La paradoja
Paradoja, contradicción o absurdo democrático. Veamos. Sostienen los dirigentes socialistas europeos que el fracaso de la izquierda en toda Europa se debe a que los ciudadanos, ante la crisis, no confían en los dirigentes socialistas, que prefieren al centro derecha. Lo dice, por ejemplo, un socialista español, comisario europeo, Joaquín Almunia: «Quizá lo que le falta a la izquierda europea es un proyecto más claro, más definido para una salida que combine la eficacia económica con los valores que defienden el proyecto socialdemócrata y de una Europa social y progresista». Sin embargo, España, que es donde más crece el desempleo de la Unión Europea, es el único país del entorno en el que los socialistas salvan los muebles… Y en Andalucía, que va a llegar al 30 por ciento de paro este año, el PSOE salva los muebles, las casas y los coches oficiales.
Cae Sócrates en Portugal, se desploma Gordon Brown en el Reino Unido, se hace añicos la derecha francesa, no levanta cabeza la izquierda alemana y en Italia, ni Berlusconi en pelotas es capaz de resucitar a la izquierda. En España no; aquí, «en circunstancias difíciles, los socialistas han demostrado que tienen un apoyo altísimo de la ciudadanía», dijo ayer Leire Pajín, la de las confluencias planetarias. «Triunfo rotundo del PSOE en Andalucía que refrenda las políticas anticrisis llevadas a cabo por el Gobierno de la Junta de Andalucía», añadió su par aquí abajo. Y mientras, el presidente del grupo socialista en el Parlamento Europeo, Martin Schulz, hecho añicos: «Es ciertamente una noche triste y amarga para la socialdemocracia».
Lo cual que volvemos a lo anterior, a la paradoja; si en Alemania, con un 8,2 de paro, las recetas políticas de la socialdemocracia no convencen a la ciudadanía, ¿cómo es posible que en una región que triplica esa cifra de desempleo los ciudadanos sostengan en las urnas que ‘las políticas de la Junta’ son las mejores posibles? Por muchas vueltas que se le de al molino del sistema clientelar del PSOE en Andalucía, que existe y es determinante en las elecciones, las razones que explican la diferencia no son, sin embargo, tan elementales. El análisis a estas alturas de la hegemonía socialista debería dar para un ensayo de ciencia política, porque seguro que nos encontramos entre las explicaciones, además de las propias del régimen, muchas de carácter sociológico (la reminiscencia de la derecha del franquismo) y sociales (una sociedad poco desarrollada económicamente), pero también razones políticas (el persistente fracaso del PP para presentarse como alternativa eficaz, sobre todo en algunas provincias).
La propia evidencia de que el PP se haya vuelto incontestable en muchas zonas de Andalucía, donde triunfa elecciones tras elecciones, demuestra que todo lo anterior puede desmontarse; que el régimen puede desmontarse. El electorado, en fin, se mueve más de lo que se plasma en los grandes titulares, bien porque aparecen fuerzas nuevas como Unión Progreso yDemocracia, bien porque desaparecen otras, como el triste final del PA; bien porque inexorablemente la hegemonía se agota, se consume. A ver si el problema, en fin, va a ser cuando la oposición es la que no se mueve lo suficiente. Porque entonces, el resultado será siempre la paradoja.
Etiquetas: Elecciones, España, Europa, Política
1 Comments:
Interesante reflexión. Saludos radiofónicos ;)
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