El Blog de Javier Caraballo

Javier Caraballo es periodista de EL MUNDO. Es redactor Jefe de Andalucía y autor, de lunes a viernes, de una columna de opinión, el Matacán, sobre la actualidad política y social. También participa en las tertulias nacionales de Onda Cero, "Herrera en la Onda" y "La Brújula".

09 octubre 2009

Sostenibles


La crisis económica también tiene efectos positivos: gracias a la tiesura, la izquierda europea ha logrado concretar en una sola pregunta las dudas sobre su propia identidad. Llevaban años dándole vueltas a la misma cuestión, pero ha sido la crisis la que les ha facilitado la pregunta nuclear del debate: ¿qué respuesta diferenciada puede ofrecer la izquierda a los ciudadanos ante la crisis económica? Piensan que al contestar esa pregunta, comenzará a resolverse el debate y la izquierda volverá a encontrar su lugar en el mundo.

Los socialistas españoles, y desde hace décadas los socialistas andaluces, han optado por resolver el problema con una solución semántica: El lenguaje es el camino más corto para marcar diferencias con la derecha. En la medida en que la política son imágenes, es posible crear sólo con las palabras un estado de ánimo que supere la realidad. Y más allá aún, es posible crear sólo con las palabras un estado de opinión, de forma que, muchas veces, el debate político acaba dándole vueltas a conceptos vacíos pero que, en teoría, diferencian a la izquierda de la derecha.

«La segunda modernización» o la «Andalucía imparable» son eslóganes muy representativos de esa estrategia; problemas enquistados en la sociedad andaluza que, en las últimas tres décadas, un mismo partido ha conseguido sortear desde el gobierno con esas soluciones semánticas. De esa misma fábrica de lemas, surge ahora la «economía sostenible» para resolver la duda de los socialistas europeos: la respuesta diferenciada de la izquierda ante la crisis económica es la ‘economía sostenible’. A partir de ahí, el resto del discurso se construye solo, con el clásico esquema de alertas y miedos, la economía sostenible frente al capitalismo salvaje; la economía sostenible frente al neoliberalismo; la ‘economía sostenible’, solidaria, limpia y sana, frente a la voracidad de la derecha manchada de cemento, ladrillo y petróleo. ¿Y ahora en Santana?¿Aunque la cierren? Pues sí, cierre sostenible, que quiere decir trabajadores en paro pero con promesas reiteradas de recolocación y complementos mensuales, por cursos y bagatelas, para sumarle unos cientos de euros al subsidio de desempleo.
Claro que, en este debate, siempre surge al instante una duda elemental: ¿Y si es tan fácil la respuesta a la crisis de la izquierda, por qué la izquierda europea no adopta la misma estrategia semántica? La respuesta está en la sociedad, en la mayor receptividad de la sociedad española y, sobre todo, andaluza a ese lenguaje. Por eso, este fin de semana, cuando el PSOE ha reunido en Sevilla a sus cargos públicos, el mensaje que les ha dirigido Chaves es que tienen que esforzarse «en cambiar el estado de ánimo de la sociedad». Bien sabe Chaves que lo esencial es eso, que no importa tanto que haya un veinte o un treinta por ciento de paro. Lo curioso es que, mientras el presidente del PSOE lanzaba estas consignas, en Madrid, el mismo sábado, el ex jefe de gabinete de Clinton y colaborador también de Obama, John Podesta, decía en la Fundación Ideas del PSOE, que la clave está en que la izquierda se adapte a los cambios y ofrezca «una solución progresista» a la crisis. «Tienes que tener un argumento, pero lo que de verdad necesitas son resultados», dice el intelectual estadounidense, ajeno a la realidad española; a la solución semántica que antepone el argumento a los resultados.

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