Secuencia
En realidad, la crónica podría haberse detenido en la cuarta o en la quinta línea. Justo después de la secuencia de los acontecimientos, narrada allí de forma telegráfica, como anotaciones en un diario. «Sábado, 19. Una patera naufraga junto al islote de Perejil con sesenta personas a bordo. Sólo once sobreviven. Domingo, 20. Los supervivientes son dados de alta del hospital de Marruecos en el que fueron ingresados. Lunes, 21. La policía de Marruecos traslada a los supervivientes a la frontera con Argelia y los abandona allí». Tendría que haberse detenido ahí la crónica porque, en realidad, no hay más; porque no hacen falta más palabras para narrar este absurdo cruel, esta inhumanidad, esta salvajada con la que convivimos. No hacen falta más palabras porque todas aquellas que vinieran a continuación tendrían que hablar de sufrimiento, de sentimiento, de llanto, de desesperación, de amargura y todo eso, ya sé, son conceptos que, generalmente, no van asociados a las crónicas del naufragio de una patera.
No, las crónicas del naufragio de una patera nunca desciende al drama, quizá porque la impotencia se vuelve silencio, es verdad, pero deténgase sólo un instante para pensar que entre esos once supervivientes quizá haya alguna madre que vio morir a su bebé, un joven que vio ahogarse a sus hermanos, un adolescente que contempló cómo las olas se tragaba a los amigos con los que, hace meses, o años, emprendió un viaje desde el centro de África hasta el primer mundo. En Europa, o en cualquier país desarrollado, los supervivientes de un naufragio serían tratados como héroes inesperados, y una larga estela de entrevistas les acompañaría por la calle, una ráfaga de flashes de fotógrafos bajaría con ellos el ascensor del hotel y una muchedumbre curiosa los rodearía de expectación en la cafetería. Los otros, los supervivientes subsaharianos, de los que no conoceremos jamás sus nombres ni sus caras, están de nuevo en una franja de tierra, frontera entre dos países, tierra de nadie.
Y no culpo a Marruecos del abandono. Marruecos, con su falsa democracia, impostada por una realeza medieval, también es, de alguna forma, una tierra de nadie en la inmigración, tierra pobre de paso para los inmigrantes subsaharianos. Si Europa, que es el destino de la inmigración ilegal, no invierte sus fondos millonarios ni siquiera en centros de acogida, qué se puede esperar de Marruecos sino que devuelva a los inmigrantes al desierto del que provienen. Si en Europa se considera que la inmigración ilegal subsahariana no es su problema, por qué vamos a exigirle a Marruecos que atienda a los inmigrantes cuando, en realidad, sólo es tierra de paso. Si en Europa, como en España, las leyes de inmigración se modifican para endurecerlas, si hasta la dócil Fiscalía del Estado alerta de las condiciones míseras de los centros de internamiento de Málaga o Algeciras, qué se le va a exigir a Marruecos. Qué se le va a reprochar a Marruecos, por su hipocresía, por su inhumanidad, si el Gobierno español y la Junta andaluza acogía hace unos años estos naufragios como munición contra el PP y a los gobernantes de entonces los hacía «políticamente responsables» de las muertes. Y ahora…
No, no hacen falta más palabras. Basta contemplar esa secuencia de la crónica, las anotaciones en el diario. Por desgracia, no hay más.
Foto: Francisco Ledesma
Etiquetas: Inmigración, Marruecos, Sociedad
2 Comments:
Estremecedores comentarios, que dejan la piel helada, la piel de gallina. Tienes toda la razón: ¡que diferente hubiera sido el tratamiento a unos náufragos de un crucero que el que se hace a los náufragos de una patera!.
Me han impresionado tanto tus comentarios que he recogido tu crónica y la he colgado en mi Blog (diarioinmigracion.blogspot.com) que también habla y se refiere a la inmigración. Espero que no te molestes. Chity
Hola estimado blogger
Estuve visitando tu Blog y está excelente, permíteme felicitarte.
Sería un gusto contar con tu blog en mi directorio y estoy segura que para mis visitas será de mucho interés.
Si deseas no dudes en escribirme a jackiexanky@hotmail.com
Exitos con tu blog.
Un beso
Jackie
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