero de 2010, hay 4.048.493 parados. En enero de 2009, en Andalucía había 744.956 parados; en la actualidad hay 851.493 parados.

Pero es que tampoco las enormes vallas del Plan E han logrado su objetivo porque la propaganda no ha conseguido que, un año después, el personal confíe más en el Gobierno: en todas las encuestas una abrumadora mayoría desconfía de la capacidad del Gobierno y de las medidas puestas en marcha contra la crisis. Y en el exterior, el Plan E pasa inadvertido cuando especialistas de todo el mundo analizan la economía española y, alertados por el tancredismo del Gobierno, urgen a plantear reformas profundas.

Lo más llamativo, en cualquier caso, es que, un año después, con los 33.000 millones del Plan E liquidados, el nuevo objetivo del Gobierno es recortar severamente el gasto público, para convencer a los mercados internacionales de que España no es un país al borde de la bancarrota. Si se suma sólo lo que se ha gastado en el Plan E y, por ejemplo, el sobregasto del último modelo de financiación de las autonomías, ya se alcanzaría la cifra de 50.000 millones de euros que se pretende ahorrar con el plan de ajuste, el Plan A, diríamos. Hemos pasado del Plan E al Plan A, del empleo durante unos meses al ajuste durante unos años. Lo que convendría que nos aclarase el Gobierno es, de la misma forma que cuantificaba los puestos de trabajo del Plan E, que diga ahora cuántos empleos se van a perder con los recortes de gasto público. Y con las cifras, hacemos un lema de la chapuza nacional: «Todos somos Aldehuela».

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